La reforma constitucional en materia de telecomunicaciones no cubre las necesidades de información del centro del país, que requiere medios más cercanos a sus realidades y ciudadanos más partícipes, advierten especialistas.
Adazahira Chávez
México. La zona centro del país
tiene una gran oferta de medios de comunicación que no reflejan su
diversidad de realidades sociales, valora André Dorcé, investigador
especialista en audiencias y ex defensor del espectador de Canal 22.
La situación no cambiará mucho con la reforma constitucional en materia
de telecomunicaciones, aprobada a mediados de junio, pues mayor
competencia no quiere decir mayor calidad, coinciden expertos en la
materia y comunicadores sociales.
Raúl
Benet, comunicador popular, señala que con la reforma permanece la
brecha entre el espectador y quien hace los contenidos, y que que los
ciudadanos deben tener la posibilidad de construir sus contenidos, no
solamente de tener acceso a ellos. “Cuando fuimos al Canal 22 a
solicitar un programa para cubrir la realidad de los indígenas en el
Distrito Federal, nos respondieron que la cuota ya está cubierta con un
programa de media hora semanal”, denuncia la Asamblea de Migrantes
Indígenas de la Ciudad de México.
Diversidad y saturación
André Dorcé especifica en entrevista con Desinformémonos
que los capitalinos tienen acceso a una mayor diversidad de
programación de televisión y radio que en el resto de la república. “La
gran mayoría de los operadores se concentran en la ciudad de México y
su área metropolitana. Se puede encontrar una mayor diversidad de
radiodifusoras que en cualquier otro lugar de la república, y lo mismo
ocurre con la televisión: puedo ver mayor cantidad de canales si prendo
la televisión en esta área, porque las cadenas no son siempre
nacionales y no siempre se transmite con esa potencia”, describe.
La
abundancia de oferta en medios no quiere decir que se resuelven las
necesidades de información que genera la diversidad cultural que
presenta la capital. “Televisión Azteca, Televisa y otros operadores de
radio aglomeran cerca de 70 por ciento de los públicos y las
concesiones a nivel nacional. Tenemos un problema porque cuando prendo
su señal, no veo una gran parte de la complejísima diversidad
sociocultural que hay en el país. Tenemos un déficit enorme”, abunda
Dorcé, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana y
ex-defensor del televidente del Canal 22 (público), quien considera que
uno de los grandes retos de la reforma es dar cabida a la mayor
diversidad social posible.
El
informe “Los medios digitales: México”, de la Open Society Foundation,
señala que los medios preferidos de los mexicanos para informarse son
la radio, los periódicos y la televisión. “Las dos principales
televisoras públicas, Canal Once y Canal 22, logran aglutinar cada una
menos de 2 por ciento de la audiencia nacional”, refiere el documento.
“Por otro lado, México cuenta con un vibrante sector de medios de
comunicación de servicio público que consiste en 56 estaciones de radio
y televisión. No obstante, su número no se traduce en un impacto
equilibrado con las audiencias”, acusa.
Producción social ante una reforma insuficiente
El
informe de la Open Society Foundation, señala que los medios preferidos
de los mexicanos para informarse son la radio, los periódicos y la
televisión, y especifica que “Las dos principales televisoras públicas,
Canal Once y Canal 22, logran aglutinar cada una menos de 2 por ciento
de la audiencia nacional. Por otro lado, México cuenta con un vibrante
sector de medios de comunicación de servicio público que consiste en 56
estaciones de radio y televisión. No obstante, su número no se traduce
en un impacto equilibrado con las audiencias.
La
reforma en materia de telecomunicaciones publicada en junio de 2013
afecta a los artículos 6, 7, 27, 28, 73, 78, 94 y 105 de la
Constitución. Tiene entre sus principales puntos el fomento a la
competencia en televisión, radio, telefonía y servicios de datos,
establecer los mecanismos para homologar el régimen de permisos y
concesiones de radiodifusión; regular el derecho de réplica; asentar
los mecanismos para promover la producción nacional independiente, y
determinar los criterios conforme a los cuales el Instituto Federal de
Telecomunicaciones, entre otros. Se permitirá la inversión extranjera
directa de hasta cien por ciento en telecomunicaciones y comunicación
vía satélite, y hasta 49 por ciento en radiodifusión.
