Alejandra Burgos: “hemos logrado la libertad de 28 mujeres”
Alejandra
Burgos es defensora de Derechos Humanos en El Salvador. Es integrante
de la “Agrupación Ciudadana Por la Despenalización del Aborto
terapéutico, ético y eugenésico”, y trabaja en la “Colectiva Feminista
para el Desarrollo Local”, también coordina la “Red Salvadoreña de
Mujeres Defensoras”.
Durante la “Misión de Solidaridad Feminista El Abrazo”, a Honduras,
donde se reunieron defensoras de 13 países latinoamericanos y europeos,
Cimacnoticias se entrevistó con ella a propósito de la lucha que desde
los movimientos de mujeres, han emprendido por las que se encuentran
privadas de su libertad por aborto, así como por la discusión que hay en
torno a la despenalización del mismo en ese país centroamericano.
Cabe recordar que El Salvador es uno de los países con las
legislaciones más restrictivas del mundo en materia de aborto. La
Constitución salvadoreña establece la prohibición absoluta del aborto
sin excepciones. El aborto se permitió hasta 1998 por 3 causales: por
violación o estupro, riesgo para la vida y por malformación grave del
feto.
El caso de Imelda Cortez,
una joven que durante años vivió violencia sexual y que fue encarcelada
por tentativa de homicidio después de dar a luz a una niña, producto de
la violación reiterada de su padrastro de 70 años de edad, dio un
vuelco al movimiento de mujeres respecto al tema.
- Sonia Gerth (SG): ¿En qué estado de ánimo están después de la liberación de Imelda?
- Alejandra Burgos (AB): Estamos muy contentas, en primer lugar
porque Imelda ha recuperado su libertad y va a tener la posibilidad de
continuar con su proyecto de vida, recuperar los 20 meses que estuvo
privada de libertad, pero además, intentar recuperarse de una situación
de violación sistemática de la que fue víctima y ahora es sobreviviente.
En el caso de Imelda, lo que vemos es el reflejo también de años de
lucha. Precisamente por toda la indignación social que generó su
historia, por toda la movilización autogestionada y autoconvocada que
hubo para acompañar a Imelda, no la habíamos visto en otros casos y eso
nos llena de profunda alegría y esperanza. Creemos que la libertad de
Imelda del pasado 17 de diciembre 2018, marca un antes y un después en
la historia de la lucha para la libertad de las mujeres, y sobre todo
porque este caso de Imelda da cuenta de cuál es la realidad que tienen
que enfrentar las mujeres y las niñas en El Salvador, debido a la
absoluta penalización del aborto.
Imelda, fue víctima de violencia sexual continuada por parte de su
padrastro, pero que no solamente vivió esta situación de violencia sino
que se le impuso a concluir un embarazo por el cual tuvo una
complicación obstétrica, y lejos de ser tratada como sobreviviente de
violencia sexual, en primer lugar se le trata como victimaria.
Lo que vemos es cómo el sistema de justicia, una vez más se generó
como un sistema que oprime a las mujeres y que trata con bastante
inocencia a los agresores porque el padrastro de Imelda estuvo casi un
año en libertad, a pesar de que Imelda cinco días después de haber
tenido la emergencia obstétrica, lo denunció. Su preocupación para
denunciarlo en parte era su historia, pero también de que la bébé, su
hija, estuviera en la misma casa que el agresor. El día 16 de enero
pasado tuvo lugar por fin la primera audiencia de Pablo Henríquez, el
agresor de Imelda, un hombre de setenta y tantos años, y el juez declaró
que pase a la siguiente etapa, que es la etapa de sentencia; entonces
va a enfrentar un juicio. La fiscalía lamentablemente al inicio no hizo
un buen papel, jugó un papel criminalizador con Imelda, pero estaba
jugando un papel bastante frágil en cuanto al agresor Pablo Henríquez; y
en ese sentido ha emendado su rol, pero también ha sido resultado de la
presión que hemos hecho desde las organizaciones defensoras de Derechos
Humanos y las organizaciones feministas.
- SG: Me podrías detallar este “antes y después”, en cuanto a por
ejemplo, el sistema de justicia, políticas, políticos, y la opinión
pública
- AB: La historia de la absoluta penalización del aborto en El
Salvador, hay que marcarlo en el hecho de que del año 1974 al 1997, El
Salvador tuvo una de las legislaciones más progresistas en América
Latina en cuanto al aborto, porque se consideraba eximente de
responsabilidad penal cuando el aborto se diera, por ejemplo, como
resultado de una violación, o cuando el embrazo tuviera complicaciones,
ya sea contra la vida de la mujer gestante, o por malformación congénita
e incompatible con la vida extrauterina. Eso fue hasta el año 1997.
Luego, más o menos a mediados de los 90 en El Salvador empezó una
reforma al Código Penal que se creía, iba a convertirse en un Código más
garantista. Lejos de eso se convirtió en un Código mucho más
conservador en cuanto a aborto se refiere, porque en ese marco, veníamos
saliendo de la guerra civil de 12 años y seguía teniendo mucho poder la
derecha consagrada en la Asamblea Legislativa, y había mucha presión
tanto de la Iglesia católica como de varios sectores conservadores.
