10/13/2015

Los periodistas pal café . . . .




El atentado contra el ex gobernador Fernando Moreno Peña hace voltear la vista hacia una entidad, Colima, largamente dominada por grupos del crimen organizado y por políticos que han ejercido el poder entre sangre y fuego. Pequeña en términos geográficos y demográficos, casi desaparecida del mapa político nacional, Colima es un estratégico centro de operaciones del narcotráfico (con Manzanillo como puerto clave) que ha sido gobernado por el PRI (con Moreno Peña como cacique y, especialmente, como orquestador de fraudes electorales), entre muertes violentas de gobernadores y presidentes municipales en funciones o recién retirados del poder formal.
Como ha sucedido en otras universidades públicas, ciertos grupos políticos han transitado del control de las federaciones estudiantiles a las rectorías y a cargos gubernamentales y legislativos diversos (el ejemplo más contundente se da en la Universidad de Guadalajara, dominada por Raúl Padilla López, aunque el cacicazgo de éste ha preferido derivar los cargos hacia familiares y allegados). Moreno Peña fue dirigente estudiantil, rector de la Universidad de Colima y, con ésta como plataforma económica y política, gobernador del estado de 1997 a 2003 (le ganó al panista Fernando Michel Ruiz por cuatro puntos porcentuales de diferencia, entre acusaciones de fraude que ha escuchado con insistencia a lo largo de su carrera, como cacique colimense o como delegado del PRI en otros estados).
A la hora de postular a su sucesor, Moreno Peña consiguió imponer a Gustavo Vázquez Montes, a quien apoyó de manera tan abierta y ruda que el tribunal electoral federal acordó anular los comicios (uno de los pocos casos en que se ha aplicado ese criterio en elecciones de gobernador), aunque en segunda oportunidad volvió a ganar el citado Vázquez Montes (con menos de cuatro puntos porcentuales de diferencia sobre el panista Antonio Morales de la Peña). Sin embargo, a 13 meses de haber tomado posesión del cargo, y entre versiones de profundas disputas con el cacique Moreno Peña, el gobernador Vázquez Montes murió al caer el avión oficial en que viajaba de regreso a Colima, el 24 de febrero de 2005. La tercera elección fue ganada por el también priista Silverio Cavazos Ceballos, con menos de cuatro puntos porcentuales de diferencia respecto del panista Leoncio Morán. Un año después de haber terminado su periodo como gobernador, Cavazos fue asesinado al salir de su casa en la ciudad de Colima.
El siguiente gobernador, a punto de dejar el cargo, fue Mario Anguiano Moreno, confrontado con Moreno Peña, acusado de no haber pasado la prueba del polígrafo a la hora de hablar de relaciones con el narcotráfico, y con un hermano y algunos ex colaboradores tocados por asuntos de esa índole (Anguiano ganó a la panista Martha Sosa Govea por más de seis puntos de diferencia). Para la sucesión de este año, Los Pinos impuso a José Ignacio Peralta, quien era subsecretario federal de Comunicaciones y Transportes y forma parte del grupo del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Hubo jaloneos subterráneos por parte de Anguiano, quien pretendía vetar a Peralta, y de Moreno Peña, quien buscaba la postulación para alguien que le fuera más cercano. Esta vez la diferencia de votos fue ínfima: 503 (0.17 por ciento) a favor del priísta Peralta, frente al panista Jorge Luis Preciado (miembro del círculo más cercano a Gustavo Madero). Además, el PRI perdió la mayoría en el Congreso local y las presidencias municipales más importantes.
La película colimense del narcotráfico (Preciado ha dicho que el enlace entre las campañas políticas y el crimen organizado es Moreno Peña, y Jesús Zambrano ha demandado investigarlo muy a fondo), las elecciones fraudulentas y los pleitos sangrientos por el poder (venganzas, ejecuciones y traiciones) tendrá en estos días un desenlace que mantiene a todos los actores en tensión, pues el tribunal electoral federal deberá decidir si anula los comicios de junio pasado, ante el cúmulo de denuncias presentadas por el panismo, y Peralta no debe tomar posesión el 1º de noviembre. En ese contexto se ha producido el ataque contra el cacique local, Moreno Peña (quien fue delegado del PRI en las elecciones de Michoacán que ganó Fausto Vallejo, y delegado regional en Guanajuato, Jalisco y Michoacán en junio pasado). Historias regionales turbias y enconadas, que forman parte del mural nacional de sangre y corrupción.
Manlio Fabio Beltrones designó a quienes le acompañarán en el comité nacional priísta rumbo a las elecciones estatales de 2016 (después de ellas, el sonorense deberá decidir si se mantiene en el timón de tres colores o se deshace del cargo para buscar la candidatura presidencial de 2018). Cierto es que hay un porcentaje importante de nombramientos que llevan su marca indeleble (entre ellos, Manuel Añorve y Marco Antonio Bernal, precandidato a la gubernatura de Tamaulipas este último). O un secretario de organización, Willy Ochoa Gallegos, diputado chiapaneco que ayudará a tender puentes con el gobernador Manuel Velasco, al que se pretende regresar al redil tricolor (dada la pésima fama alcanzada por el Verde). O la secretaría de asuntos migratorios para Gerardo Ruiz Dosal, hijo de Gerardo Ruiz Esparza, el secretario federal de comunicaciones, transportes y negocios de OHL.
Pero no debe olvidarse que el segundo puesto, a cargo de Carolina Monroy, es una cuña explícita de Atlacomulco, instalada para vigilar lo que haga el sonorense y advertirlo a tiempo a Los Pinos, y que en la secretaría de acción electoral ha sido ratificado Arturo Zamora, el jalisciense que buscará relevar a Aristóteles Sandoval y cuyas afinidades están más por el lado de Bucareli.
Y mientras, a la hora de cerrar esta columna, seguían los bloqueos y manifestaciones de profesores en lo que denominaron paro nacional, con el amago de la Policía Federal de iniciar desalojos violentos, todo enmarcado en los arreglos bajo presión para reanudar mesas de negociaciones entre el magisterio disidente y autoridades federales, ¡hasta mañana!, Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero


