Dos grandes oleadas del
feminismo han sacudido al mundo: la primera, heroica, se levantó en los
siglos XIX y XX en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Reclamó el
voto femenino y condiciones más justas para el trabajo de mujeres y
niños. Fue reprimida al principio, pero después se impuso, la Primera
Guerra Mundial reivindicó el papel de la mujer en la economía y en la
supervivencia.
El gobierno británico cambió su actitud, otorgó amnistía a las
sufragistas y concedió el voto a las mujeres, antes de que terminara la
guerra en 1918. El voto femenino se logró en Australia en 1902, en la
Unión Soviética en 1917, en Estados Unidos en 1920 y en Francia se
demoró hasta 1944. En México la oleada feminista llegó tarde; el voto se
concedió como un favor del Presidente y sin presión de los grupos
feministas, casi inexistentes, en 1953.
La segunda oleada empezó a alcanzar altura en los 70 y sobre todo en
Estados Unidos. Influyó en México más intensamente. Quería que se
revisara el papel del hombre y la mujer en el trabajo, la política y la
familia; fue acompañada por la revolución sexual, que cambiaría por sí
misma el rol de la mujer y la relación entre los sexos y lograría
moderar en los países pobres la explosión demográfica.
En México ha tenido logros importantes: la ley contra la violencia a
las mujeres (2007) y la paridad de género (2019) en los partidos, los
cuerpos legislativos y en los equipos de gobierno.
Richard Haass, del Council on Foreign Relations: mundo post Covid-19 acentuará el
desorden
El israelí-estadunidense Richard Haass –anterior funcionario del Pentágono, del Departamento de Estado,
asistente especialde Daddy Bush, consultor de las dos guerras de EU contra Irak–, hoy preside el muy influyente thinktank CFR (https://www.cfr.org).
En su libro de hace tres años. Un mundo en desorden (https://amzn.to/2VmGzFH), adujo la ausencia de una superpotencia, antes del Covid-19, cuya pandemia no constituye ningún
punto de inflexión, sino que sólo profundiza y acelera las tendencias.
Richard Haass rememora las tendencias: un
paisaje global de una mayor rivalidad de las grandes potencias, proliferación nuclear, países débiles, flujos brotantes de refugiados, y creciente nacionalismo (sic), a la par del papel reducido (sic) de EU en el mundo: lo único que
cambiará con el resultado de la pandemia no es el desorden, sino su extensión.
En su artículo en Foreign Affairs (https://fam.ag/3bizBag), Haass aborda el
mundo post-EU: una de las
características de la presente crisis es la marcada ausencia del liderazgo de EUcuya tendencia no es nueva, sino que
ha sido aparente (sic) por lo menos hace una década.
No lo dice, pero la unipolaridad fue sepultada por la grave crisis
económica de 2008 fomentada por la orgía especulativa de Wall Street en
la fase Obama. Fue cuando China cesó su
cooperaciónmasoquista con el sadismo financierista de EU que inició en 1971 con la dupla Nixon/Kissinger.
Rememora la
supervisión de la retirada de Afganistán y el Medio Orienteen la fase Obama, y la utilización por Trump
mayormente del poder económico para confrontar a sus rivales.
Señala que, mucho antes de la pandemia,
se había gestado una declinación acelerada en el atractivo del modelo (sic) de EUcuyo
prospectoformó gran parte del atractivo de
Primero EUde Trump. Haass juzga que
la pandemia reforzará esta perspectiva.
Diagnostica que la
persistente paralización política, la violencia de las armas, el mal manejo que llevó a la crisis financiera global de 2008 y la epidemia de los opiáceos, sumada de la
respuesta inefectiva a la pandemia, reforzará la opinión de que
EU perdió su rumbo.
Es el neoliberalismo, ¡estúpido!
Mucho se habla de
los pacientes sin médicos, el caos hospitalario y los miles de cadáveres
insepultos en Guayaquil. Pero ningún medio hegemónico explica la causa
principal de la tragedia. El sociólogo Jonathan Báez sí lo hace en una
investigación publicada en la web de la Universidad Central de Ecuador.
