AMLO en la tierra de El Chapo
Badiraguato, ¿punto de partida?
Asistencialismo contra narco
Otra renuncia en Conacyt
Hoy, por primera vez en los
tiempos violentos del crimen organizado, un Presidente de la República
pondrá pie en Badiraguato, el pequeño municipio de Sinaloa (apenas un
poco más de 6 mil habitantes en toda la demarcación, según el censo de
población de 2010) donde nacieron varios de los jefes del crimen
organizado en el país, particularmente Joaquín Guzmán Loera, quien
justamente ha recibido en Nueva York la confirmación por parte de un
jurado de que nunca más volverá a ver en persona su terruño, en
específico, ni su país de origen, en general.
La visita de Andrés Manuel López Obrador es trascendente (y delicada,
en cuanto a la violencia expresa y latente que se registra en aquellos
lares), por cuanto representa la mayor apuesta lanzada hasta la fecha
desde que inició el trasiego de estupefacientes (a petición y
contentillo de autoridades y comerciantes estadunidenses), por la
pacificación de esa zona y el estímulo a formas distintas de producción
agrícola y convivencia social.
Así como el ciudadano, dirigente partidista y varias veces candidato
presidencial ha recorrido por tierra las carreteras y puntos geográficos
más peligrosos, atenido a su convicción de que aún los más
malosossabrán respetar su bandera democrática y de cambio, ahora el Presidente de la República se arriesga a asistir a un escenario norteño y complicado sin que se adviertan los preparativos de cerco casi bélico que anteriores depositarios de la banda de tres colores solían montar para aparecerse en zonas urbanas como, por ejemplo, la mera capital del estado, Culiacán. Es de esperarse que, a pesar del talante de apertura que le satisface al presidente López Obrador, la prudencia de su equipo y de sus jefes militares impongan ciertas formas de control que protejan al tabasqueño, gozoso promotor de baños de pueblo en todoterreno.
Tocar la plaza de Badiraguato permitirá a López Obrador reforzar su
plan de sustitución de importaciones estupefacientes por proyectos de
desarrollo social. La clave para definir el éxito o el fracaso del
planteamiento asistencialista del obradorismo radicará en las
probabilidades que los destinatarios adjudiquen a un cambio real de vida
mediante las ayudas y proyectos que presentará el tabasqueño, o
prefieren seguir atados a la realidad económica y el dominio de la vida
social que sostienen los grupos criminales: recibir la ayuda del
gobierno federal, pero seguir practicando la siembra y comercio de
mariguana y amapola, por ser esta actividad la que más ganancias les
reditúe, podría ser la alternativa para amplios segmentos regionales que
seguirán teniendo la vista mercantil hacia el norte transfronterizo en
cuanto el consumo de drogas allá seguirá siendo un muy productivo
negocio.
De avanzar aceptablemente el envite andresino, la visita de hoy
podría ser recordada como el simbólico banderazo de salida de un proceso
largamente anunciado: el de no perseguir a las cabezas de los grupos
criminales y tender una bandera de paz, con ofrecimientos de diversas
ayudas económicas para el desarrollo social, a ellos y a las comunidades
donde largamente han reinado (en Badiraguato, como en otros lugares del
país, la figura de El Chapo es reverenciada por ciertos segmentos que se sentían protegidos por las políticas del jefe ahora condenado en Brooklyn).
Renunció el segundo de los subdirectores de Conacyt que habían sido
impugnados. David Alexir Ledesma dejó su cargo ante la fuerte
impugnación que generó el que no hubiera cursado ni la mitad de una
licenciatura y ya estuviera en un puesto de actividades científicas y,
con frecuencia, relacionadas con posgrados. El vocero de Palacio
Nacional, Jesús Ramírez Cuevas, dio, sin embargo, una explicación
peculiar del caso:
No tenía ningún puesto directivo realmente. Hacía labores de respaldo. No tenía nombramiento, estaba haciendo funciones de comunicación, como llevando las redes sociales. Presentó su renuncia por todo el cuestionamiento en la prensa y en las redes. Fue por voluntad propia. Ah.
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