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El ex gobernador priísta de Colima Fernando Moreno Peña recibió seis tiros ayer cuando desayunaba en el restaurante Los Naranjos en la capital de aquella entidad. Con diferencia de horas, en la avenida Insurgentes de la ciudad de México, una mujer le dio un balazo en el rostro a un automovilista, después de una trifulca de tránsito, de las que hay millares todos los días. No hay ninguna relación aparente entre un suceso y otro, excepto que la violencia pega arriba y abajo, alimentada por la impunidad y la corrupción. Apoyándose en la razón, o pretexto, de combatirlas, el gobierno ha ido extendiendo el espionaje electrónico. El año pasado, las compañías de telefonía e Internet registraron más de 55 mil solicitudes de las autoridades para obtener información sobre llamadas de ciudadanos, sus mensajes y datos de localización, casi 25 por ciento más que en 2013, según cifras de la industria obtenidas por Reuters. Agencias federales y estatales también gastaron más que cualquier otro país en el software de espionaje de la empresa italiana Hacking Team, de acuerdo con documentos filtrados recientemente. El principal producto de Hacking Team permite a gobiernos descifrar mensajes encriptados para espiar a sus objetivos. La Presidencia no tiene comentarios a este tema, entre otras razones porque, suponiendo que los datos que manejas en tus preguntas estén corroborados y las inferencias sean correctas, se trata de un asunto de seguridad nacional, dijo el portavoz presidencial Paulo Carreño. ¿Y qué tiene que ver la agresión en contra del ex gobernador y el automovilista? Al menos en el primer caso hay algo sospechoso. Y esa es la coartada para extender la vigilancia electrónica. Aunque puede estar en manos de funcionarios tan corruptos o más corruptos que los vigilados.
El sueldo ideal
¿Cuál es el salario perfecto, el que te haría feliz? $75 mil dólares al año, aproximadamente (un millón 275 mil pesos). El personaje que descubrió esta fórmula ganó el Premio Nobel de Economía 2015. También postula que más dinero no necesariamente compra más felicidad, pero menos dinero está asociado con penuria emocional. (Es quincena, 99.9 por ciento de los mexicanos lo sabemos de sobra). El economista, británico-estadunidense Angus Deaton, de 69 años, fue galardonado por sus estudios sobre el consumo, la pobreza y el bienestar, anunció la Real Academia Sueca de las Ciencias. Su trabajo gira en torno a tres interrogantes: ¿cómo distribuyen los consumidores sus gastos entre diferentes bienes?, ¿qué parte de los ingresos de la sociedad se gasta y cuánto se ahorra? y ¿cuál es la mejor forma de medir y analizar el bienestar y la pobreza? Deaton nació en Edimburgo, pero vive en Estados Unidos, donde es profesor de economía y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton, desde 1983. Entre sus frases famosas se cuenta esta: Las crisis están diseñadas para beneficiar a los ricos, ya que gracias a ellas les resulta más fácil rescribir las normas. En México, después de la crisis del Fobaproa y la del catarrito, fueron rescritos artículos fundamentales de la Constitución.