Apunta que no sólo disminuyó el gasto en salud . También lo hizo
drásticamente la inversión, que en 2019 cayó 36 por ciento respecto del
año anterior. Peor, según la jerga burocrática oficial la principal
inversiónen ese año se destinó al llamado
programa de reforma institucional de la gestión públicabásicamente la
desincorporación–léase, despido–, de miles de servidores públicos.
¡Se invirtió más en echar a la calle personal del sector salud que en
infraestructura, equipamiento y mantenimiento! No es difícil entender
por qué la ciudad concentra 70 por ciento de los casos de Covid-19 en
Ecuador, y la mayor tasa de contagios en América Latina.
Un
regalodel gobierno de Macri.
Reporta el bonaerense Página 12 que el Ministerio de Educación de Argentina distribuirá 135 mil notebooks y tablets
en las zonas del país donde hay más estudiantes secundarios sin acceso a
una computadora. El ministro del ramo, Nicolás Trotta, explicó que se
trata de los equipos que fueron encontrados en febrero en un depósito
del Correo Argentino, donde el gobierno de Mauricio Macri los había
dejado sin distribuir desde 2016, cuando abandonó el plan Conectar
Igualdad.
Cierran ciber-refugios en Japón
Clientes, desamparados
Se moverán y propagarán virus
Miles de trabajadores
precarios pueden quedarse en la calle en Japón ya que la pandemia ha
provocado el cierre temporal de los cibercafés donde muchos de ellos,
llamados los
refugiados de la red, residen habitualmente.
Estos lugares, muy comunes en las ciudades japonesas, permiten el
acceso a Internet las 24 horas del día, mangas, y bebidas sin alcohol en
libre servicio, además de pequeños espacios privados y duchas.
Pero el estado de emergencia declarado a principios de abril en
varias regiones del Japón, entre ellas Tokio, sus alrededores, y Osaka
(oeste), ha obligado a cibercafés a cerrar temporalmente, dejando en el
desamparo a sus clientes más fieles.
He pensado en dormir en un banco de una estación, o en el Metro, dice un empleado de la construcción de 58 años, que se halla en esa situación y requiere el anonimato.
Finalmente halló refugio en una gran sala de judo de Yokohama
convertida en un centro de acogida de emergencia por el gobierno
regional.
El desempleo es muy bajo en el archipiélago, pero ello enmascara la
gran precariedad de muchos empleos, temporales y mal pagados.
En el origen, los cibercafés abiertos 24 por 24 acogían más bien a
empleados que abandonaban muy tarde sus oficinas o una velada entre
amigos antes de tomar el último tren hacia sus casas en las lejanas
regiones semiurbanas.
Pero la precarización de los empleos, y las baratas tarifas de los
cibercafés –2 mil yenes (17 euros - 18.5 dólares) por noche– han hecho
evolucionar progresivamente su clientela hacia la nueva clase de los
pobres.
Ayudas insuficientes
Tokio tendría unos 4 mil
refugiados de la redy 2 mil sin techo, estima Tsuyoshi Inaba, responsable de una organización de ayuda a las personas desfavorecidas, interrogado por la AFP.
Las autoridades de la capital han pedido el cierre de lugares de vida
nocturna debido a un reciente aumento de casos de Covid-19. Pero
militantes antipobreza consideran que el número de alojamientos
previstos por el gobierno es insuficiente y lamentan las condiciones
restrictivas de acogida. Los candidatos deben demostrar que viven en
Tokio desde hace al menos seis meses.
Muchas personas expulsadas de los cibercafés no tendrán otra opción que dormir en la calle, advierte Inaba.
Ello podría provocar sufrimiento social y un aumento de suicidios, dice.
Una ayuda inadecuada puede generar además un
gran problema, y contribuir incluso a propagar el coronavirus al incitar a algunos a
ir a ciudades de provincia cuando quizá son ya portadores del virus, advierte Inaba.
Otra realidad
Todos los años, por estas fechas,
Herminia viene a visitarnos. En esta ocasión no será así. Pilar, su
sobrina, nos llamó para decirnos que su tía Hermi había caído enferma.
