10/16/2015

Agresiones y asesinatos a defensores de DD.HH. en México, gobierno y empresas los atacan y amenazan


Defensores derechos humanos, impunidad.
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(16 de octubre, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Las cifras del Comité Cerezo, señalan que en los últimos cinco años, 868 defensores de derechos humanos han sido agredidos, aunque este número aumenta rápidamente. A estos casos referentes a violencia física, hostigamiento psicológico y amenazas de muerte, se le suman los asesinatos que entre enero de 2011 y mayo de 2014 se contabilizaron 334, siendo Distrito Federal, Chihuahua, Coahuila, Michoacán, Estado de México, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, las entidades donde se padecieron estas acciones.
Recientemente, se presentó el informe En Defensa de la Vida, con motivo del 30° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que recoge las conclusiones de la Misión de Observación Civil (MOC) a México. El documento en poder de Revolución TRESPUNTOCERO, revela la falta de reconocimiento de las autoridades mexicanas a la labor de las personas defensoras, la grave impunidad en las investigaciones de las agresiones en su contra, y carencias en la implementación de mecanismos de prevención y protección.
“La situación de vulnerabilidad y riesgo de las y los defensores en México es sumamente palpable. Los datos publicados por organizaciones nacionales e internacionales reflejan un fuerte clima de hostilidad en contra de las personas defensoras, quienes han manifestado hechos preocupantes de ataques, amenazas y obstaculización de sus labores, tanto por parte de autoridades gubernamentales, como de empresas que están implementando megaproyectos o que se oponen a las reivindicaciones laborales, así como actores armados al margen de la ley o vinculados al crimen organizado”, hace mención el informe.
Después de haberse entrevistado con familiares de víctimas y personas defensoras de derechos humanos, las expertas independientes que integran la Misión de Observación, encontraron que uno de los principales problemas que enfrentan las y los defensores es la impunidad y la falta de acceso a la justicia, asegurando que los riesgos a los que se enfrentan las y los defensores de derechos humanos se enmarcan en la “guerra contra las drogas” que ha desencadenado un alarmante incremento en los índices de violencia en México y en el modelo de desarrollo económico impulsado por el Gobierno mexicano. Ya que “dicho modelo se ha caracterizado por el aceleramiento en la implementación de megaproyectos de inversión que han favorecido de manera legal el despojo de tierras y la criminalización de la defensa de la tierra y territorio”.
Bettina Cruz Velázquez, es integrante de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio (APIITDTT) y de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM), ha liderado el movimiento que se opone al establecimiento de parques eólicos en el territorio tradicional de las comunidades indígenas de Tehuantepec.
La defensora fue procesada por “delitos contra el consumo y la riqueza nacional y privación ilegal de la libertad”, en el contexto de una manifestación pacífica ante la sede de la CFE en Juchitán, el 13 de abril de 2011; manifestación a la que no había acudido. 
La defensora de Derechos Humanos Glenda Manet, colaboradora de Derechos y Democracia (Canadá), declara a Revolución TRESPUNTOCERO, “el gobierno mexicano en ningún momento ha demostrado ser un defensor de Derechos Humanos, por el contrario, abiertamente ha permitido que cualquiera que desee atacar a la población en general y a quien se atreva a defender esta, lo haga con total libertad. Quien llegue a una corte para ser juzgado tendrá pleno apoyo de las autoridades, serán lo que demanden justicia quienes estén sometidos al escrutinio y a la revictimización, porque ya de por si los activistas y defensores de derechos humanos son catalogados por las autoridades y el Estado como gente sin oficio ni beneficio, que le gusta ‘causar problemas’, que se inmiscuye en problemas que no son propios, que son revoltosos y ‘buscapleitos’, todo eso lo hacen para denigrar a quienes se atreven a luchar contra él, los empresarios y las fuerzas armadas”.
Damián Gallardo Martínez, fue privado de libertad por su supuesta participación en un secuestro y vínculos con el crimen organizado, Oaxaca. Él es un reconocido activista de derechos de los pueblos indígenas y libertad sindical en Oaxaca, permanece privado de su libertad desde el 18 de mayo de 2013 en el Centro Federal de Readaptación Social número 2 de “El Salto” en el estado de Jalisco.
Se ha denunciado de manera consistente que el activista fue torturado con el objetivo de obligarle a firmar una confesión de su supuesta participación en un secuestro, así como involucrar a otros integrantes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). 
Es así como el abuso del sistema judicial para criminalizar y estigmatizar las actividades de las y los defensores de derechos humanos ha sido observado por los procedimientos especiales de la ONU y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como una forma “sofisticada” de silenciar a estas personas.
“México se caracteriza entre otras violaciones a derechos humanos, por sus constantes detenciones arbitrarias, en los últimos años, los dos gobiernos represores, han provocado que numerosos defensores, especialmente aquellos que se encuentran luchando solos en provincia, sean detenidos violenta y arbitrariamente. Durante estos actos, siempre se mantiene la incomunicación de los defensores, quienes también son  sometidos al acoso judicial, la tortura física y psicológica, poco después son juzgados imputándoles sin prueba alguna un delito de larga condena, o procesos largos, de años, en donde tienen que esperar por una sentencia desde la cárcel, como manera de coartar su actividad defensora y castigo por atreverse a llevarla acabo anteriormente”, comenta Manet.
Es por ello que las personas defensoras señalan de forma reiterada que los procesos judiciales en su contra son uno de los principales obstáculos para su labor, dado el impacto que tienen en su vida personal y laboral, así como el desgaste que les genera. Resaltaron el tiempo y la energía considerable que han tenido que dedicar las personas defensoras criminalizadas para su propia defensa, lo que disminuye su capacidad de atender las causas que defienden.
Como lo señaló la entonces Relatora de la ONU sobre la situación de las personas de derechos humanos, Margaret Sekaggya, “la criminalización no sólo aumenta el riesgo de la integridad física de las personas defensoras y menoscaba su labor, sino que impone “un clima de miedo y lanza un mensaje intimidatorio a la sociedad en general”.
Manet asegura que, sin duda alguna, la situación de defensores y defensoras de derechos humanos en México es considerada una de las más graves del mundo, pese a esta grave situación, el gobierno mexicano sigue sin buscar arrepentimiento y resarcir todos los daños que ha causado a la sociedad e impulsar medidas serias y sostenibles para la investigación y la protección a los defensores de derechos humanos y su población en general.

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