Aunque los mexicanos tendrán el privilegio de conocer, aproximadamente en un mes (Ildefonso Guajardo dixit), lo que el gobierno peñanietista negoció en lo oscurito (léase el Acuerdo de Asociación Transpacífico, ATP), poco a poco comienzan a brincar las pulgas.
Días atrás el secretario de Economía –el susodicho Guajardo– aclaró que, entre otros, el ATP incluye capítulos sobre derechos laborales, y que, a diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), dichos capítulos ya no son paralelos, sino que forman parte del acuerdo, aunque ello no implica cambios a la legislación local sobre el trabajo ni extraterritorialidad, sino que obligan a los países a cumplir con sus propias leyes en la materia, porque de no hacerlo estarán sujetos a controversias o sanciones.
Más allá del galimatías del ex suspirante al gobierno de Nuevo León, los empresarios inmediatamente captaron el mensaje y midieron los primeros beneficios para los mexicanos. El siguiente ejemplo resume de qué se trata eso de los derechos laborales:
La precarización de los salarios es uno de los riesgos que puede provocar el ATP, porque México tendrá que competir con países asiáticos, como Vietnam, donde se pagan 150 dólares al mes (unos 2 mil 500 pesos), con jornadas de 10 a 12 horas hasta por siete días a la semana, advirtió Rodrigo Alpizar Vallejo, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra).
Entonces, dijo, si vamos a competir contra los productos que tienen ese costo salarial, o somos muy productivos y competitivos, o de otra manera habrá que hacer un ajuste en todos los salarios (obviamente a la baja), porque si el ATP pretende generar más empleos y mejor remunerados, ello no puede convertirse en un problema de costos para las empresas (La Jornada, Susana González).
Desde, cuando menos, la negociación del TLCAN la tan cacareada competitividad mexicana se ha basado en la permanente merma salarial. Así, mientras más competitivas, las empresas mexicanas (o las trasnacionales que vienen a gozar las mieles) pagan menos y precarizan más los puestos de trabajo.
Las cifras oficiales documentan que a estas alturas alrededor de 60 por ciento de la población ocupada obtiene un ingreso de entre cero y tres salarios mínimos (ya deszonificados), aunque el grueso de ella se concentra en el rango de uno a dos, es decir, de 70 a 140 pesos por jornada –se supone– de ocho horas.
Al tipo de cambio actual, dichos montos equivalen a 123.5 y 247 dólares, respectivamente, de tal suerte que aquellos que obtienen un salario mínimo serían más competitivos que los vietnamitas, pero ni lejanamente quienes obtienen dos o más salarios mínimos (de hecho, bajo el marco del ATP, estarían apestados por ser altamente anticompetitivos).
Los de salario mínimo en México obtienen 26.5 dólares menos que los vietnamitas, aunque resultan un poco más flojos, pues su turno laboral es –se supone– de ocho horas, contra 10 o 12 de los trabajadores de la citada nación asiática.
Así, y prácticamente en automático, el gobierno mexicano sería el más competitivo entre los abajo firmantes del ATP, siempre y cuando haga pequeñas modificaciones a su ley laboral: se podría respetar el miserable salario mínimo que aquí se paga (cuando se paga, porque cerca de 7 millones de personas no reciben ni un centavo, por mucho que se les considere ocupados, de acuerdo con la estadística oficial), pero debería incrementar la jornada laboral entre 25 y 50 por ciento, con lo que superaría con creces a Vietnam.
Otra ventaja competitiva del país, siempre de acuerdo con el criterio empresarial, es el ejército de trabajadores que sobrevive en la informalidad (ocupación precaria entre lo precario), y 60 por ciento de los mexicanos en edad y condición de laborar se encuentran en tan atractiva condición.
Desde que con bombo y platillo se decretó el inmediato arribo al primer mundo, porque el TLCAN era el boleto de entrada (Salinas dixit), el gobierno mexicano (con sus seis caretas, es decir, de la renovación moral al México en movimiento, sin olvidar la solidaridad, el bienestar para la familia, el cambio y el para vivir mejor) ha trabajado infatigablemente por elevar la competitividad del país, o lo que es lo mismo, reducir a su mínima expresión, la de sobrevivencia, el ingreso de la mayoría.
El mensaje firmado que mandan los empresarios es sencillo: apoyamos el ATP pero tendremos que bajar salarios para competir. ¿Hasta dónde llegará la política de competitividad que desde hace 33 años aplica la dupla gobiernos-empresarios?, porque los muertos no cobran salario.
Cómo olvidar la reciente denuncia de la Cepal, en el sentido de que México es el único país (de América Latina) donde el valor del salario mínimo es inferior al umbral de la pobreza per cápita. Una parte significativa del incremento de la desigualdad entre finales de los años 80 y comienzos de la década de 2000 se debe a la fuerte caída del salario mínimo real. Más aún, esta evolución explica prácticamente todo el incremento de la desigualdad en los quintiles inferiores de la distribución de ingresos durante los años 90. Y remata: si realmente quiere hacerse algo efectivo, entonces la llave maestra contra la desigualdad es el empleo bien remunerado, con seguridad social y derechos.



