MÉXICO,
D.F. (apro).- Pocos se enteraron porque Carmen Aristegui no lo
denunció, pero la investigación de su equipo sobre la Casa Blanca de
Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto no se difundió nunca en MVS por
una razón de poder: Por censura directa de los dueños de la empresa,
sometidos por la Presidencia de la República.
Alejandro Vargas, presidente de MVS Radio, advirtió a Aristegui que
si difundía el reportaje de su unidad de investigación, coordinada por
Daniel Lizárraga, serían despedidos ella y todo su equipo. Por eso, el
domingo 9 de noviembre sólo se publicó en la página de Internet de
Aristegui Noticias y en la revista Proceso.
El lunes 10, en la Primera Emisión de MVS Noticias, Aristegui habló
de la investigación subrayando que se dio a conocer en esos medios, y
así lo discutió su mesa de análisis, pero no la transmitió íntegra, ni
siquiera fragmentos. La página de la empresa y sus cuentas de Facebook
y Twitter ignoraron el tema, lo mismo que los conductores Luis Cárdenas
y Ezra Shabot, que sólo reprodujeron posteriormente las reacciones
oficiales.
Esta elocuente omisión de MVS y sus conductores sobre el más
documentado caso de corrupción de Peña fue hecha notar por este
reportero en su cuenta de Twitter en esos días. Era claro que MVS se
deslindaba del caso, pese a que había sido hecho con recursos de la
propia empresa.
El presidente y sus funcionarios se enteraron de la investigación
del equipo de Aristegui cuando les fue solicitada su opinión sobre el
tema y, además de tratar de hacer un control de daños cancelando el
tren rápido a Querétaro, de inmediato presionaron a los dueños de MVS,
encabezados por Joaquín Vargas Guajardo, presidente del consejo de
administración, para parar lo que sería –como fue– un golpe al corazón
de Peña y su gobierno.
Uno de los operadores de Peña para imponer la censura fue Eduardo
Sánchez Hernández, vocero del gobierno de la República y desde hace
diez días coordinador de Comunicación Social de la Presidencia de la
República, quien fue vicepresidente de Asuntos Jurídicos de Grupo MVS.
Sánchez Hernández inició el sexenio de Peña como subsecretario de
Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación y en su lugar
dejó a Andrés Chao Ebergenyi, hermano de Felipe, vicepresidente de
Relaciones Institucionales y Comunicación Corporativa… de MVS.
Otro de los operadores de la censura fue David López, excoordinador
de Comunicación Social de la Presidencia y ahora candidato priista a
diputado por Sinaloa, quien intimidó a directivos de algunos medios
para que no se sumaran a la difusión de la investigación de la Casa
Blanca, con quienes Aristegui había hablado unos minutos antes.
Así, sometida a un espionaje permanente, a mensajes intimidatorios y
un sospechoso robo en las instalaciones de su página de Internet –que
hasta ahora no ha hecho públicos–, Aristegui logró sortear la censura
en la empresa que ya la había corrido una vez, en febrero de 2011, por
presiones de Felipe Calderón y su testaferro Javier Lozano –del PAN–, y
difundió otros asuntos que incomodaban a Peña y sus secuaces.
La oportunidad de Peña para ajustar cuentas con Aristegui y su
equipo llegó cuatro meses después de que detonó el mayor escándalo del
sexenio: MVS tomó como pretexto el “abuso de confianza” para que el
equipo de la periodista usara su marca en la plataforma MexicoLeaks.
Aunque el revire de Aristegui hubiera sido reconocer que cometió un
error, la decisión de liquidarla ya estaba desde que los dueños de MVS
censuraron la investigación sobre la Casa Blanca de Peña y sólo
esperaron el momento propicio para ejecutarla. Ni siquiera le han dado
la cara.
Los Vargas perderán audiencia, profundizarán su desprestigio, pero
serán recompensados por ser verdugos de la periodista más incómoda de
la radio en México, justo en vísperas de las elecciones y a la mitad
del sexenio. La lógica de los corruptos es que todo lo que puede
comprarse con dinero resulta barato y pronto sabremos en qué negocios
ha sido favorecido ese clan… O si fueron amenazados tienen el deber de
decirlo.
Por eso cuando hay quienes dicen, incluidos periodistas como Ciro
Gómez y Luis Cárdenas –y otros neojacobos–, que el despido de Aristegui
es un tema laboral o comercial, ni ellos lo creen. Es claramente una
venganza de Peña tramada en Los Pinos.
Como antes fue una maniobra de Calderón despedirla de W Radio, en
enero de 2008, en cuya empresa el cuñado de éste, Juan Ignacio Zavala,
era directivo del Grupo Prisa, asociado a Televisa. Los intolerantes de
cualquier partido actúan igualito.
Apuntes
Tras este zarpazo de Peña contra Aristegui es preciso recordar lo
que el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, le advirtió
al director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda: “Son enemigos del presidente Peña Nieto…” Que quede otra vez constancia.
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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