Todos los que firman como “La Redacción” son los héroes del periodismo y defensores de la libertad de expresión.
lasillarota.com
Hay
un periodismo tierra adentro que también está amenazado en su libertad
de expresión y nadie hace manifestaciones o desplegados o sesudos
artículos en su favor.
De pronto la periodista Carmen Aristegui es el centro de todas las
atenciones nacionales: Para bien o para mal; por sí o por no; porque es
víctima o porque ella misma es victimaria. De todo hay en los dimes y
diretes de este país en el que una paja encendida es vista por muchos
como un incendio forestal.
La periodista muy respetada por multitudes en México tuvo un
conflicto laboral con la empresa MVS, de los señores Vargas. Los había
tenido siempre, porque es, digamos, una periodista incontrolable, pero
al mismo tiempo les otorgaba una audiencia fenomenal.
De todos modos, todo esto huele a chamusquina porque el motivo es una nimiedad –lo de MexicoLeaks-
de la que se aprovecharon sus jefes para deshacerse de una conductora
que los ha puesto en la mira del gobierno federal. Y, claro, no quieren
tener más problemas así que optaron por cortar por lo más fácil: Tender
un puente para que ella misma decidiera su futuro: renunciar, luego de
que renunciaron a los reporteros que habían encontrado ‘conflictos de
intereses’.
Todas las miradas acusadoras se dirigen hacia el presidente Enrique
Peña Nieto quien aun no explica si hubo o no ‘conflicto de intereses’
en el tema de la Casa Blanca, de su esposa Angélica Rivera… De todos
modos dice que se aclarará cuando la Secretaría de la Función Pública
determine si lo hay o no. ¿Será?
El punto central es el de que hay una lluvia inaudita de defensores
de la periodista, como también los hay quienes la acusan de exagerar la
nota, de llevar al extremo su periodismo y de ser infiel a su empresa y
tal y tal. Periodistas y analistas que participaban en su programa han
renunciado para mostrar su apoyo a la conductora y muchos en redes
sociales insisten en que ella es una víctima del régimen y un atentado
a la libertad de expresión. ¿Lo es? Sí, de muchas maneras.
Pero vamos a más: Los mismísimos que la defienden, que gritan en voz
al cuello que lo que ocurre ahí es un atentado a la libertad de
expresarse con libertad en un país en el que este derecho es el
principio de todos los demás, pues nada, que ellos y los detractores se
olvidan de algo que es verdaderamente importante y dramático.
El estrellato periodístico está aquí y llegó para quedarse: Los hay
de noticieros de televisión (López Dóriga, Loret de Mola, Alatorre;
casi siempre de televisión); y los que publican columnas famosas porque
tienen información privilegiada y, por eso, se vuelven estrellas… y
así: En el periodismo nacional hay estrellas, estrellitas y asteroides.
Pero esas estrellas y sus seguidores o denostadores se olvidan de
que hoy mismo el periodismo heroico, el que no tiene defensores ni
quien publique sesudos artículos en su favor o quien renuncie porque
les agravian, son los periodistas de los estados; sobre todo aquellos
que están en zonas de conflicto; sobre todo aquellos que tienen que
decir las cosas casi como un murmullo, como un susurro, como si no
quisieran ser escuchados por quienes tienen la mano en puño para
asestar el golpe…
Son los jóvenes reporteros y reporteras que salen a la calle con el
¡Jesús! en la boca, porque tendrán que enfrentar el peligro, la amenaza
de vida o muerte, el riesgo de sufrir ‘un accidente’ o de plano porque
podrían ser ‘levantados’ para aparecer luego en condiciones
insospechadas… Dolor más grande al hacer una tarea es este, pero
también son ellos, los héroes de la información quienes a pesar de todo
insisten-insisten-insisten en querer decir lo que se ve, lo que se oye,
lo que ocurre, lo que pasa y lo que hacen los seres humanos de su
entorno.
No hace mucho nos platicaban algunos colegas de Tuxtepec, en los
confines de Veracruz y Oaxaca los riesgos y amenazas a los que son
sometidos. Y ahí hay muchas víctimas de nuestra tan defendida Libertad
de expresión.
No son estos reporteros los que llegan pertrechados en carros del
Ejército nacional para llevar a cabo sus reportajes; apenas son
periodistas de a pie que se trasladan como pueden y bajo todo riesgo,
sin protección alguna… Pero al final del día duermen con la conciencia
tranquila porque hicieron su tarea, que es su vida y su vocación.
Sí. También hay de todo ahí. Como en el DF, Guadalajara o Monterrey o Mérida. El factor humano, decía Greene.
Pero esos reporteros, esos editores, esos fotógrafos, esos
camarógrafos, esos directores de medios son una gesta: Todos los que
firman como “La Redacción”, son los héroes del periodismo y defensores
de la libertad de expresión y…
…Nunca tendrán manifestaciones en las calles en su favor, ni tendrán
desplegados o propuestas de que cada uno sea el siguiente presidente de
México: son simplemente periodistas, como lo es Carmen aunque, en este
caso, el periodismo esté frente a un micrófono y diciendo verdades de a
kilo, lo que también es un riesgo, como ya se ve.
Así que ya que se revisa el tema de la libertad de expresión y los
agravios a Carmen Aristegui, bien haríamos todos en mirar tierra
adentro y exigir, también, que se deje ejercer el periodismo con plena
libertad en todo el país, que haya protocolos de seguridad, y que la
garantía de esta libertad de libertades no cueste vidas ni perjuicios
en los periodistas, en su patrimonio y en su familia.
Eso también lo debemos exigir. Exigir libertad de expresión, corre,
también, por esos rumbos en donde hay muchos héroes, pero es que ellos
viven y trabajan y reportan, en silencio.
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