El 6 de diciembre en Aguascalientes se realizará la elección extraordinaria en el distrito uno, anulada por la intervención del gobernador al pasear a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional en un camión con logotipos del gobierno del estado. El 5 de junio de 2016 se realizarán elecciones de gobernador, diputados locales y 11 presidentes municipales. De aquí a la mitad del siguiente año la entidad vivirá tiempos electorales sin pausa. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que la difusión de propaganda que genere beneficio a un partido político, coalición o candidato debe considerarse gasto de campaña. Con el pretexto de que se hace publicidad a los informes legislativos, los diputados intentan evadir la ley. Es cierto que el nuevo marco legal no había previsto un periodo electoral tan extenso, y ni autoridades ni partidos políticos están preparados para tan larga jornada; sin embargo, en el afán de hacerse notar, los diputados que quieren ser candidatos emplean el pretexto de su informe legislativo para promoverse.
No exageramos al hacer evidente la contaminación que sufre la entidad: las calles están llenas de espectaculares, lonas, mantas, carteles, bardas pintadas que anuncian trabajos realizados, desde penosos lemas que prometen darle una patada en el trasero a los corruptos hasta lamentables propuestas que invitan a los ciudadanos a preguntar cualquier cosa en redes sociales. En general creen que basta la ilustración superficial para rescatar la sociedad de las carencias que enfrenta. La poca solidez en sus informes de actividades y la saturación de imágenes en la calles son una agresión constante: violentan a quienes sobreviven con el salario mínimo, con premeditación, alevosía y ventaja.



