Alternativa errónea ante violencia sexual entre refugiados sirios
El
matrimonio forzoso y temprano de niñas sirias en Jordania se ha
duplicado desde que empezó la guerra, advirtió la organización
internacional a favor de la infancia Save the Children.
Una cuarta parte de los matrimonios entre la población refugiada siria
registrados en Jordania son con niñas menores de 18 años, según datos
del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Save the Children alertó que la pobreza extrema y el miedo creciente a
la violencia sexual en las comunidades de población refugiada siria
hace que algunos padres sientan que la única opción que tienen para
proteger a sus hijas es casarlas.
El matrimonio infantil ya se daba en Siria antes de la guerra,
representando un 13 por ciento del total de matrimonios, pero según las
últimas cifras el porcentaje se ha duplicado en las niñas que han
tenido que huir a Jordania, y la mitad de ellas (un 48 por ciento) han
sido obligadas a casarse con un hombre al menos 10 años mayor que ellas.
“El matrimonio infantil es devastador para las niñas”, explicó David
del Campo, director de Cooperación Internacional de Save the Children.
“Las niñas que se casan antes de los 18 años tienen más posibilidades
de experimentar violencia de género y tienen un acceso mucho más
limitado a servicios de salud reproductiva y sexual, lo que supone un
grave peligro para ellas durante su vida reproductiva”.
El informe detalla una serie de razones por las que las familias eligen
el matrimonio temprano para sus hijas. Como refugiadas, las familias
sirias tienen pocos recursos y pocas oportunidades económicas. Además,
están muy preocupadas por la necesidad de proteger a sus hijas de la
amenaza de la violencia sexual.
Con esa presión, algunas familias creen que el matrimonio infantil es
la única forma de proteger a sus niñas y mejorar la economía familiar.
Las niñas que abandonan el colegio tienen más posibilidades de contraer
matrimonio temprano y al revés, las niñas que se casan tienen más
posibilidades de abandonar el colegio. Las niñas suelen dejar las
clases para cuidar de su marido y de su casa o para tener hijos.
El informe también destaca la oposición firme de algunas familias, con
casos de madres que se niegan a que sus hijas se casen. El motivo
principal es que quieren que sus hijas terminen sus años de educación.
“Estas niñas, que tan sólo por haber tenido que huir de su país han
pasado por más de lo que cualquier menor debería pasar, tienen muchas
posibilidades de sufrir trastornos mentales derivados del aislamiento
social, el estrés y el abuso”, añadió del Campo.
“Pero las secuelas del matrimonio forzoso pueden ser tanto físicas como
mentales, y a veces mortales. Las consecuencias de que las niñas
comiencen a tener relaciones sexuales mientras sus cuerpos se están
desarrollando son devastadoras: las niñas menores de 15 años tienen
cinco veces más posibilidades de morir en el parto que las mujeres que
se han desarrollado por completo”.
Existen soluciones para prevenir el matrimonio infantil, que pasan por
brindar herramientas a las niñas que les permitan aumentar su
autoestima y tomar decisiones por sí mismas; apoyar económicamente y
con incentivos a ellas y a sus familias para que no recurran a estas
prácticas; educar y sensibilizar a las familias y a las comunidades;
asegurar que las niñas tengan acceso a una educación de calidad, y
fomentar políticas y leyes que aseguren la protección de los derechos
de las niñas.
Save the Children tiene en marcha programas de sensibilización para
niñas, niños, adolescentes y sus padres en Jordania, con un enfoque en
la prevención del matrimonio infantil.
Uno de los testimonios incluidos en la campaña de la organización es de
Nadia, de 16 años: “Me casé cuando tenía 15. Me obligaron a casarme
porque mi familia y yo –10 personas– compartíamos una casa muy pequeña
con sólo dos habitaciones. Tuvimos que casarnos, fue un día lleno de
lágrimas y tristeza más que de alegría. Yo quería estudiar medicina en
la universidad y llegar a ser doctora. Dejé el colegio sin terminar el
curso y vinimos a Jordania. Todo quedó destruido”.
“Me preocupo mucho por mi hija y pensé que si se casaba iba a estar
bien cuidada. Aquí en el centro de actividades nos han enseñado los
peligros del matrimonio temprano. He visto el impacto que tiene en las
niñas del campo y no voy a dejar que mi hija se case con la persona
equivocada, aunque nos quedemos en el campo 20 años”, explicó Zada, una
madre que participa en los programas de sensibilización de Save the
Children en Jordania.
Redacción Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid.-
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