Autor:
Érika Ramírez @erika_contra
Contrario al reconocimiento internacional hacia el personal sanitario que enfrenta la pandemia de Covid-19, en México una parte de la población lo agrede, amenaza, estigmatiza y discrimina. Detrás de esos ataques hay miedo y una “profunda ignorancia”, que se alimentan de mentiras, rumores y amarillismo en los medios de comunicación, consideran expertos. Descartan que se trate de sabotajes articulados
Una profunda ignorancia, miedo y
desprecio son los principales motores de los ataques contra el personal
sanitario, en medio de la crisis que enfrenta México por el contagio
comunitario del virus SARS-CoV-2 y la pandemia de Covid-19.
Personal médico, de enfermería y
técnicos de la salud sufren cada vez con mayor frecuencia escupitajos en
la vía pública, rocío de cloro a sus ropas, golpes, gritos,
discriminación en el transporte público, a pesar de ser esenciales en
esta emergencia sanitaria y de su compromiso social de anteponer la
salud de las personas por encima de la de ellos mismos.
La primera línea de atención en esta
pandemia –y que en otros países es considerada heroica–, en México es
maltratada impunemente. Consultados por Contralínea, expertos
en seguridad nacional, antropología y sociología exponen que se han
desbordado las emociones, el comportamiento comunitario y hasta las
instituciones que integran el Estado, y consideran que las agresiones
son una respuesta al miedo a lo desconocido y también reflejo de una
“profunda ignorancia”, alimentados por la viralización de mentiras, rumores, noticias falsas (fake news) y amarillismo de algunos medios de comunicación.
A ello se suma un factor importante,
indican: la circulación de denuncias a través de las redes sociales
hechas por personal médico sobre la carencia del equipo necesario en sus
centros de trabajo, lo que aumenta el miedo en las personas y el
estigma de que los representes del sector salud son foco de infección.
El porqué de estas acciones es
suficientemente complejo, dice el doctor en antropología social por la
Escuela Nacional de Antropología e Historia, Carlos Arturo Hernández
Dávila, pero corresponde a “cuando se azuzan los miedos o cuando hay una
generación y avivamiento de los miedos, los terrores hacia lo otro,
hacia lo distinto, hacia lo que está contaminado”.
Agrega que en el caso de México “hay una
serie de fobias muy arraigadas, que tienen que ver con la poca
información que hay en muchas comunidades”. El doctor en antropología
enfatiza que el miedo puede ser entendible porque se trata de una
enfermedad nueva que ha dejado miles de muertos en todo el mundo, pero
agredir, descalificar, violentar y azuzar a la violencia pública “con un
linchamiento social es un asunto perfectamente basado en la ignorancia y
en la irracionalidad”.
En este contexto de miedo y
estigmatización, un elemento extra es la denuncia del personal sanitario
respecto de la falta de equipo médico para realizar su labor. Ello
resalta “la paranoia” provocada por esta enfermedad, dice en entrevista
María Cristina Rosas, profesora e investigadora en la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
La experta en temas de seguridad
nacional condena las agresiones a las que se ha enfrentado el personal
médico y agrega que se trata de una “enfermedad nueva, para la que no
hay cura. A esto se adiciona el bombardeo de medios de información y
falta de educación en materia de salud. Se combina todo esto para que
haya este tipo de agresiones hacia personal médico”.
Se trata, dice la investigadora, de “la
primera línea de defensa y hemos visto también noticias como muchos de
ellos se han contagiado porque carecen del instrumental o de la
capacitación o del apoyo de la autoridad. Esto es realmente lamentable”.
Recomienda que “si ya sabemos que hay
ignorancia, que hay miedo por el contexto actual, el personal de salud
podría andar con ropa diferente en la calle para evitar este tipo de
actos”.
Y es que a la par de esas denuncias del
propio personal sanitario están los casos de contagios al interior de
los hospitales, que alimentan aún más los temores entre la población.
Por ejemplo, médicos y enfermeras de la clínica 72 de Tlalnepantla,
Estado de México, señalaron la carencia de equipos médicos y material
necesarios para atender la enfermedad. Luego, en ese nosocomio se
registraron 20 médicos con coronavirus.
A través de las redes sociales, personal
de la Clínica 50 del IMSS, ubicada en San Luis Potosí, paró labores y
se manifestó por la falta de insumos. “¡No negamos atención, sólo quiero
protección!”, gritaban.
María Cristina Rosas advierte que éste
ha sido uno de los factores que han alterado a la sociedad en su
conjunto, porque parece que “¡no hay garantías de protección de ningún
tipo!”
El lunes 13 de abril, el presidente
Andrés Manuel López Obrador pidió a la población mexicana “cuidar al
personal de salud, respetarlo, quererlo. Todos, en algún momento hemos
necesitado un servicio médico, lo vamos a necesitar siempre”.
Las agresiones
En Jalisco, a algunas enfermeras se les
impidió subir al transporte público, incluso una de ellas –perteneciente
a la clínica 110 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)– fue
rociada con agua con cloro, según denunció a medios de comunicación
Edith Mujica Chávez, presidenta ejecutiva de la Comisión
Interinstitucional de Enfermeras del Estado de Jalisco.
En Tamaulipas, el 9 de abril, fue
rociado con cloro el practicante profesional del IMSS Luis Gerardo
Ramos, mientras realizaba compras en un centro comercial. La mujer que
lo dañó lo acusaba de propagar el coronavirus en la región.
Ese mismo día, en la Ciudad de México,
personal del Hospital General de Zona 48, también del IMSS, denunció la
agresión por parte de los familiares de un paciente de Covid-19 que
había perdido la vida. Esto ocurrió en la alcaldía de Azcapotzalco.
