MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- La revista británica The Economist
acusó que detrás del despido de Carmen Aristegui de MVS Radio está “el
poder político”, destaca que “pocos creen que toda la historia” de este
caso tiene que ver con haber roto reglas del grupo radiofónico que
encabeza Joaquín Vargas y remata: existe “la sospecha” de que el
gobierno de Enrique Peña Nieto presionó a MVS.
El prestigiado medio londinense detalla que en el fondo del caso
Aristegui “están los problemas que socavan sistemáticamente al
periodismo en México, donde los medios de comunicación siempre han
estado dominados por el poder político”.
En su relatoría, The Economist subraya que MVS despidió a la
periodista a pesar de que reconoció que era una de las más populares
presentadoras de los programas matutinos de México. Y “ahora MVS Radio
ha hecho de ella una mártir de la libertad de prensa”.
La publicación europea continúa: “Aristegui, a pesar de haber sido
una empleada de MVS Radio, se considera como la antítesis de ese
sistema, provocando peleas –a menudo respaldadas por una impresionante
investigación– con los más poderosos.
“En noviembre su equipo de reporteros publicó una historia sobre que
la esposa del Presidente Enrique Peña Nieto estaba comprando una
mansión de 7 millones que estaba hipotecada por uno de los contratistas
preferidos del gobierno, lo que ha dañado la credibilidad del
Presidente.
“El año pasado uno de sus reporteros reveló una presunta red de
prostitución creada por el presidente del gobernante Partido
Revolucionario Institucional (PRI) en la Ciudad de México.
“(Y) en 2011 sugirió en el aire que el entonces Presidente, Felipe
Calderón, era un alcohólico, por la que fue despedida temporalmente”.
El medio británico dice que aunque la empresa radiofónica insiste en
que Aristegui perdió su trabajo porque rompió las reglas de la
compañía, “pocos creen que es toda la historia. A pesar de su furia por
la supuesta insubordinación, el logotipo de MVS se mantuvo en el sitio
web Méxicoleaks durante casi una semana. Dos días antes de que se
despidió a la señora Aristegui, la empresa emitió directrices que
restringen la autonomía editorial y su capacidad para llevar a cabo
proyectos de investigación. Eso parecía tener poco que ver con
Méxicoleaks”.
The Economist destaca que por el momento en que ocurrió el despido
“se plantea la sospecha de que el gobierno –que está luchando para
recuperar su popularidad a menos de tres meses de las elecciones de
gobierno– ha presionado a MVS Radio”.
Y detalla: “Su despido se produjo pocas semanas después de que el
señor Peña promovió a Eduardo Sánchez, exabogado de la empresa [MVS],
para ser responsable de comunicación del gobierno. MVS Radio niega
enfáticamente cualquier vínculo. El gobierno dice que espera que ambas
partes resuelvan sus diferencias. Pero ningún gobierno mexicano ha
resistido a la tentación de utilizar la publicidad y otras formas de
influencia sobre la prensa, sea cual sea el número de víctimas a la
libertad de expresión. Si la señora Aristegui quiere evitar esto, ella
tiene que convertirse en un magnate de la prensa por sí misma”.
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