Trabajadoras debaten sobre equidad salarial y presencia sindical
Integrantes
de la Nueva Central de Trabajadores (NCT) denunciaron que enfrentan
desigualdad salarial y puestos inferiores en los centros de trabajo y
al interior de los sindicatos, por lo que urgieron políticas laborales
que impulsen la equidad.
El Colectivo de Igualdad de Género y Oportunidad de la NCT –central de reciente creación y que integra a diversos sindicatos– celebró hoy en esta capital el Encuentro “Derechos laborales efectivos para las trabajadoras”, en el que participaron sindicalistas y expertas para analizar la situación laboral de las mexicanas.
La diputada federal por el PRD María del Socorro Ceseñas Chapa, secretaria de la Comisión de Trabajo de la Cámara baja, señaló que hablar de derechos laborales para las mujeres –los cuales deben estar en los contratos colectivos– es imposible porque, en primera instancia, la representación sindical recae siempre en los hombres.
Explicó que esto se debe a que actualmente hay más hombres en el mercado laboral –a pesar de que una de cada cinco mujeres es jefa de familia–, y a que incluso dentro de los gremios se sustentan las desigualdades de género para la elección de cargos.
Además, las recientes reformas estructurales –que permiten la flexibilidad laboral– profundizan las desigualdades de género en lugar de erradicarlas, consideró la legisladora.
Recomendó al colectivo que impulse en el consejo ejecutivo modificar el nombre de la NCT por el de Nueva Central de Trabajadoras y Trabajadores, ya que desde el lenguaje se inicia la transformación.
Rita Robles Benitez, coordinadora del Área de Incidencia del Servicio Jesuita al Migrante y experta en derechos laborales, explicó que la Ley Federal del Trabajo (LFT) –reformada en 2012– es regresiva en el respeto a las garantías humanitarias (individuales y colectivas) de las trabajadoras.
Apuntó que, por ejemplo, la actual LFT permite la flexibilidad laboral en cuanto a horarios y permisos, para que las mujeres puedan cubrir las tareas del hogar y de cuidado, aunque esto derive en menos salarios y estabilidad.
Además de que esta norma no cumple los objetivos para los que fue creada: generar empleos y mejorar las condiciones laborales de las y los trabajadores con apego a Derechos Humanos (DH) y un enfoque de género.
Recordó que los DH ligados al trabajo –los cuales son insatisfechos en el caso de las mujeres– son el empleo estable, salario suficiente, condiciones satisfactorias de trabajo, seguridad social, equidad de género, libertad sindical, contratación colectiva y justicia laboral.
La activista señaló que millones de mujeres se emplean en el sector de servicios y en la industria, como en la maquila, pero que de acuerdo con lo que han registrado grupos civiles, son estos espacios donde menos se respetan los derechos de las empleadas; además de que tampoco existen posibilidades para que ellas se organicen, ya que si lo intentan son despedidas y señaladas.
Rebeca Salazar, fundadora de la organización Mujer y Medio Ambiente e investigadora de temas económicas, indicó que la incorporación de las mexicanas al trabajo remunerado pasó de 17 por ciento de las mujeres en edad productiva en 1970, a 43.1 por ciento en 2013.
Enfatizó que esto se debe al esfuerzo de las mujeres por ejercer una profesión, aumentar su poder adquisitivo y ser proveedoras del hogar.
Sin embargo –observó– ese ímpetu no está acompañado de políticas laborales que beneficien a la población femenina, ya que al menos 80 por ciento de las mujeres ocupadas no gozan de guarderías, sobre todo las que se dedican al sector primario (el campo).
Agregó que las políticas actuales que están dirigidas a las trabajadoras, como las licencias por maternidad, en realidad refuerzan los estereotipos de género y las responsabilizan de las tareas de cuidado y del hogar.
Salazar detalló que el origen de estas desigualdades está en las “restricciones intrínsecas de género” que provienen de la cultura, y limitan el acceso de las mujeres a créditos para sus negocios, a la adquisición de bienes y recursos materiales y naturales, al salario igualitario, y a que ocupen puestos de decisión.
Por lo que señaló que es necesario y urgente que el Estado y los sindicatos modifiquen la situación de las mujeres en el trabajo, y para que sus necesidades estén en el centro de la discusión.
A lo que se suma la importancia de generar políticas de conciliación, para que las y los trabajadores logren armonizar su vida familiar con la laboral.
POR MÁS LIDERAZGOS FEMENINOS
Carolina Ledesma, responsable de formación y género del Centro de Investigación Laboral y Asistencia Sindical (CILAS), dijo a Cimacnoticias que se desconoce el número de mujeres en los sindicatos.
Sin embargo, entre los ejes de trabajo del Colectivo de Género y Oportunidad está el de contabilizar a estas mujeres sindicalistas, generar perfiles y visibilizar su condición.
Destacó que desde la formación de la NCT, el pasado 23 de febrero, más mujeres participan en las coordinaciones ejecutivas de sus gremios, y en algunos casos como secretarias generales.
Como botón de muestra, explicó, en el sindicato de la Procuraduría Social del Distrito Federal, de nueve personas que conforman su consejo ejecutivo seis son mujeres; en el Sindicato de Trabajadores del Instituto de Vivienda, de un equipo de siete integrantes ellas son cuatro; en el de Tranviarios hay al menos dos mujeres, y, por primera vez en 79 años, el Sindicato Mexicano de Electricistas eligió a la primera mujer dentro de su comité central.
Uno de los compromisos del encuentro es iniciar mesas de discusión con las y los trabajadores sobre los temas de empleo y salario, condiciones laborales, empoderamiento de las mujeres, violencia laboral, sistema de seguridad social y pensiones para las jubiladas, y el trabajo de las mujeres en el campo.
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