Pensó que se trataba de una gripe severa y por eso insistió en
permanecer en su casa mientras se recuperaba. Su condición empeoró.
Pilar llamó al médico y él hizo un diagnóstico fatal: Herminia se había
contagiado del virus y era urgente internarla en el hospital. Allí,
después de una breve y terrible agonía, murió sola, sin sentir el amor y
la ternura de sus seres queridos, sin nadie que le brindara consuelo.
Doble, cruel, amargo fin de mi amiga y de tantas otras personas que
recibieron a la muerte en completa soledad.
Me lo repito: no, este año no vendrá Herminia, ni el siguiente, ni nunca: quiero decir
jamás. No volveremos a ir al aeropuerto para recibirla, ni a verla aparecer con sus vestidos holgados que siempre parecían ser el mismo. Tampoco será posible abrazarla y aspirar el perfume floral que la envolvía. Sobra decir que no escucharemos su voz ni su risa tan especiales. En el mundo habrá más silencio.
Maga
La ciudad es la más hábil narradora de historias. Muchas las ha
vivido, algunas las inventa. Ahora que las calles están desiertas ¿quién
escuchará sus relatos? Los fantasmas.
Estrategia de sobrevivencia
Aterrada ante el prolongado aislamiento en soledad, Elisa tejió una
especie de red de salvación basándose en los números telefónicos que en
distintos momentos le habían dado sus vecinos. El propósito de llamarlos
fue sugerirles que, al menos una vez al día, se pusieran en contacto a
fin de charlar durante unos minutos y de ese modo sentirse menos
encerrados.
La respuesta que obtuvo por parte del médico veterinario, la maestra
de inglés, la podóloga y el ingeniero fue positiva. El único con quien
no pudo comunicarse fue con el pianista, conocido por el rumbo como El Dandy por su costumbre de usar corbata de moño y zapatos de charol.
José Agustín Ortiz Pinchetti
Alfredo Jalife-Rahme
Editorial La Jornada
Cuando las sociedades
atraviesan por alguna coyuntura sanitaria de excepción, como la que
actualmente ha generado la aparición a escala mundial del nuevo
coronavirus conocido como SARS-CoV2, el apego al conocimiento científico
y la prudencia para dar un juicio sobre el tema resultan especialmente
aconsejables. En una ciudadanía que vive un presente inquietante y
afronta un futuro incierto, la información sin fundamento, el rumor
esparcido de manera irreflexiva y las opiniones más apoyadas en filias y
fobias que en datos probados, sólo contribuyen a sembrar la
intranquilidad, el temor y la discordia. Y si esas actitudes encuentran
eco en un medio informativo impreso o electrónico de gran alcance, su
capacidad para lesionar el equilibrio público y entorpecer las tareas de
restablecimiento de la normalidad se potencia peligrosamente.
Nuestro pecho no es bodega
Ante la emergencia sanitaria
por causas de fuerza mayor, la recomendación fundamental: ¡Quédate en
casa!, expresada un día sí y otro también por el subsecretario de
Prevención y Promoción de la Salud y vocero del gobierno de la República
en todo lo concerniente a la estrategia frente al coronavirus, el
doctor Hugo López-Gatell, y la declaración irresponsable en esta
situación de pandemia mundial en el noticiero estelar de TV Azteca:
Ya no le haga caso a Hugo López-Gatell, es criminal ante el grave riesgo a la salud.
El viernes pasado asumió
el nuevo ministro de Salud del gobierno ultraderechista de Jair
Bolsonaro. Se trata de un oncólogo vinculado, a ejemplo del antecesor
renunciado el día anterior, Luiz Henrique Mandetta, al sector privado de
salud.
