Pese al machismo, se abrió paso en su comunidad en Oaxaca
Luego se suman los posteriores cuestionamientos al desempeño femenino en política. Sin embargo, en medio de todo ello se construyen historias exitosas de mujeres que trabajan por mejorar su comunidad.
Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Oaxaca –estado ubicado al suroriente del país– es la entidad con mayor diversidad étnica y lingüística, y en él conviven al menos 18 grupos indígenas, lo que implica que se rija por un sistema de gobierno basado en los partidos políticos y al mismo tiempo las comunidades cuenten con un sistema de usos y costumbres.
Centolia López Núñez es una mujer de la sierra mixteca de Oaxaca que habita en el municipio de Santa Cruz Itundujia. Vive rodeada de montañas y tiene un carácter de emprendedora. Aunque dice que su “carrera política” ya terminó, el impulso que le da a otras mujeres apenas parece empezar.
En su pequeña tienda (donde vende desde ropa hasta abarrotes), Centolia conversa con esta agencia. Cuenta que de 1999 a 2001 fue tesorera en el cabildo de Santa Cruz, cabecera municipal de 13 poblaciones, entre ellas Morelos, de donde Centolia es originaria.
Relata que ese cargo fue el punto de arranque para que la asamblea de Morelos decidiera en 2006 que ella sería Agente de Policía (máximo cargo dentro de la comunidad). A este puesto sólo dos mujeres han accedido a lo largo de la historia de la comunidad.
La realidad es que la historia de Centolia y otras mujeres que reclamaron su derecho a participar en las asambleas de la comunidad empezó tiempo atrás, cuando en los años 90 el pueblo se organizó para defender sus bosques.
Durante ese movimiento, las mujeres se paraban frente a los camiones madereros para detener su paso ante el incumplimiento de los acuerdos por parte de la empresa que explotaba los recursos naturales.
“MAL EJEMPLO”
“El machismo está presente en todo Oaxaca, pero Morelos es una comunidad muy madura porque hasta cierta forma ha aceptado la participación de las mujeres”, cuenta Centolia.
Recuerda que cuando ella ejerció como Agente de Policía, la comunidad fue duramente criticada por poblaciones vecinas que consideraban que “daba un mal ejemplo por poner a una mujer (en ese cargo)”.
Explica que fue muy difícil ejercer como agente (encomienda que dura sólo un año, no hay reelección y por la que no se recibe remuneración).
“Yo no tenía experiencia en el servicio comunitario y aunque la asamblea del pueblo me puso ahí, había muchas personas que se oponían a que yo estuviera y me cuestionaban severamente.
“(Durante el cargo) las personas alcoholizadas me gritaban y me retaban a que si de verdad yo me creía muy chingona fuera y los detuviera”, pues esa clase de “desmanes” están prohibidos en la comunidad.
“Traté de actuar lo mejor que pude; recordé siempre el lema ‘el poder se acaba y el rencor dura toda la vida’. Para mí eso significaba que yo no podía abusar del servicio que estaba dando y en primer lugar tenía que ver por las necesidades de la comunidad.
“Creo que cuando has vivido en la misma situación de pobreza, carencias y enfermedades que las personas a las que estás sirviendo, te hace más sensible para reaccionar cuando sea necesario que lo hagas y a ejercer tu cargo para la población y no para ti”, comenta Centolia y lamenta que las necesidades de su comunidad sean muchas.
Para ella, las mujeres de Morelos están en mayor desventaja y tienen un listado sin fin de necesidades insatisfechas. Explica que sus “compañeras” –como ella se refiere a las demás mujeres– tienen mala alimentación y exceso de trabajo.
“Son mujeres de campo que tienen que trabajar en sus tierras y luego en sus casas. Incluso cuando están embarazadas siguen trabajando. Estas compañeras no tienen el conocimiento necesario de cómo cuidarse (antes y durante un embarazo).
“Además de que en Morelos no tenemos los servicios de salud necesarios y vivimos muy lejos de los hospitales; por eso yo digo que en el Centro de Salud por lo menos debería haber un aparato para hacerles ultrasonidos a las embarazadas. Ahora tienen que salir de la comunidad para hacer el control (prenatal) y eso las limita porque no tienen dinero o no hay tiempo entre todas sus actividades y preocupaciones”.
Centolia, sin haber estudiado a fondo el sistema de salud (pues sólo concluyó la secundaria), identifica que para las mujeres de la comunidad sería importante contar con servicios médicos que se adecúen a sus creencias y tradiciones.
“Las parteras son la costumbre de la comunidad y aunque yo no soy madre, sé que las embarazadas tienen más confianza con una mujer parecida a ella; con los doctores la comunicación es muy difícil, pues como son médicos pasantes y están sólo un año no generan esa confianza”, detalla.
En las pasadas elecciones en el estado (julio de 2013), Centolia fue candidata por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para el puesto de regidora en Santa Cruz. Con su derrota en los comicios, “mi ‘carrera política’ se acabó”, dice entre risas al burlarse del concepto, toda vez que ella no se considera una mujer líder.
A la par de su participación política, Centolia ha destacado (aunque no se asume como tal) como una dirigente social y organizadora de movimientos de mujeres.
En el año 2000, cuando su activismo en grupos civiles ya sumaba algunos años, junto con 11 compañeras formó la organización “Itau” (flor de pueblo).
Para 2002 la agrupación se constituyó legalmente con el objetivo de gestionar los recursos necesarios para construir una tortillería ante el entonces existente programa federal “Alianza por el campo”. Para completar los recursos, las mujeres pidieron un préstamo bancario y buscaron la ayuda del municipio.
Gracias a su empeño y el de sus compañeras, lograron comprar el terreno, construir la casa y pagar la maquinaria necesaria.
“Ahorita no tenemos ganancias porque sacamos otro crédito para una motocicleta y una cuatrimoto porque se nos ocurrió incorporar otro servicio, así empacamos por kilo las tortillas y nuestros repartidores recorren las calles, ofreciendo los kilos”.
A ese proyecto se suman otros grupos y movimientos en los que Centolia participa, pero reitera que “ella no es una líder del pueblo, sólo me gusta trabajar y hacer lo mejor que puedo; si eso ayuda a los demás es mejor”.
CIMACFoto: Anaiz Zamora Márquez
Por: Anaiz Zamora Márquez, enviada
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