Para
expertos en comunicación, aunque contiene algunos puntos positivos, la
reforma es insuficiente. Dorcé apunta que la capital del país es la
zona que aglomera la mayor cantidad de habitantes y de lenguas en
México: “En la medida de esta multiplicidad de experiencias, debemos
tener un manera de satisfacer las distintas demandas de las comunidades
que habitan en esta región”.
Para
satisfacer la diversidad de requerimientos, las radios comunitarias son
importantes, considera Dorcé, pues en una forma de que a nivel regional
nos enteramos de cosas que nos suceden y que no siempre son relevantes
en otros lados: conflictos socioterritoriales específicos o referidos
al trabajo, por ejemplo. “En la medida en que las radios comunitarias
logran establecer diálogos a nivel extremadamente local, se permiten
una mayor participación de los ciudadanos involucrados y esto es
absolutamente central”, precisa.
El
informe de la Open Society Foundation declara que las empresas Televisa
y TV Azteca poseen, juntas, 94 por ciento de las frecuencias de
televisión en todo el país; agrega que desde 2006, el gobierno no ha
otorgado ninguna licencia de radiodifusión, ignorando un total de 140
solicitudes de frecuencias. Al mismo tiempo, precisa, la Secretaría de
Gobernación ha cerrado docenas de estaciones de radios comunitarias que
operan sin permiso por medio de operativos policiacos violentos que
ponen en riesgo la vida de los comunicadores. La Asociación Mundial de
Radios Comunitarias (AMARC) estima que aproximadamente 200 emisoras
comunitarias operan sin autorización.
Respecto
a la reforma, Dorcé afirma que se deben discutir las modalidades a
través de las cuales serán otorgadas las concesiones a las radios
comunitarias en términos de su potencia y de sustentabilidad económica
financiera, “pero también en cómo hacer que toda esta diversidad social
tenga visibilidad en otros lugares donde tampoco se tiene acceso a los
que sucede aquí”. El experto señala que, para lograrlo, hay que
concentrarse en lo que sucede aquí y escuchar y ver lo que sucede en
otros lados.
Dorcé señala que el
Estado mexicano tiene muchas deudas no saldadas con los ciudadanos, “es
importante reconocerlo y el Estado tiene que facilitar la generación de
algunas de estas iniciativas: puede poner dinero como inversión a fondo
muerto o como crédito, por ejemplo. Hay muchas modalidades mixtas por
explorar, pero sí, el Estado tienen que generar condiciones
igualitarias para generar esto y en la medida de los posible, financiar
estas iniciativas en la medida de su pertinencia a través de diálogos
comunitarios y regionales”, puntualiza.
Radio sin concesiones
El
informe “Los medios digitales” establece la importancia de la radio
para los capitalinos: El tiempo que los mexicanos dedican a escucharla
crece cada año y, en promedio, 10 millones de personas en el Valle de
México –el principal mercado para la radio en el país– escucha la radio
en un día normal. El programa favorito de los radioescuchas es Noticias MVS, con la periodista Carmen Aristegui.
En
las reformas, desparece la figura de permisionario de
telecomunicaciones y queda solamente la de concesionario en tres
modalidades: privada, pública y de uso social. “Por primera vez, se
reconoce a los medios de uso social, entre los cuales están los
indígenas y los comunitarios. Anteriormente sólo se reconocía a los
privados y los oficiales”, reconoce Aleida Calleja, de la Asociación
Mexicana del Derecho a la Información, dentro de un foro ciudadano de
análisis, impulsado por la Fundación Rosa Luxemburgo.
Para Verónica Galicia, integrante de La Voladora Radio
(emisora comunitaria asentada en Amecameca, en la zona metropolitana de
la ciudad de México), lograr el permiso ha sido un camino “espinoso,
lleno de trampas y recovecos”, pues no pueden tener acceso a recursos
pero sí están obligados a emitir ciertos mensajes.