Son muy llamativas las espigas rojas, amarillas, naranjas, que nacen de las altas matas del amaranto, planta que como el maíz ha sido considerada sagrada por las culturas originarias de nuestro país. Tiene más de 7 mil años de antigüedad y es resistente a la sequía. Las semillas de amaranto reventadas al calor se usan como cereal solo o en la elaboración harinas para panes y galletas. Al igual que la quinoa andina, el amaranto es rico en nutrientes y contiene los aminoácidos necesarios para la alimentación humana.
Actualmente se producen casi 5 mil toneladas de amaranto al año, de las cuales poco más de dos, provienen de Puebla. Otros estados productores son Tlaxcala, Morelos, Distrito Federal y estado de México. En Oaxaca se han realizado notables esfuerzos desde hace 20 años y la producción es cada vez mayor. Exportamos amaranto a Estados Unidos, España, Bulgaria e Italia.






En días recientes se ha recrudecido la violencia en Israel entre árabes israelíes y judíos, mientras en los territorios palestinos ocupados o cercados por Tel Aviv –la Jerusalén oriental, Cisjordania y Gaza– se intensifican las acciones militares del ocupante contra la población. Hace unos días, en Gaza, la aviación israelí mató a una embarazada y a su hija de pocos años, en tanto otros tres miembros de la familia resultaron heridos, con lo que en esa localidad la cifra de muertos por bombardeos de Israel se elevó a 11 y a más de cien los lesionados en menos de una semana.

Del plantón en Reforma al Círculo de Estudio
En el plantón de Reforma Tláloc nunca nos abandonó. Su presencia fue contundente, ahí nacimos bajo su riego. Sufrimos una metamorfosis. Ya no fuimos los mismos, nuestras conciencias habían despertado. Alguien dijo por ahí: No nos levantamos en arma, pero sí en almas. Comenzamos a redescubrir el sentido de las palabras, cada una nos iba desgajando el corazón de la verdad; sin embargo, al exterior había gran incomprensión. La gente no veía lo que nosotros. Los grandes monstruos de las trasnacionales asomaban sus colmillos y no estábamos aún preparados para hacerles frente.

Sólo para que mis eventuales lectores lo tengan presente, a la UNAM acuden algo más de 340 mil estudiantes, entre licenciatura, posgrado, y bachillerato. Trabajan en ella cerca de 40 mil académicos de diversos niveles que dirigen 115 programas de licenciatura, 33 programas técnicos y 41 programas de posgrado. Pero la UNAM es mucho más que eso, que ya es mucho. Tiene una Coordinación de Difusión Cultural de dimensión equivalente a la de un ministerio de cultura; la UNAM custodia la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional, y una enorme cineteca y fototeca nacionales; es la mayor editorial que publica en castellano; posee una estación de radio de gran tradición, y un canal de televisión. Posee varias orquestas sinfónicas, entre ellas la segunda mayor del país, y posee el Sismológico Nacional. Cuenta también con un tesoro que son los buques de investigación oceanográfica.

Desde el momento de su anuncio, la reforma educativa tuvo un inocultable aroma empresarial. Por más que se trató de disimular, fue evidente que, más que devolver la rectoría de la enseñanza pública al Estado, la nueva ley le entregó a los hombres de negocios un control cada vez mayor de este sector. Más que responder a consideraciones pedagógicas, los cambios al artículo tercero constitucional introdujeron a la Carta Magna la agenda y los intereses del sector patronal.

Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, ya es gobernador de Nuevo León. Sin la parafernalia de que se ha rodeado y su léxico antiprotocolario y poblado de superlativos, lo que él protagoniza es, técnicamente, una alternancia en el poder. Las expectativas que ha despertado en el plano local son mayores que las propiciadas por Vicente Fox a su arribo a la Presidencia. Fue el tuerto en tierra de ciegos unipartidistas.

