Detrás del miedo que algunos andan repartiendo por la fusión de las
empresas globales Disney y Fox está la realidad: la amenaza que pesa
sobre el monopolio de la transmisión de los eventos deportivos que
actualmente existe en México.
El diputado del Partido del Trabajo Gerardo Fernández Noroña subió a
tribuna el pasado miércoles 6 de febrero para alertar sobre el tema con
argumentos que no fueron del todo honestos:
“Estamos ante un escándalo mayor: si se permite este (nuevo)
monopolio (privado) Disney podría obtener hasta 40% del mercado … y los
partidos de la Liga Mexicana de Futbol se transmitirían en televisión
restringida … (entonces) la gente tendría que pagar por verlos.”
Una de dos: o Gerardo Fernández Noroña trabaja conscientemente para
Televisa, o bien es un incauto que le está haciendo el trabajo sucio a
alguien más.
Desde que el futbol se volvió uno de los dos mejores negocios para la
televisión mexicana –el otro es la religión–, Grupo Televisa ostenta el
control de los contenidos deportivos que se transmiten por la pantalla
chica: aproximadamente seis de cada 10 partidos de la Liga Mexicana son
su negocio principal.
Por ejemplo, la publicación ViceSport reporta que, durante 2016, de
los 274 partidos de la temporada de la Liga, 156 (56.9%) fueron
transmitidos por los canales abiertos de Televisa, o bien por sus
plataformas TDN y SKY. A este despliegue dominante de mercado debe
sumarse la compra de derechos relacionados con los torneos más
relevantes del planeta.
En contraste, de acuerdo con la misma fuente, ESPN cubrió ese mismo
año 8.7%, y Fox Sports 6.2%, de los contenidos deportivos para el
mercado mexicano. Estos datos querrían decir que, una vez consumada la
eventual fusión entre Disney (dueña de ESPN) y Fox (propietaria de Fox
Sports), el competidor de Televisa no lograría arrebatarle arriba de 15%
del pastel.
Desde esta perspectiva no es cierto, como alertó Fernández Noroña,
que los partidos de la Liga Mexicana de Futbol vayan a caer en las
garras del nuevo monopolio global encabezado por Disney, ni que se
transmitirían solamente por televisión restringida o que los
consumidores se verán, en automático, forzados a pagar por este
servicio.
Se trata de una serie de conclusiones apresuradas cuyo propósito
evidente es asustar con el petate de un muerto que todavía goza de cabal
salud: Grupo Televisa.
El diputado fue más lejos al proponer a la Junta de Coordinación
Política (Jucopo) un punto de acuerdo en el que se exhorta al Instituto
Federal de Telecomunicaciones (IFT) a que evite “la concentración de
mercado de producción y distribución de contenidos audiovisuales” en
favor de Disney. En el mismo punto de acuerdo, la Jucopo citó al
presidente del IFT, Gabriel Oswaldo Contreras, para que acuda a San
Lázaro con el propósito de informar sobre la fusión.
La materia de este punto de acuerdo, por entero, es inconstitucional:
primero, porque la Cámara de Diputados invade las facultades del IFT,
un órgano autónomo según la Carta Magna, al querer orientar sus
deliberaciones sobre una fusión que en este momento está siendo apenas
analizada; segundo, porque los diputados animan al IFT para favorecer al
monopolio existente (Televisa) y con ello deciden afectar a un futuro
competidor, cuyo peso real en el mercado de distribución de contenidos
deportivos no rebasa el 15%.
Y tercero, más importante, porque los legisladores tendieron una
trampa al presidente del IFT, ya que de aceptar la invitación incurriría
en un acto de responsabilidad administrativa.
De acuerdo con los artículos 124 y 125 de la Ley de
Telecomunicaciones, los comisionados deben abstenerse de cualquier
pronunciamiento público o de revelar información relacionada con los
expedientes o procedimientos que causen daño o perjuicio a los
involucrados hasta que no se haya notificado al Agente Económico
investigado la resolución definitiva.
En otras palabras, si Gabriel Oswaldo Contreras acude a la reunión
con los diputados para informar cualquier tema relativo a la fusión
Disney-Fox incurriría en una falta que podría inhabilitarlo para
continuar ocupando su cargo.
Fernández Noroña propuso un acto ilegal que sus colegas de la Jucopo
avalaron y, para esconder la mano, produjo una cortina de humo con el
argumento falso de que, debido a la fusión entre las empresas Disney y
Fox, los mexicanos tendremos que pagar para ver los juegos de la Liga
Mexicana; y todo lo anterior para proteger los intereses empresariales
de Grupo Televisa.
En una cosa Fernández Noroña tiene razón: la fusión Disney-Fox en
Estados Unidos, China y otros países dejó fuera los contenidos
deportivos. En la nación vecina, por ejemplo, la autoridad obligó a
Disney a deshacerse de las cadenas locales dedicadas al deporte.
Cabe prever que algo similar suceda en México, si así lo determina el
IFT, pero mientras la deliberación toma su cauce, lo correcto sería
dejar que los comisionados hagan su trabajo sin presiones de los
competidores interesados, o de sus amigos en el Congreso.
Este análisis se publicó el 10 de febrero de 2019 en la edición 2206 de la revista Proceso.
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