Preocupa a expertas impunidad lacerante en México
Expertas
internacionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU) llamaron al Estado
mexicano a tomar acciones con perspectiva de género para prevenir,
sancionar y erradicar la tortura sexual contra las mujeres.
Así lo dijeron en un foro realizado hoy al señalar que en marzo pasado
el relator especial para la Tortura de la ONU, Juan E. Méndez, concluyó
en su informe sobre México que en el país la tortura –en muchas
ocasiones de índole sexual– es generalizada y se comete durante la
detención y la consignación de las personas.
Al respecto, Tracy Robinson, relatora sobre los Derechos de las Mujeres
de la CIDH; Rashida Manjoo, relatora de la ONU sobre la Violencia contra
la Mujer de 2009 a julio de 2015; y Roxana Arroyo, presidenta de la
Fundación Justicia y Género de Ecuador, coincidieron en la necesidad de
que el Estado mexicano enfrente el problema.
En el foro internacional “Hacia la erradicación de la tortura sexual a
mujeres en México. Propuestas y perspectivas nacionales e
internacionales” también participaron sobrevivientes de tortura sexual,
que denunciaron el patrón de violaciones a los Derechos Humanos (DH) que
padecieron al ser víctimas y al revelar la agresión.
El grupo de 19 mujeres sobrevivientes junto con organizaciones civiles
convocaron a este encuentro para dar seguimiento al informe del relator
Juan E. Méndez, y a la audiencia temática que se realizó en marzo pasado
en la sede de la CIDH, en Washington, en la que México se comprometió a
trabajar en torno al tema.
En su participación, la comisionada Tracy Robinson dijo que el Sistema
Interamericano de DH reconoció la violencia sexual como tortura en 1996
cuando analizó el caso de violencia cometido por el Ejército contra una
mujer de Perú, e incluso recordó que en México existen dos sentencias
por la tortura sexual cometida por el Ejército contra dos mujeres
indígenas (Inés Fernández y Valentina Rosendo).
A decir de la comisionada, estas violaciones a DH están inmersas en
estereotipos de género, y destacó que hay tratados y convenciones
internacionales que reconocen este flagelo y por ello los Estados deben
trabajar para prevenirlo.
Robinson destacó que una violación de esta naturaleza provoca diversas
consecuencias en las mujeres, e incluso en las indígenas se considera
como “la pérdida del espíritu”; mientras que en otros casos se ve como
una lección correctiva contra aquellas mujeres que “no cumplen con la
feminidad”.
En las sentencias contra México, por los casos de Inés y Valentina, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado mexicano
garantizar medidas para que casos similares no se vuelvan a repetir.
Rashida Manjoo, ex relatora de la ONU sobre la Violencia contra la
Mujer, consideró que la cultura de discriminación es un factor que ayuda
a que haya tortura; por lo que aseguró que uno de los retos es
transformar el sistema de justicia para que las y los funcionarios
cambien la actitud hacia las víctimas.
Roxana Arroyo, presidenta de la Fundación Justicia y Género de Ecuador,
dijo que la protección contra la tortura requiere una visión de género,
por lo que recomendó dejar de lado la interpretación clásica de este
delito y ampliar el concepto porque también se puede dar la tortura en
el ámbito familiar.
Señaló que en los casos de tortura sexual se debe enjuiciar a los
culpables y reparar a las víctimas, aunque reconoció que no es tarea
fácil porque los cuerpos de las mujeres siguen siendo espacios en
constante pugna, ya que los administradores de justicia no dan un trato
diferenciado a estas víctimas porque piensan que es discriminar a otros.
Arroyo dijo que en el caso mexicano es preocupante la impunidad y es
evidente que se requiere profundizar en las líneas de investigación,
pues hay una falta de comprensión de la igualdad en la administración de
justicia y en las instancias que ni siquiera aplican el Protocolo de
Estambul (peritajes médicos y psicológicos para comprobar el delito).
En el foro también participó Luis Raúl González Pérez, titular de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), quien recordó que los
tratados internacionales prevén el derecho de las personas a no ser
torturadas, por tanto declaró que esta práctica no se justifica y se
debe investigar.
Al ser cuestionado sobre el número de denuncias, quejas o
recomendaciones al respecto, el ombudsman nacional dijo no tener el
dato, pero que señaló que podrían ser “unas 86 quejas a lo largo de los
años” sin saber cuántas correspondían a mujeres.
Cabe destacar que por ley y en concordancia con la Convención contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la CNDH
opera el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura que, según
dijo, ha servido para que el organismo haga visitas a los centros
penitenciarios y emita reportes periódicos.
Ante las críticas de activistas sobre el poco impacto de este mecanismo,
González Pérez dijo que la intención de la CNDH es fortalecer esta
herramienta para erradicar condiciones que provocan tortura; asimismo
respondió a las víctimas que se quejaron de la falta de atención a sus
casos y atajó que “estaba trabajando al respecto”.
En julio pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación la
reforma al artículo 73 constitucional, que faculta al Congreso de la
Unión a expedir leyes generales en diversas materias, entre ellas
tortura; por lo que el Legislativo federal trabaja en una propuesta
mientras que el Ejecutivo debe mandar otra.
Al respecto, la senadora por el Partido de la Revolución Democrática
(PRD) Angélica de la Peña, destacó que ella ya presentó su iniciativa de
ley general, pero aún deben esperar la propuesta del Ejecutivo para que
una vez que haya una nueva legislación no haya pretexto para no
investigar y sancionar este delito.
La senadora aclaró que no hace falta una ley para hacer frente a este
fenómeno, toda vez que en cada entidad ya hay un tipo penal, y existen
la Ley Federal Para Prevenir y Sancionar la Tortura, y el Protocolo de
Estambul.
Especial
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | México, DF.-
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