Entonces, bajo esa presión se aprueba una reforma del artículo 133 del
Código Penal, en la cual se eliminan los eximentes de responsabilidad, y
se dice que se prohibirá y se condenará a cárcel a cualquier persona
que facilite los medios, que se practique a sí misma o que genere la
información necesaria para que otras personas puedan interrumpir su
embarazo.
Entonces, ahí vemos de 2 a 8 años de lo que se estipula como pena por
aborto. Pero el año siguiente, no solamente reforman el Código Penal,
sino que en 1999 se reforma la Constitución, el artículo uno, y ahí se
dictamina que “la vida empieza desde el momento de la concepción”, con
lo cual se generó una persecución también a nivel mediático, discursivo,
al nivel de todas las narrativas de noticias que se iban produciendo,
lo cual generó una autocensura en el movimiento social, movimiento
feminista, y una sensación de persecución al personal médico. Se sentía
de manos atadas, con obligatoriedad de denunciar para no verse
procesados también, a causa de esta ley.
En ese marco, en el año 2006, se conoció el caso de una mujer, Karina
Climaco, quien recuperó su libertad en el año 2009, después de casi
tres años de lucha. Fue bien difícil. Al principio había muy pocas
compañeras, tres o cuatro las que empezaron esa lucha.
Alguna gente se unió, pero cuando empezaron a ver que la acusación no
era aborto de manera simple, sino que tenía la acusación de homicidio
agravado, debido al cambio de delito que pide Fiscalía por este cambio
de la Constitución, se empezaron a retirar. Pero luego se logró una
movilización social, y se logró una revisión de sentencia con peritajes
nuevos, con los cuales se demostró que Karina no había hecho ninguna
acción para quitarle la vida a su bebé, sino que éste murió en el
momento del parto o minutos antes de que le diera luz. Así es como
Karina recupera su libertad, y cuando lo hace, dice: ‘¡Yo no soy la
única!’ Entonces ahí es donde nace la “Agrupación Ciudadana”, en el año
2009, con el objetivo de luchar por la libertad de las mujeres que se
encontraban criminalizadas, debido a la absoluta penalización del aborto
y también con el objetivo de cambiar la ley, y cambiar el imaginario al
nivel social.
En esos 10 años de lucha, hemos logrado la libertad de 28 mujeres,
las estrategias han sido revisiones de sentencias, son los recursos
judiciales que más se han utilizado. Sólo en pocos casos, hemos llegado a
tiempo antes de que sean condenadas. Muchos casos los encontramos
cuando tienen una condena en firme. Entonces hay que luchar con amparos,
con indultos, algunos procesos de casación también, que buscan revertir
las penas y conseguir que las penas sean más proporcionales al delito
que se les está imputando.
- SG: En el caso de Teodora Vázquez fue conmutación ¿no?
- AB: En el caso de Teodora, ella recupera su libertad después de
haber luchado en un juicio de revisión en el cual no se dio su libertad,
pero a través de otra estrategia legal, vinculado al Ejecutivo, y
también a algunos beneficios penitenciarios a los que ella ya podía
tener acceso debido a que ya había cumplido casi 7 años de pena.
Teodora estaba condenada a 30 años, Teresa estuvo condenada a 40 años
y recuperó su libertad a través de un proceso de revisión de sentencia.
Teresa por ejemplo, es una mujer que ha recibido asilo político en
Suecia, la primera vez que se da por este tema, debido a que Suecia
consideró que mientras el aborto estaba penalizado en El Salvador, es un
riesgo para ella regresar. Entonces creo que a eso nos referimos cuando
decimos que el caso de Imelda marca un antes y un después, porque lo
que hemos tenido a lo largo de estos 10 años, son luchas específicas por
casos específicos y ha sido bien difícil, ha sido poca la gente que
estaba vinculada a estas defensas.
Algunas organizaciones internacionales, como el Centro por la
Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), como IM Defensoras, como
Amnistía, como el Centro de Derechos Reproductivos, como IPAS, han
acompañado en esta lucha. Y algunas organizaciones sociales de Derechos
Humanos y feministas de El Salvador.
Pero con el caso de Imelda, también se da en el marco que veníamos
desde 2016 luchando por que se cambiaran las leyes. 2 años de un amplio
debate social, político, en el marco de lograr una despenalización en
cuatro causales. El 11 de octubre de 2016, la diputada Lorena Peña del
FMLN (partido de izquierda) presentó una propuesta de ley para reformar
el Código Penal en el artículo 133, justamente para que se volviera a la
tipificación de delitos que teníamos antes de la reforma del año 1998.
Esto fue importante, porque se instaló en el imaginario social de El
Salvador cuáles eran las razones por las que se buscaba la
despenalización del aborto. Considero que también hay un cambio
generacional en El Salvador, que la gente tiene más acceso a la
información. Hay gente joven que está vinculada mucho más, se debate más
en las universidades, se han hecho muchas encuestas de opinión pública,
y también creemos que ha sido el trabajo de toda la movilización
social, incidencia política lo que ha generado que la gente de El
Salvador esté al tanto de la problemática. Y se da cuenta que ese tema
sólo afecta a mujeres en situación de pobreza. La marea verde, de
Argentina, que se convirtió en tsunami, ha tenido un impacto positivo,
ha interpelado a quienes defendemos Derechos Humanos, a las feministas,
para poder vincularnos más a buscar estrategias creativas para que las
legislaciones cambien.
