Lo importante es mostrar que no sólo se trata de una caída drástica en la demanda, sino de un verdadero desplome de muchas economías. Hay que tener presente que no únicamente se pone en riesgo la extracción del hidrocarburo, sino también de la de gas, por el aumento del consumo de este combustible. Ambas fuentes de energía deben garantizar un crecimiento satisfactorio que, sin duda, todavía necesitamos como sociedad que enfrenta cambios que trascenderán en la economía, en la política y en el destino del ambiente natural.
La zona petrolera perteneciente al mundo árabe
y aledaños, es de una importancia estratégica. Su alta productividad convierte a los países de mayor producción, en los ejes para determinar si el valor de los barriles se mantiene, sube o baja. Pero en este año hemos tenido cambios que poco tienen que ver con la geopolítica o las guerras petroleras. Estamos a merced de los cambios que nos ha dictado un virus.
Hablamos de la necesidad de que las naciones se pongan de acuerdo, ya no sólo en los estimados del precio del barril de petróleo, de acuerdo con la demanda, sino en la forma de aprovechar las ganancias de esta fuente de energía y prever para el futuro mediano y lejano, los cambios drásticos que puedan ocurrir.
Por su parte, Estados Unidos, supuestamente, lidera los esfuerzos por reducir paulatinamente la dependencia al petróleo de Oriente Medio en la región occidental. Sin embargo, mantiene un constante interés en la búsqueda de gas natural, en cualquier parte del mundo.
En la tabla, en la columna crecimiento
se refleja el peligro de tener cerca una realidad que impacte todavía más de lo que ya lo ha hecho.
De acuerdo con la tabla, en América, observamos un crecimiento negativo de -1.87, en contraste con, el también negativo, crecimiento mundial de -6.85. La situación biológica que ha provocado la actual pandemia, ha generado un sinnúmero de cambios drásticos en la economía y, como consecuencia, en el crecimiento económico. Los efectos de las cifras negativas todavía no los conocemos, en su verdadera dimensión.
Es la oportunidad de revisar la forma de administrar y aplicar las ganancias de la industria petrolera, pues como lo podemos ver en los datos arriba señalados, los hidrocarburos han servido para un enriquecimiento unilateral.
El gas es una opción para resolver las necesidades, pero no es infinito ni libre de complicaciones. Las tensiones políticas también han sido importantes, un ejemplo de ello ha sido la realización de los gasoductos del Programa Nord Stream 2.
Es evidente que el peligro en el que nos ha puesto un virus, ha llevado a un riesgo verdadero a la industria petrolera mundial, más que una guerra petrolera. Sólo observemos el crecimiento negativo de la mayoría de las naciones.
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