Miguel Concha
Ante las actitudes y experiencias
de discriminación en México, develadas de manera integral, y
explicitadas en forma transversal por la pasada Encuesta Nacional sobre
Discriminación (Enadis 2017), me parece oportuno dar también aquí cuenta
de los distintos niveles y la trayectoria ascendente de las diferentes
causas, motivaciones y expresiones de la discriminación, detectadas,
analizadas e ilustradas por la Liga contra la Difamación ( Antidifamation League) con la figura de una pirámide denominada
La Pirámide del Odio: actitudes prejuiciadas, actos prejuiciados, discriminación, violencia motivada por prejuicios y genocidio.
Todo ello nos permitirá ampliar más el conocimiento de estas graves
falencias de nuestra convivencia, para poder atenderlas y resolverlas
mejor. Como explica el doctor Mauricio Meschoulam, investigador del
Centro para la Paz México, a quien hemos solicitado poder hacer uso de
su estudio, la pirámide manifiesta comportamientos humanos prejuiciosos o
sesgados que se van agravando y volviendo más complejos de abajo hacia
arriba, pues, por un lado, aunque los comportamientos de cada nivel
tienen un impacto negativo en los individuos o grupos que los llevan a
cabo, a medida que uno se mueve hacia arriba tienen consecuencias más
peligrosas que ponen en peligro la vida. Y, por otro lado, los niveles
superiores de la pirámide están apoyados en los niveles bajos, lo que
significa que si las personas o instituciones tratan a los
comportamientos en los niveles bajos como si fueran aceptables o
normales, el resultado es que los comportamientos en el siguiente nivel
se acepten más.
Como resultado, la pirámide del odio demuestra que el genocidio se
construye a partir de la aceptación de comportamientos que aparecen en
los niveles anteriores más bajos. Y así, la Liga contra la Difamación
pone en la parte de abajo de la pirámide actitudes prejuiciadas, como
pueden ser los estereotipos, los comentarios desconsiderados, el miedo a
las diferencias, el lenguaje no inclusivo, las pequeñas agresiones, el
justificar los prejuicios buscando personas que piensen igual, el
aceptar información negativa o errónea, o el descartar la información
positiva. Y de allí, digo yo, la responsabilidad de los medios que
difunden deliberadamente falsas noticias.
En el siguiente nivel superior se encuentran ya los actos
prejuiciados, como son la intimidación, la ridiculización, las burlas,
las calumnias, los motes, la exclusión social, la deshumanización y las
bromas prejuiciadas o denigrantes. Y más arriba nos hallamos a la
discriminación, que, como sabemos, puede ser económica, política,
educativa y laboral, así como tomar la forma de discriminación y
segregación por vivienda, y de desigualdad en la justicia criminal. Por
encima encontramos a la violencia motivada por prejuicios, la cual puede
expresarse en asesinatos, violaciones, asaltos, incendios provocados,
terrorismo, vandalismo, profanaciones y amenazas.
Por último, en el nivel más alto encontramos al genocidio, que la Liga contra la Difamación define como
el acto o intento de aniquilar deliberada y sistemáticamente a todo un pueblo. La Liga contra la Difamación es una organización fundada contra el antisemitismo y la intolerancia en 1913. Hoy continúa luchando contra todas las formas de extremismo y de odio, y proporciona distintos medios de educación en contra de los prejuicios y fanatismos. Su objetivo final es un mundo en el que ningún grupo o persona sufra sesgo, discriminación u odio.
Y por su parte el Centro de Investigación para la Paz México tiene
entre sus objetivos investigar de manera más sistemática y científica
las situaciones de violencia que padecemos, y ofrecer propuestas
concretas de política pública y/o recomendaciones para seguir
profundizando el debate sobre la violencia y la necesidad de pensar de
manera integral lo que significa la falta de paz y las posibilidades de
construirla.
Por su parte la pasada Enadis 2017, presentada apenas en 2018,
proporciona con su propia metodología información significativa para
conocer la prevalencia de la discriminación en México y sus permanentes
y/o eventuales apariciones. Gracias a ella hoy sabemos que el tono de
piel, la manera de hablar, el peso, la estatura, la forma de vestir o el
arreglo personal, así como la clase social, las creencias religiosas,
el sexo, la edad y la orientación sexual, son condiciones, situaciones o
motivos que disparan la discriminación. Gracias a ella hoy también
sabemos que 20.2 por ciento de la población de 18 años y más declaró
haber sido discriminada en 2017 por alguna de esas características y/o
circunstancias personales, y que 23.3 por ciento de esa misma población
consideró que en los pasados cinco años se le negó injustificadamente
algún derecho.
Mientras la Enadis 2017 permite detectar que hay personas o grupos
que padecen en sí mismas distintas formas de la discriminación, la
pirámide del odio permite prevenir su radicalización y educar contra
ella con mayor éxito.
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