ENTREVISTA
Ex guerrillera relata parte de su lucha en demanda de justicia
Luz
María Aguilar Terrés, integrante del grupo “Los Guajiros” de la
guerrillera Liga Comunista 23 de Septiembre (LC-23), interrumpió parte
de su vida cuando la Policía Federal irrumpió en su casa en enero de
1972 para buscarla.
El terror al que fue sometida su familia los supo mucho tiempo después
cuando dejó de ser perseguida política, y pudo volver a su casa.
Aguilar Terrés es una de las mexicanas que participó activamente en la
guerrilla mexicana; de las pocas mujeres que sobrevivió a la Guerra
Sucia –periodo de represión militar y política que emprendió el Estado
mexicano contra los movimientos opositores que surgieron durante los
años 60 y 70– y de las personas que sigue exigiendo justicia por los
crímenes del pasado.
Para que no se perdiera su historia y la de sus compañeras (muchas de
ellas caídas o desaparecidas), “Ana” –seudónimo adoptado en los días de
lucha clandestina– recopiló testimonios y textos que dan cuenta de la
participación femenina en los movimientos armados socialistas, y que
cobran vida en “Guerrilleras”, libro de reciente publicación.
Una pequeña parte de la historia de Aguilar Terrés está en el libro, la
otra la cuenta a Cimacnoticias esta “romántica revolucionaria”, como
ella misma se define.
Luz
María comenzó a involucrarse en los movimientos socialistas siendo
estudiante en una de las preparatorias de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Durante el movimiento estudiantil de 1968
fue brigadista y representante ante el Comité de Lucha.
“El movimiento del 68 fue una escuela de aprendizaje porque nos
encontramos varias y varios compañeros que teníamos familias con esa
misma ideología, además de las brigadas mediante las que informábamos
al pueblo de lo que estaba pasando, formábamos círculos de estudio;
cuando te sientes parte de un movimiento te cambia por completo la
forma de ver el mundo”, recuerda.
Al comenzar su militancia política, ella vivía convencida de que “el
movimiento obrero iba a cambiar el mundo”, por lo que participó
activamente en la redacción de un periódico independiente en el que se
explicaban conceptos marxistas como “plusvalía” o “enajenación”.
“Íbamos a las fábricas y esperábamos la hora de la comida de los
obreros, les repartíamos el volante y platicábamos con ellos, logramos
formar una o dos células de simpatizantes”, relata Luz María.
En esos años conoció a su pareja sentimental y padre de sus hijos, a
quien por muchos años identificó únicamente como “Raúl”, pues debido a
las medidas de seguridad impuestas no era posible identificarse con los
nombres verdaderos.
A los 18 años de edad, ella ya tenía en claro que su vida la dedicaría
a combatir las injusticias del sistema y a relacionarse con los
movimientos sociales. Esa convicción la llevó a estudiar por las
mañanas Economía en Ciudad Universitaria.
“Me casé cuando entré a la universidad; mi esposo tenía los mismos
ideales que yo y nos acompañábamos en los movimientos. Por la mañana
estudiaba y las tardes las dedicaba a la agitación política, vivíamos
en casas de seguridad cuando nos integramos al Frente Urbano Zapatista
(FUZ), donde aprendí a usar armas de fuego”, rememora.
Para 1971, Luz María y su pareja se integraron al movimiento “Los
Guajiros” de la LC-23, guerrilla del estado de Chihuahua encabezada por
Diego Lucero Martínez.
Al igual que el resto de sus compañeros, Luz y su pareja dormían en
catres de lona, y compartían las escasas sillas y los alimentos.
Ese año, ella y sus compañeros planeaban el siguiente movimiento en
Chihuahua, donde simultáneamente asaltarían tres bancos con el objetivo
de conseguir dinero para el movimiento.
En tanto, la joven militante esperaba el nacimiento de su hija, que
ocurrió en diciembre de 1971, sólo un mes antes de que Diego Lucero
fuera ejecutado extrajudicialmente.
ENERO DE 1972: TRIPLE ASALTO
El 15 de enero de 1972, “Los Guajiros” asaltaron tres bancos de la
ciudad de Chihuahua. En la acción perdieron la vida Avelina Gallegos,
“Natalia”, y Mario Pérez, “Oscar”.
Diego Lucero, Asunción Carrillo, “Ramiro”, y Juan Gilberto Flores,
“Gaspar”, lograron escapar, pero fueron detenidos y posteriormente
asesinados por órdenes el entonces gobernador, Óscar Flores Sánchez.
Luz María se enteró de lo sucedido en Chihuahua siguiendo las noticias.
“Mi pareja iba a ir al triple asalto de Chihuahua, pero le dijeron que
no porque yo estaba recién parida, así que nos quedamos con la misión
de vigilar las casas de seguridad.
“Como medida de seguridad establecimos –antes de la acción– que si
capturaban a alguien, se tenía que aguantar al menos 24 horas para
poder sacar las cosas de las casas de seguridad y poder huir; yo en esa
entonces vivía en casa de mis padres porque acababa de nacer mi hija.
“Cuando nos enteramos de lo sucedido, salimos de la casa con lo que
pudimos cargar; yo dejé a mi hija (en el hogar paterno) mientras
llevaba las cosas a otro lugar, pero ya no me dio tiempo de volver por
ella; los abogados nos aconsejaron que no volviéramos.
“En su ropa, Avelina tenía la nota de una tintorería; así ubicaron las
casas de seguridad y empezó la persecución; a mi casa llegaron los
(policías) federales, espantaron a mi familia y revolvieron todo lo que
estaba adentro de mi casa.
“Fuimos perseguidos (ella y su esposo) e íbamos de una casa a otra;
vendimos libros para poder sobrevivir. Un día fui a buscar a mi hermana
pequeña a la salida de la secundaria; la pobre temblaba cuando me vio,
pero así fue cómo pude contactar a mi familia y acordar que ella me
llevaría a mi hija”.
Por varios meses no pudieron establecerse en un lugar fijo, les tomó
años reconstruir su vida y dejar de ser personas “non gratas” para el
gobierno.
A sus más de 65 años de edad, Luz María sigue convencida de que un
cambio social es posible, y por ello se empeña en rescatar la historia
del pasado para exigir un cambio en el presente.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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