Se acerca el día.
Se respira un ambiente de cambio. Millones han decidido votar por AMLO.
El triunfo palpita entre “los de abajo”, los pobres, e incluso ya se
festeja anticipadamente. Mientras tanto, “los de arriba”, los ricos,
dicen que esto “ya valió madres” (para ellos) y sin dejar de
pensar en un mega fraude electoral, amargamente también se van resignado
a perder la silla presidencial, más nunca, léase bien, nunca, a ceder
para el pueblo la riqueza que en los últimos 35 años le han arrebatado.
La silla es una cosa, el poder es otra. Puede cambiar la persona que
ocupe la silla, pero el poder continúa en las mismas manos.
No basta con votar
Ninguno de sus megaproyectos de muerte quiere esa oligarquía que sean
tocados. Nada de cambios en la conducción de la política económica y
social de corte neoliberal que les han impuesto a millones de mexicanos.
Nada de los ingresos públicos quieren que se etiquete con destino al
pueblo.
Dicen que invertir en la educación, salud, vivienda, alimentación, para el pueblo, es “populismo”.
Así son ellos, cuando el dinero del pueblo no es para rescates de
ingenios azucareros, bancos o carreteros, es “populismo”. Pero cuando es
para ellos, se trata de un “gobierno responsable, con finanzas sanas”.
Es la oligarquía mexicana. Los hombres de poderosos negocios. Los que
se sienten dueños de México y de millones de vidas. Los que quieren
seguir con un presidente a su modo y a su medida.
Ya se
reunieron a puerta cerrada con AMLO. Con el despotismo que les
caracteriza, seguramente le hablaron de “las reglas del juego” para
acotar su gobierno. Qué puede y qué no puede hacer. Hasta dónde están
dispuestos a dejarlo llegar.
Ellos son poderosos, tienen miles
de millones pesos, controlan Partidos Políticos, la banca, tienen
férreas alianzas con grupos de narcotraficantes y delincuencia
organizada, controlan los medios de circulación, producción y de
comunicación. Durante todo el periodo neoliberal han consolidado un
enorme poder. Con eso y más, ejercen su fuerza, su voz de mando, y no
dudarán en emplear toda su maquinaria para dinamitar cualquier cambio
que les incomode y/o afecte a sus ganancias. Con eso y más, a puerta
cerrada, “limaron asperezas” con AMLO, lo que significa que le hicieron “manita de puerco”, por ejemplo, en el asunto del Nuevo Aeropuerto.
Ellos siguen aferrados a que se haga en Texcoco y lo están imponiendo.
¿Los dejaremos que sigan mandando a pesar de que pierdan la
presidencia? Y si logran su propósito, ¿ya se detendrán? ¡Para nada!
Estableciendo ese precedente, seguramente querrán evitar que se cancele
la mal llamada Reforma Educativa; y después, que no aumenten los
salarios mínimos, fuente de sus infinitas riquezas; y luego, que no se
consulte al pueblo sobre la reforma energética; posteriormente, que no
lleguen los hijos del pueblo a las universidades, etc.
Es decir, “apechugando”
el cambio en la silla presidencial, no dejarán de emplear cuanto tengan
a la mano para seguir imponiendo sus intereses por encima de todos.
Obviamente, ellos no se limitan a votar, actúan para imponer su
voluntad.
En lo del aeropuerto se define más que lo del aeropuerto. Por eso es muy importante esta prueba de fuego.
¿Ganará la chequera de Slim o el machete de Atenco?
¿Será un presidente para “los de arriba” o será un presidente para “los de abajo”?
No basta con votar
Las soluciones favorables al pueblo, no se resolverán el 1 de julio, ni
saldrán de una caja, ni dependen de un sólo individuo. El poder
económico y político del enemigo, acrecentado en los años de
neoliberalismo, estará presente y lo hará valer con fuerza durante los
próximos 6 años. Insistimos: ellos no se limitarán a votar y ya.
Incluso, antes del voto, como lo vemos, ya empezaron haciendo “manita de
puerco” con lo del aeropuerto.
¿Dónde está el poder del pueblo?
¿Acaso con un día de votación es suficiente para desmontar el poder
económico, político, de producción, circulación y comunicación acumulado
durante años de neoliberalismo y reorientarlo para provecho del pueblo?