Los
medios de producción social en la zona metropolitana “siempre trabajan
en la marginalidad; no hay formas de apoyo claras, particularmente
económicas, que son fundamentales para que subsistan los medios de
comunicación en condiciones dignas y equitativas”, señala la integrante
de La Voladora, medio que cumplió ya los 13 años de existencia
y que trabaja cerca de tres de los municipios mexiquenses con mayor
índice de feminicidios: Nezahualcóyotl, Ixtapaluca y el Valle de
Chalco. “Hay una desprotección terrible, pero la marginalidad te hace
ser creativo también”.
La
comunicadora Galicia admite que la reforma tiene algunos avances pero
no es la panacea, advierte. “Reconoce a las radios comunitarias y las
hace concesionarias de uso social, pero nosotros nos preguntamos qué
significa eso y quién definirá qué es un medio de uso social”,
cuestiona. “Además nos preguntamos qué pasará con las radios
comunitarias a las que no les interesa tener ese permiso, que es una
cuestión legítima y que debe pensarse. En la ley secundaria se dará la
batalla. Tener un permiso o no es decisión autónoma de cada medio, pero
todos tienen la misma valía y no deben ser criminalizados”, señala
Galicia.
La comunicadora señala que
los medios de uso social, permisionados o no, deben unirse y cobijarse
unos a otros. “Nos queda claro que la reforma no atenderá cuestiones
sociales, que seremos nosotros a través de redes de solidaridad e
intercambio entre medios. Esa es nuestra posibilidad de supervivencia y
de proyección y utilidad como medios de comunicación alternativos”.
Otro
gran hueco de la reforma tiene que ver con la reserva del espectro
radioeléctrico para uso social, señala Galicia: “Hay una gran
saturación y acaparamiento de los grandes medios y no hay una reserva
para el uso social. Están las emisoras públicas, pero son
gubernamentales, y lo que queremos es que se ciudadanice, que las
personas puedan tener acceso a radio y televisión comunitaria”.
“Lo
que queremos no es que nos den dinero, sino que nos dejen de estar
fastidiando y que tengamos la posibilidad de acceder con nuestros
propios mecanismos a tener recursos; eso garantiza que podamos sostener
dignamente al medio sin perder la independencia y la autonomía que como
medios comunitarios tenemos”, finaliza la comunicadora.
Vinculaciones y visibilidad, retos de los medios sociales
Verónica
Galicia señala que los medios hechos por grupos ciudadanos son
fundamentales para dar seguimiento a las problemáticas de cada zona y
dar elementos de análisis para lograr cambios.
El
investigador André Dorcé advierte que no debemos pensar que los
conflictos que atañen a una zona específica no son de interés para
otros, pues si los medios se quedan a nivel exclusivamente regional no
se pueden compartir problemáticas, soluciones y modo de participación.
Dorcé apunta que la existencia de internet permite en cierta manera
superar esta barrera de visibilidad: “a la par de las radio y
televisiones locales, tiene que haber una política de acceso a la red
que nos permita tener visibilidad y escuchar todas las otras voces
cerca o muy lejos de nosotros”.
La
televisión comunitaria todavía no existe pues los costos de producción
son muy elevados, recuerda el especialista Dorcé. “Hay que pensar más
bien en estaciones intermediales locales donde se produzca imagen,
sonido y texto”, reflexiona. “Es importante generar redes de
producción regional que compartan tecnologías, equipos y prácticas para
producir a nivel local pero moverse en una región”.
Los
habitantes de la zona metropolitana, más allá de decir que están
cansados de los medios de siempre, deben consumir los productos de los
medios alternativos y hacerse copartícipes de su construcción,
considera Galicia. “Eso va más allá de la reforma o de si hay o no
permisos. Tienes que ver con una necesidad y con la exigibilidad de la
ciudadanía por contar con medios que estén a su alcance, reflejen sus
realidades y sus agendas locales”.
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