MUJERES Y SALUD MENTAL
Quizás
ya hemos oído hablar de ciertos problemas de salud relacionados con la
glándula tiroides, sin embargo, algunas y algunos de nosotros podríamos
no tener muy clara su función, ni los alcances de los desórdenes que
provoca.
Empecemos por saber que la tiroides es una glándula pequeña, en forma
de mariposa; es una glándula endócrina, lo que significa que es una
agrupación de células que genera hormonas y vierte en la sangre.
Se localiza en la parte anterior del cuello y en la parte lateral, y
por la parte posterior se encuentran las glándulas paratiroides.
Las glándulas tiroides y paratiroides crean un equilibrio de tal manera
que lo que pasa con una afecta directamente a las otras y viceversa.
La tiroides provee de calcio a los huesos que previamente ha tomado de
la sangre, y las paratiroides compensan la falta de calcio en sangre,
esencial para el funcionamiento del sistema nervioso, extrayéndolo de
los huesos cuando es escaso.
Si la función de la tiroides o de la paratiroides se altera por algún
motivo puede provocar: depresión, irritabilidad, ansiedad, debilidad,
mala cicatrización, obesidad o falta de peso, desequilibrios
hormonales, fracturas que no consolidan bien, problemas de hiper o
hipotensión arterial y venosa, y falta o exceso de calcio y fósforo en
sangre y huesos.
Cuando empecé a investigar sobre el tema, lo primero que llamó mi
atención es que las patologías tiroideas afectan en un alto porcentaje
de los casos a las mujeres, incluso se cree que de un 3 a un 4 por
ciento de las mujeres en el mundo padece hipotiroidismo.
Existen dos padecimientos de la tiroides: el hipertiroidismo y el hipotiroidismo.
En el primero, el metabolismo se acelera por el exceso de hormonas, lo
que produce una descompensación muy evidente: se cae el cabello, causa
anemia, hay pérdida brusca de peso (hasta 10 kilos), aparecen estados
angustiosos, los párpados se retraen y los ojos se salen.
El hipotiroidismo es menos notorio: el metabolismo se vuelve muy lento
porque la tiroides produce pocas hormonas, los síntomas son: cansancio,
falta de ánimo, dificultad para concentrarse, aumento de peso (entre
tres y seis kilos), piel áspera y seca, y cabello muy grueso.
Ambas alteraciones tienen su origen en el sistema inmune, porque se
generan anticuerpos contra la tiroides que la van atacando, lo que se
conoce como “tiroiditis crónica” o de “Hashimoto”, hasta que deja de
funcionar correctamente y presenta sus primeros síntomas.
Como podemos ver, la sintomatología que genera una alteración en esta
pequeña, pero importantísima glándula, es diversa, sin embargo quienes
nos dedicamos a la atención de la salud mental y emocional tenemos la
gran responsabilidad de tomar muy en cuenta los síntomas emocionales,
ya que el cuadro depresivo tiene mucha similitud con el hipotiroidismo,
por lo que podemos correr el riesgo de obviarlo.
Es por ello que las y los psicoterapeutas tenemos que considerar
abordar la situación emocional de manera conjunta con psiquiatras que
no tiendan a medicalizar(**) ni a etiquetar a las personas, para que
evalúen en las consultantes el nivel de hormonas tiroideas antes de
hacer un diagnóstico de depresión.
Lo mismo sucede con los cuadros de angustia y nerviosismo que provoca
el hipertiroidismo, síntomas semejantes a otros trastornos
psiquiátricos.
El tratamiento es sencillo, basado en la toma de una pastilla que
contiene hormonas tiroideas, de acuerdo con la doctora Andrea
Sepúlveda, endocrinóloga de la Clínica Santa María de Chile.
Por otro lado, y sin restar importancia a las causas físicas, es de mi
interés por el área en la que trabajo desde hace años que podamos
identificar cómo muchos de los problemas tiroideos pueden también
detonarse por un fuerte impacto, shock o estrés emocional, que según
algunos estudios parece que desequilibran a esta glándula.
En mi práctica psicoterapéutica me ha tocado escuchar de algunas
consultantes con hipo o hipertiroidismo, que su enfermedad se
desencadenó después de haber perdido su empleo, separarse de sus
parejas, la pérdida de una madre o un padre, o después de un fuerte
accidente automovilístico…
Lo que indica que existe una relación directa entre las alteraciones en la tiroides y ciertos cuadros emocionales.
También la tiroides puede sufrir alteraciones en su estructura. Por
ejemplo: el bocio es el aumento de tamaño de la tiroides y los nódulos
son pequeños tumores, que en el 90 por ciento de los casos son benignos
y suelen detectarse con un examen de cuello con un gamagrama y un
análisis de sangre que todas tendríamos que realizarnos después de los
30 años de edad, como parte de nuestra rutina de atención a nuestra
salud.
Es conveniente cuidar nuestros niveles de energía, observar la
evolución de una fractura, nuestras emociones, especialmente la
depresión, angustia y ansiedad, así como el exceso de trabajo.
Además del efecto de ciertos medicamentos, puede ocurrir desequilibrio
hormonal, estrés físico y emocional, exceso o falta de ejercicio,
agotamiento y carencias o excesos de nutrientes.
Parece que gran parte de las enfermedades de la tiroides son
autoinmunes, lo que quiere decir que la base de la enfermedad está en
el sistema de defensa del organismo, que falla por algún error genético
o del ambiente.
Lo que sucede es que el ambiente o este error genético en lugar de
atacar a un virus externo, ataca alguna estructura del cuerpo, como la
tiroides.
Y somos las mujeres quienes padecemos más de este tipo de enfermedades
autoinmunes, de las que hablaré con más detalle en mi próxima columna
para que podamos contar con elementos que nos permitan atendernos de
manera adecuada.
**“Medicalizar la condición humana supone aplicar una etiqueta
diagnóstica a sentimientos o comportamientos desagradables o no
deseables que no son claramente anormales pero que se sitúan en un área
nebulosa difícil de distinguir de toda una gama de experiencias que a
menudo van ineludiblemente unidas al hecho de ser persona”. Chodoff P.
The medicalization of the human condition. Psychiatr Serv. 2002.
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género, y directora del Centro de Salud Mental y Género.
Foto retomada del sitio imferblog.com
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.-
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