Bartlett tiene la oportunidad de emprender una acción que sea más que
ideológica: la revisión del primer proyecto de generación de
electricidad de la reforma energética.
Se trata de un conflicto que tiene la empresa mexicana Codisa Corp
Energy con las empresas europeas Enel Green Power México y Prodiel
México por las alegadas prácticas ilegales de las transnacionales para
incrementar sus ganancias.
La controversia tiene que ver con la construcción del parque solar
más grande en el continente americano, y el segundo más grande del
mundo, en el municipio de Viesca, en Coahuila. Fue el primer proyecto en
operación de la primera subasta eléctrica tras la reforma energética
del gobierno de Enrique Peña.
La italiana Enel Green Power México ganó en 2016 una subasta lanzada
por la CFE para la instalación de 2.3 millones de paneles solares con el
propósito de generar 1.7 gigawatts al año. De acuerdo con la
información institucional, abastecerá a un millón 300 mil casas y será
cuatro veces más barata de producir que con carbón o diésel.
Es el proyecto más grande la firma italiana en el mundo, para el que
dispone de dos mil 400 hectáreas, y le permitirá la venta de energía a
la CFE durante 15 años.
Para construir el campo fotovoltaico, la firma italiana contrató a
Prodiel México, sucursal de Prodiel, empresa cuyas oficinas centrales
están en Sevilla, España. Para el proyecto, los españoles crearon la
empresa Novamper Construcción México. Ésta, a su vez, subcontrató a
Codisa.
Conocida como Villanueva, la gigantesca planta solar se inauguró en
marzo del año pasado en medio de una controversia con la firma mexicana
por falta de pago, originada por la negativa de Codisa a reportar un
incremento mayor de sus costos.
Desde septiembre 2017, Codisa reclama judicialmente el pago de 10
millones de dólares por trabajos que hizo para la construcción de la
planta y que le fueron retenidos por su negativa al alegado fraude. Las
empresas europeas han negado la acusación.
La demanda de la empresa nacional está archivada en los escritorios
de la CFE y de la Fiscalía de la Ciudad de México luego de que la
fiscalía de Coahuila quedara rebasada.
El caso escaló e involucra ya a la Secretaría de Relaciones Exteriores y al Instituto Nacional de Migración.
Señalar los conflictos de interés de funcionarios convertidos en
ejecutivos de empresas energéticas extranjeras con operaciones en
México, así como el incumplimiento de mega contratos con la CFE, deja
muy buenos dividendos políticos y apoyo ante un sector de la opinión
pública.
Si el gobierno federal se queda en la estridencia, poco se habrá
ganado en lo que presenta como parte de su lucha contra la corrupción.
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