La escorada nave trata de seguir a
flote mientras entramos en los remolinos más oscuros de la doble o
triple crisis que nos vuelve contemporáneos de todos los hombres. Como
quería el poeta Paz, tal vez sin imaginar por cuál camino llegaríamos a
tal vecindad. Los primeros y rotundos indicios de que la cosa va en
serio y, por lo pronto, para peor, son los litigios dentro de nuestro
vilipendiado sistema público de salud donde todos los días se oyen voces
indignadas que revelan flagrantes insuficiencias en mate-ria de
insumosbásicos, indispensables para desempeñarse con relativa seguridad en los pisos y pabellones donde la vida de muchos se dirime.
Vivimos tiempos de angustia
e incertidumbre. La barbarie del capitalismo neoliberal se nos revela
en toda su esencia. Las consecuencias de poner al capital por encima de
la vida hoy quedan a la vista.
¿Cuánto puede caer
nuestra economía en 2020? La guía fundamental que parece orientar las
respuestas es la trayectoria logística del número de contagios
acumulados. El énfasis de esta perspectiva es la línea que resultará no
sólo de una tasa de crecimiento de contagiados al día cada vez menor,
sino de una tasa cero. Indicaría que ya dejan de crecer los contagiados y
que podemos –entonces sí– imaginar el periodo real de duración de esta
triste crisis, tan llena de drama, tan exigente de astucia, de
prudencia, de solidaridad. ¡Vaya que sí!
¿Qué hace un gobierno democrático
cuando recibe la denuncia de que sus funcionarios, policías o militares
han cometido algún delito? Lo primero, investigar, y si comprueba que
lo denunciado es real, poner a los delincuentes a las órdenes de la
justicia.
Nos referimos al Códice
Florentino, que recibe ese nombre porque se conserva en la Biblioteca
Medicea Laurenziana de Florencia, Italia. Es un manuscrito que incluye
textos en náhuatl con traducciones y comentarios en castellano y
pinturas. Lo realizó fray Bernardino de Sahagún y un grupo de coautores
nahuas integrado por sabios –en náhuatl, tlamatinime, y pintores o
tlacuiloque. La magna obra se realizó entre 1575 y 1577 en la ciudad de
Tlatelolco; fue publicado por primera vez en México como Historia General de la cosas de Nueva España (sin pinturas) en 1830.
El 16 de marzo de 2020, el mismo día en el que en El Correo Ilustrado de La Jornada publiqué esta carta con relación al Covid-19, Me
atrevo a opinar que estamos viviendo una guerra mundial en la que, por
primera vez en la Historia, todos los países están unidos en contra de
un enemigo común, que no es humano, pero que sí es fatal, Clarisa Landázuri escribió en La Voz Brava, “Dirán
que lo imaginé, lo cierto es que cuando me encaminaba al supermercado a
hacerme de lo indispensable para pasar alimentada el encierro al que la
crisis nos ha confinado globalmente, se me acercó un vagabundo,
sesentón, de mirada particularmente chispeante, que me pidió dinero, ‘Lo
que usted quiera darme, señora, y perdone el abuso’, con habla, dicción
y maneras mejores de las que su aspecto podía anunciar. Vestido de
harapos, con una barba tupida gris, hirsuta, larga, descuidada; con una
trenza gris, larga, rala, que asomaba por la nuca debajo de un sombrero
de ala ancha, de fieltro negro desgastado; de guaraches de suela de
llanta; con un pantalón demasiado amplio para su delgadez, ajustado en
la cintura con un mecate; con una camiseta negra de cuello alto y manga
larga, demasiado holgada para su delgadez, ‘Lo que usted quiera darme,
señora’, me dijo. Le di un billete de 200 pesos, que enrolló y colocó
sobre la oreja derecha, como si fuera un lápiz.
Elogio de la vida simple. Una
sorpresa agradable en este periodo de confinamiento domiciliario es la
invitación que hace la documentalista canadiense Sofia Bohdanowicz en Casa de la felicidad (Maison du bonheur,
2017), a penetrar en la intimidad doméstica de Juliane Lumbroso-Sellam,
una dama viuda francesa de 77 años, quien desde hace medio siglo exacto
vive en el mismo apartamento parisino en el barrio de Montmartre. Entre
sus pasatiempos figura la astrología, pero también la horticultura y el
empeño por mantener viva una larga tradición familiar gastronómica.
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