En Nayarit, la enfermera Mel Morado tuvo
que abandonar su casa en el poblado Lo de Marcos, municipio de Bahía de
Banderas, donde vecinos del lugar le impidieron el paso y la acusaron
de ser un foco de infección del coronavirus.
Días antes, el 6 de abril, el doctor
Víctor Hugo Borja Aburto, director de Prestaciones Médicas del IMSS,
manifestó que las autoridades del sector salud están “preocupados por
las agresiones, amenazas y actos discriminatorios contra el personal de
la salud que atiende casos de Covid-19 en diversos estados del país”.
Durante la conferencia de prensa
dedicada a la atención de esa enfermedad, Borja Aburto advirtió que
“amenazar la integridad física del personal médico o afectar el
funcionamiento y operación de la infraestructura hospitalaria destinada
en este momento a atender la emergencia sanitaria vulnera la capacidad
de respuesta que la población requiere”.
Al respecto, el doctor en antropología
Hernández Dávila comenta que, en medio de esta crisis, los cambios de
actitudes y educacionales “siempre tienen que venir de abajo, por más
que el gobierno haga una campaña de comunicación social y diga: nuestros
médicos están en la primera línea y hay que defenderlos, hay que estar
orgullosos, la comunicación social que venga de arriba siempre va a ser
precaria”.
La crisis sanitaria
A 3 semanas de haberse iniciado la
Jornada Nacional de Sana Distancia, promovida por el gobierno federal
para contener la transmisión comunitaria, el reforzamiento de la
infraestructura hospitalaria apenas comienza a visibilizarse. El
presidente López Obrador y los expertos en salud de su gabinete aseguran
que desde enero se iniciaron las labores para ello.
El titular de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, informó que ya habían
sido adquiridos los primeros 725 mil guantes y 820 mil respiradores KN95
de la compañía Guangzhou Powecom, siendo el inicio del abastecimiento
más ágil que se ha dado en la pandemia por parte de Meheco, proveedora
china del Estado mexicano. Asimismo, informó que se está a la espera de
un nuevo cargamento.
Aunado a ello, el presidente López
Obrador aseguró que todo estaba en orden para atender a quienes lo
necesitaran con camas de hospital. Además, informó sobre la solicitud a
su homólogo estadunidense Donald Trump para que interviniera en la venta
de 10 mil ventiladores y 10 mil monitores para atender la enfermedad
Covid-19 en México.
El miedo en tiempos de pandemias
El doctor en sociología por la UNAM,
Guillermo Garduño Valero, hace un recuento de lo que ha sido la historia
del miedo vinculado a pandemias, como la ocurrida durante el periodo de
entre guerras, con la gripe española que fue de alta mortalidad.
Valero Garduño expone que ocurrió una
situación de esta naturaleza con la peste negra o peste bubónica, que
afectó a Asia y Europa entre 1347 y 1353: “automáticamente la gente
migraba, pero la gran tragedia de la gente que abandonaba su ciudad es
que no eran admitidos en ninguna otra ciudad”.
Luego, a partir de 1918 se produjo una
situación “todavía más angustiosa con la influenza española:
precisamente al término de la Primera Guerra Mundial se activa este
virus y produce un total de 20 millones de muertos en Europa, más que
los muertos durante la contienda”.
En el caso mexicano, Garduño Valero
critica que el “régimen actual no ha demostrado en este momento buena
disposición en materia logística”. Qué significa este proceso de
distribución: tiempo, forma, lugar, suficiencia y oportunidad de las
acciones y los materiales necesarios para atender la emergencia
sanitaria.
La logística, añade el experto, ha sido
esencial para ganar o perder las guerras. “Cuando se trata de una
emergencia sanitaria, un mal sistema de carácter logístico desarticula
todo, porque los materiales se quedan o pueden quedarse almacenados.
Pese a que son necesitados, no llegan al lugar, no llegan a tiempo, no
llegan con suficiencia, no llegan con todos los elementos en tiempo y
forma y esto es desastroso”.
Expertos descartan que ataques contra personal médico sean sabotajes
Guillermo Garduño Valero, doctor en
sociología por la UNAM y experto en seguridad nacional, descarta que las
agresiones al personal médico respondan a una especie de “sabotaje” por
parte de los “adversarios” de la administración de Andrés Manuel López
Obrador.
Expone que, si se tratara de una acción
estructurada, como lo es un sabotaje, “definitivamente no se hubieran
ido por esas acciones, se hubieran ido por mayores, ¿cuáles serían?, los
centros de abasto, que son los puntos críticos; los puntos de surtido
de agua, que son vitales para la ciudad; la interrupción de accesos
carreteros, eso sería en caso de un sabotaje porque sería una acción
totalmente concertada”.
Victoria Unzueta Reyes, doctora en
estudios políticos europeos y euroamericanos por la Universidad de Turín
y especialista en temas de seguridad nacional, expone: “esto ha sido un
error de comunicación de parte del gobierno federal. Me parece que
desde las políticas que se han implementado, unas de las cuestiones a
las que no se ha dado particular importancia es a la protección de
personal médico.
“También vimos este tipo de agresiones
cuando recién iniciaba la pandemia, con relación a personas que tenían
rasgos asiáticos o que eran abiertamente de origen chino, sin tener
incluso ningún antecedente de viaje”, añade.
Unzeta Reyes considera que el gobierno
federal tiene que asumir el liderazgo para la determinación de las
medidas que protejan al personal sanitario. Es necesario, dice,
“establecer estrategias que les permitan atacar problemas como éste
porque los únicos que salen vulnerados son las personas que están en el
sector salud. Todas las personas que están sufriendo este tipo de
agresiones es por desinformación de la población”.
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