- SG: ¿Cuáles son las cuatro causales? Y… al final, la ley no se dio, ¿verdad?
- AB: Las cuatro causales eran despenalizar el aborto cuando hubiera
algún tema de complicación en la salud de las mujeres, otro era en caso
de malformación congénita incompatible con la vida extrauterina, otro
era violación en mujeres adultas, y la otra era violación en niñas, es
decir, estupro o incesto.
Lo que encontrábamos en los diálogos con las legisladoras y
legisladores, es que sí entendían la causal salud y malformación en
algunos casos, y violación de niñas, pero había mucha resistencia para
el tema de violación en adultas. Hay un arraigo bastante fuerte en dudar
de los testimonios de las mujeres víctimas de violencia.
Vivimos en una sociedad todavía muy machista, que puede ser
progresista para algunas cosas, pero no para otras. Nos faltó voluntad
política de parte de algunos partidos que nos decían que teníamos sus
votos, pero que al final… no estuvieron a la hora de votar. ¡En dos
ocasiones! Porque además, en 2017 hubo un diputado que presentó una
propuesta de ley para que se penalizara el aborto con hasta 50 años de
cárcel y había una tercera propuesta, que era de otro diputado, que
buscaba que se despenalizara en dos causales: sólo en violación de niñas
y salud de mujeres adultas.
Pero pareciera que no hubo un respaldo partidario en bloque a esta
problemática. Creo que ahora mucha gente ha dicho que se alegra con la
libertad de Imelda, pero además de alegrarse hay que hacer algo, hay que
cambiar la ley. Ha habido ya varios llamados de atención a nivel
internacional, recomendación de la CDH, del Consejo de Derechos Humanos
de Naciones Unidas, el mismo Alto Comisionado en su visita anterior en
diciembre 2017 hizo un llamado para que eso se cambiara. Además, han
habido resoluciones de la Sala de lo Constitucional en dos ocasiones
pero todavía hace falta voluntad política para que esto cambie.
En el caso de Imelda hemos visto cómo la movilización ha sido un
respaldo político importante para su libertad. Creemos que esto es una
señal de esperanza, que la lucha por la libertad de las mujeres es una
demanda social, ciudadana, y lo que nos hace falta únicamente, es que
las políticas, los políticos, representantes y funcionarios del Estado,
estén a la altura de esas demandas ciudadanas.
- SG: Aparte de la audiencia que ahora están esperando para el padrastro de Imelda ¿cuáles son los próximos pasos?
- AB: Tenemos otro caso, muy similar de Imelda, una joven de nombre
Evelyn, ella fue condenada a 30 años de cárcel. La Cámara de lo Penal ya
ha dictaminado que es una pena desproporcional, que no se encuentran
los elementos suficientes de dolo para demostrar que ella tuvo intención
de hacerle daño a su bebé, que efectivamente lo que tuvo es una
complicación obstétrica también.
Es una joven de 20 años en este momento, y estamos a las puertas de
que se celebre un nuevo juicio en las próximas semanas. Entonces
esperaríamos que así como el juez que llevó el caso de Imelda, que había
estudiado el caso, que vio los elementos necesarios para que Imelda
recuperara su libertad, en este caso también, el juzgado estudie,
analice, y lo vea desde una perspectiva amplia, una perspectiva de
Derechos Humanos, con enfoque de género porque lo que ha sucedido en
muchos de estos casos, es que los jueces y las juezas emiten juicios
estereotipados, argumentando por ejemplo, instinto materno, o
argumentando que “toda mujer sabe” cuáles son los dolores de parto, o
argumentando que toda mujer debería de tener una conducta heroica y
martirial a la hora de tener un parto, y ofrecer su vida para salvar la
vida de su hija o hijo.
¿Qué fue lo que dijo el juez en el caso de Imelda? No se le puede
exigir a una persona que está inconsciente, perdiendo sangre, una
conducta heroica. Esperamos entonces que esta sentencia sea un ejemplo
para este nuevo proceso, y esperamos que Evelyn como Imelda recupere su
libertad y que pueda continuar con su proyecto de vida. Por supuesto,
vamos a seguir luchando para la libertad de las mujeres. En este
momento, hay más de 20 mujeres privadas de libertad todavía, siempre
acusadas de delitos vinculados al aborto, o complicaciones obstétricas. Y
vamos a seguir luchando para que la ley cambie, para que ninguna mujer
tenga que pasar por lo que Imelda, Evelyn, Teresa, Teodora, Mayra,
Cristina, Karina pasaron.
- SG: ¿Crees que pueda ser algo para la próxima legislatura?
- AB: Esta legislatura, 2018-2021, tiene responsabilidad. Y esperamos que no pase de esta legislatura un cambio en este sentido.
CIMACFoto: Sonia Gerth
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | Ciudad de México
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