¡Por supuesto que no! ¡Roma no se hizo en un día!
Y, sin
embargo, justamente del 1 de julio, y con el triunfo de AMLO, saldrá la
oportunidad que se estaba esperando, la ocasión de modificar, a nivel
nacional, el estado de ánimo del pueblo, de cambiar la relación de
fuerzas, de respirar el oxigeno del “sí se puede”, de construir un poder
popular que impida el freno a los cambios e incluso los profundice. Con
AMLO se abre una gran coyuntura favorable para el pueblo. ¡Hay que
sacarle provecho!
Y bien, ya se dio una reunión con los de
“arriba” en secreto. ¿Aceptaría también reunirse con los de Atenco a
puerta cerrada o a cielo abierto y escuchar su voz, la voz del campesino
amante de la vida, la naturaleza y la tierra, como lo hizo con los
amantes del oro y la chequera, y también “limar asperezas” con ellos?
¡Exijámoslo!
No basta con votar.
¿O qué? ¿Qué sólo cuente la presión de los de “arriba”? ¡Claro que no!
¡Qué también se exprese el poder del pueblo contra ese aeropuerto de
muerte y de frente a esa oligarquía, de extrema minoría social, pero de
máxima rapacidad!
Las tierras de Atenco, no tienen precio. No están en venta. No se puede “limar asperezas” regateando montos ni de otra manera. La tierra es de ellos y eso no se “lima”, se respeta o no se respeta.
Además, son muchas las voces que, desde la historia, antropología,
biología, ingeniería, arquitectura e incluso las finanzas, han
demostrado la improcedencia del Aeropuerto en Texcoco. Conferencias,
mesas redondas, ponencias, encuentros de investigadores y científicos,
¡Hasta hubo un AMLO-COMIC ampliamente difundido contra esa fraudulenta
obra!
¿Qué situación material y científica ha cambiado para que
ahora sí proceda el aeropuerto en Texcoco? ¡NINGUNA! Lo que ha cambiado
es que esa oligarquía está ejerciendo su poder de mando.
¡Qué también se exprese el poder del conocimiento!
El aeropuerto en Texcoco debe cancelarse. no procede. Será un desastre
ambiental, financiero, histórico y, sobre todo, será levantado sobre las
tierras de los hijos de Zapata que, como dignos herederos de esa
extirpe, se niegan a abandonarlas.
Esta será una de las primeras batallas que habrán de definir los alcances de AMLO.
¿Cómo se habrá de conducir AMLO en este punto, prueba de fuego? ¿A favor del machete y de la ciencia, o a favor de la chequera?
En esa definición, el pueblo cuenta. No basta con votar. ¡Ahora es cuándo hay que luchar!
¡Adelante pueblo, adelante!
Llevemos por todo México y más allá, la exigencia de la cancelación del
aeropuerto en Texcoco. Todas las voces dignas, todas las plumas
críticas, todas las teclas progresistas, todos los obreros del campo y
la ciudad, todos los estudiantes y profesionistas, todos los dignos y
heroicos maestros, todos los defensores de los derechos de la
naturaleza, todos los artistas populares, todos los científicos con
compromiso social, todo el pueblo a cerrar filas en contra de los
poderosos millonarios hombres de negocios.
Todos a articular una sola fuerza para enfrentar al Cartel del Dinero.
No al aeropuerto en Texcoco.
SI HABRÁ DE DARSE UN CAMBIO EN LA PRESIDENCIA, QUE EL PRIMER PASO
EMPIECE A FAVOR DEL PUEBLO, Y CON EL PIE IZQUIERDO, PUES DEJARÁ MUY
CLARO UN PRECEDENTE:
NO MÁS DESPOJOS. NO MÁS INJUSTICIAS. ESTE
PUEBLO SE DISPONE A LUCHAR POR 6 AÑOS Y MÁS, CON TAL DE NO PERMITIR QUE
SIGAN HACIENDO SU VOLUNTAD LOS QUE POR AÑOS NOS HAN CONDENADO A LA
MISERIA.
CANCELANDO EL AEROPUERTO EN TEXCOCO SE AVANZARÁ A PASO FIRME CON LOS DEMÁS CAMBIOS QUE SE NECESITAN.
El voto es la coyuntura, construir el poder popular, nuestra tarea.
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