Luis Hernández Navarro
Desde el momento de su
anuncio, la reforma educativa tuvo un inocultable aroma empresarial. Por
más que se trató de disimular, fue evidente que, más que devolver la
rectoría de la enseñanza pública al Estado, la nueva ley le entregó a
los hombres de negocios un control cada vez mayor de este sector. Más
que responder a consideraciones pedagógicas, los cambios al artículo
tercero constitucional introdujeron a la Carta Magna la agenda y los
intereses del sector patronal.
Ensoberbecidos, sin rubor alguno, el pasado 8 de octubre, los
representantes de los amos de las finanzas ventilaron públicamente su
beneplácito con lo que consideran su triunfo. Ese día, durante la
reciente reunión sostenida entre el secretario de educación, Aurelio
Nuño Mayer, y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Alejandro
Ramírez, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y
fundador y vicepresidente de Mexicanos Primero, presumió que la
Secretaría de Educación Pública (SEP) ha retomado muchas recomendaciones
de su organización.
De paso, avisaron que van por más. Gerardo Gutiérrez Candiani,
curiosamente presidente del CCE a pesar de no tener empresas importantes
conocidas, y aspirante a la gubernatura de Oaxaca por el partido que
sea, anunció que en las próximas semanas el sector privado firmará un
convenio con la SEP para satisfacer exigencias adicionales: nuevos
planes de estudio que incluyan materias como civismo, ética, inglés e
incluso emprendedurismo; adopción de la educación dual, referida a la
vinculada con el aprendizaje dentro de empresas privadas, y el rescate
de los oficios y formación de técnicos especializados para relacionar la
educación con los sectores productivos.
Es decir, no contentos con denostar al magisterio nacional y a la
enseñanza pública a través de una ofensiva campaña en los medios de
comunicación, de imponer atributos acordes con su visión del mundo a la
educación que imparte el Estado, y de crear un régimen de excepción
laboral para los maestros, los hombres de negocios pretenden ahora
implantar las materias y los contenidos educativos de la enseñanza
pública.
Por si fuera poco, engolosinados por quedarse con una tajada aún más
grande del pastel de la enseñanza pública, comprometieron a los
organismos empresariales del CCE, por voz de Gutiérrez Candiani, a
participar en la escuela pública y en el programa educativo, mediante
apoyos o adoptando escuelas primarias. Esto significa dar un paso más en
la privatización de la enseñanza a través de las escuelas chárter.
Como para no dejar duda de la injerencia que los hombres de negocios
tienen en la definición de la agenda educativa, el secretario Nuño
reconoció que el sector empresarial ha sido fundamental para continuar
con la aplicación de la reforma. Y, para que quedara claro quién manda,
cuando en ese mismo foro los mismos patronales le demandaron aplicar la
ley contra los maestros disidentes, Nuño Mayer respondió amenazando con
descontar el día a los maestros que suspendan actividades como protesta
contra la norma.
Aunque no es comparable a la profundidad de la relación que
mantiene con el mundo patronal, no deja de llamar la atención la
cercanía que el secretario Nuño ha establado con los dirigentes del
sindicato magisterial. Tanto así que, no contento con dispensarle a Juan
Díaz de la Torre los más generosos halagos, ahora le ha tomado también
prestada parte de su discurso contra la disidencia del gremio.
Juan Díaz de la Torre, como se sabe, es el dirigente del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) por obra y gracia de
Enrique Peña Nieto. Formado en las cloacas de la unión a la sombra de
Elba Esther Gordillo, no dudó en traicionar a la maestra cuando ella
cayó en desagracia. No hay en él ninguna credencial democrática. Y, a
pesar de que carece de cédula profesional (http://goo.gl/75fZJc ), se presenta como un profesional de la educación en toda la regla.
Pese a ello, de los negros antecedentes que carga del representante
sindical, y de que cientos de miles de profesores lo repudian, Nuño
Mayer no duda en presentar a Díaz de la Torre cada vez que puede como
un gran líder,
fuerte,
moderno,
cercano a los maestros,
que entiende los nuevos tiempos,
con visión de futuro moderno. Hasta Emilio Chauyffet fue más cuidadoso que el nuevo secretario, que trató a Díaz de la Torre como su empleado.
Según el secretario Nuño, los maestros disidentes están sometidos y
engañados por sus dirigentes. ¿Cómo si no entender su exhorto a que se
liberen y entiendan que la reforma educativa es en su beneficio? ¿Cómo
si no interpretar su petición de no dejarse engañar para acudir a
movilizaciones?
El exhorto del secretario, ofensivo de por sí, recuerda el
esclarecido análisis sobre la táctica del magisterio democrático
elaborado por Olegario Valencia, antiguo dirigente de la sección 23 de
Puebla. Según él, en la disidencia
se han preparado cuadros para adueñarse de la voluntad de los compañeros; mediante el contagio mental, bajo las cantinelas, marchas y canciones, quieren quitarles la ideología de Vanguardia Revolucionaria para después darles consignas que deberán seguir con toda rutina.
Sometido a los intereses empresariales, aliado a los líderes espurios
del SNTE, decidido a falsificar la verdadera naturaleza del descontento
del magisterio democrático que rechaza una reforma educativa que no lo
es, el secretario Nuño ha mostrado, en muy poco tiempo, que, lejos de
ser una figura renovadora, es un dinosaurio joven.
Twitter: @lhan55
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