La vida es un ir y venir, una secuencia de ciclos, un péndulo que nos lleva y nos trae. Diversas circunstancias, procesos invisibles que se tejen misteriosamente, me devuelven (y no) a las discusiones sobre el papel de la universidad y de la ciencia que atendíamos a principios de los 1970, justo tras el cataclismo cultural de 1968. Eran los tiempos del cuestionamiento radical y de la renovación profunda. Hoy la elección de rector en la principal universidad del país, mi alma mater, vuelve a poner aquellas posiciones audaces, aquellos ardientes debates, en el centro de la mesa de la reflexión, no obstante que parecen soslayados y/o sepultados por los mitos neoliberales del crecimiento económico, el desarrollo, la competitividad, la tecnociencia y el afán de imitar una modernidad en plena crisis. Fueron tiempos de leer a los grandes autores del pensamiento crítico latinoamericano, como Paulo Freire, Orlando Fals-Borda o Pablo González Casanova, y de dejar de mirar a los autores clásicos europeos. Fue una época en que se vislumbraban apenas los paradigmas que hoy recorren lo ancho y lo largo de nuestra región y de nuestro país. ¿Cómo transformar la universidad al tenor de las iluminaciones y destellos de 1968? ¿Y la producción y el sentido del conocimiento? Por aquellos tiempos leíamos una obra clave: Ciencia, política y cientificismo (1969), de Oscar Varsarvsky (1920-1976). Buena parte de esas reflexiones quedaron plasmadas a manera de síntesis en mi ensayo UNAM: las cuatro ciencias (biologías) de una universidad subdesarrollada (1975).

En un país realmente democrático, en un estado de derecho, la población civil percibe a las fuerzas armadas como un factor de seguridad y tranquilidad, se supone. En el México actual, en cambio, las instituciones militares causan pánico a un número cada vez mayor de personas y comunidades. Así ha sido en Guerrero desde los años 70 del siglo pasado, cuando Echeverría recurrió a la institución armada como columna vertebral de la guerra sucia contra las organizaciones guerrilleras. En Chiapas Zedillo envió a los militares a hostigar a las comunidades zapatistas. En Oaxaca y en otras regiones, especialmente rurales, el uso del Ejército en labores de contrainsurgencia y combate al narcotráfico abrió margen para violaciones a los derechos humanos. En la capital, a pesar del papel desempeñado por los soldados en la represión del movimiento estudiantil del 68, la institución castrense era generalmente vista como más brusca que la policía pero mucho menos corrupta. Por lo demás, las Fuerzas Armadas mantuvieron su prestigio entre la clase media y el empresariado, particularmente en zonas del norte, en donde hasta hace unos años tales sectores pedían a gritos un despliegue militar que bastaría, pensaban, para poner fin a la inseguridad, la violencia y la impunidad de los cárteles. Y hasta el sexenio de Vicente Fox la mayoría de la opinión pública se resignaba a que los militares gozaran de un estatuto de excepción que les aseguraba opacidad e impunidad totales.

El pasado 5 de octubre se cerró el plazo que fijó la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para que se registraran ante ella los universitarios que aspiran a ocupar la rectoría de esa casa de estudios. Fueron 16 personas las que entregaron los documentos requeridos, entre ellos, el programa de trabajo que desarrollarían de resultar electas. En su más reciente comunicado difundido este jueves, el órgano de gobierno invita a la comunidad universitaria a revisar estos programas, los cuales están disponibles en su página web. Atendiendo a esta invitación, realicé un ejercicio para saber cuál es la propuesta que hacen las y los aspirantes sobre uno de los temas que como universitario más me preocupan e interesan y al cual he dedicado varias décadas de mi actividad profesional: la difusión de la ciencia.

Así se titula la exposición de Manuel Marín exhibida a modo de instalación en la Fundación Sebastián (Patriotismo 304, San Pedro de los Pinos). Es consabido que el maestro Marín se caracteriza por urdir proyectos que con frecuencia involucran a otros artistas, como el que realizó hace poco en torno a El Greco o como el muy sonado basado en las Metamorfosis de Ovidio. También ha sido proclive a celebrar efemérides en las que es autor único, como Tzompantli, y otras. La Commedia es un gran tema, ver la exposición te lleva necesariamente a ella y ésta parece ser una de las intenciones que mueven al artista en sus propósitos de recordar visualmente determinadas obras claves en la historia de la cultura.


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