Madrid,
17 jul. 14. AmecoPress/Blog Humanum.- Esta pregunta, aparentemente
sencilla, esconde tras de sí la necesidad de abordar con eficacia la
igualdad de género en la nueva agenda de desarrollo posterior a 2015.
No es solo por una cuestión de justicia, sino por la necesidad de hacer
cumplir la agenda de desarrollo con eficacia.
Siempre que
abordamos una estrategia de desarrollo surge una pregunta obligada:
¿debe la igualdad de género ser una perspectiva transversal o
sectorial? En mi opinión, la experiencia nos dice que parece
conveniente garantizar las dos miradas: un objetivo concreto de
igualdad de género, así como targets e indicadores fundamentales que
obliguen a la construcción de políticas de género que contengan medidas
específicas para tener en cuenta a la mitad de la población en
educación, políticas económicas, acceso a la tierra y a la energía, a
la política, en la salud, etc.
Hasta ahora,
este ha sido el sentir mayoritario para “desbloquear el potencial de
las mujeres como motores del desarrollo sostenible”, donde se reafirma
la idea de que un enfoque integral y transformador es una necesidad
urgente para hacer frente a las barreras estructurales para la igualdad
de género y sentar una base sólida para la futuro.
La clave ahora
está en aprender de la experiencia de los ODMs y fortalecer las
herramientas que no han permitido avanzar en igualdad todo lo que
hubiera sido deseable.
¿Cuál ha sido el cumplimiento de los ODMs en materia de igualdad? La respuesta es desigual:
- Se ha
conseguido avanzar la paridad entre los géneros en la enseñanza
primaria, aunque solo 2 de 130 países han logrado esa meta en todos los
niveles educativos.
- Se ha
avanzado en el acceso al empleo. En todo el mundo, el 40% de los
trabajos remunerados en otros sectores distintos al agrícola están
ocupados por mujeres.
- Hemos
avanzado en el acceso a los espacios públicos. Aún así, el 31 de enero
de 2013 la proporción media de mujeres parlamentarias del mundo apenas
superaba el 20%.
Sin embargo,
los ODM no consiguieron abordar temas fundamentales tales como la
violencia contra las mujeres, el trabajo de cuidado no remunerado, el
control de la mujer sobre los bienes y propiedades, la discriminación
salarial y sexual, la salud y los derechos reproductivos, y la desigual
participación en la toma de decisiones públicas y privadas en todos los
niveles. Tampoco consiguieron avanzar lo suficiente en mortalidad
materna.
Cuáles son los retos que debemos abordar en esta nueva agenda:
La transversalidad, detallando targets específicos de igualdad de género en cada uno de los objetivos.
La implementación,
consiguiendo transformar los objetivos en políticas públicas con
recursos suficientes que contemplen objetivos específicos de inclusión
y empoderamiento de las mujeres en todas las esferas.
La medición y rendición de cuentas,
construyendo una verdadera revolución de los datos desagregados por
género los indicadores que nos permitan medir en cada momento la
realidad y poner el acento en aquello que no nos hace avanzar.
En definitiva,
si queremos conseguir un verdadero desarrollo sostenible, es necesario
que la agenda post 2015 se centre en abordar los factores estructurales
que son la base de la desigualdad basada en el género, incluyendo las
normas y actitudes sociales que discriminan a las mujeres. El reto ya
no es solo ser eficaces y avanzar, sino mantener la firme convicción de
que no nos podemos permitir un solo paso atrás. En el último siglo
hemos visto caer muchos muros.
Que el siglo XXI haga caer el muro de la desigualdad de una vez por todas.
Foto: Archivo AmecoPress. La autora Leire Pajín.
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