Palabra de Antígona
"...habrá que ver sí diputadas locales, presidentas municipales, síndicas y regidoras pugnarán o no porque la política de género avance..."
Sara Lovera
México
DF., 18 nov. 15. AmecoPress.- La discusión sobre los cambios
electorales en Quintana Roo, hacia la paridad y la limitación a la
paridad horizontal, en el camino para 2016, empieza a revelar el
problema de fondo, ese que nos dará nuevos bríos y claras dificultades.
Parece
que es limitada y llena de escoyos la idea de solamente empujar a las
mujeres a los escaños y a sumar en imagen y fuerza en distintas
instancias, sin un compromiso de género; sin claridad en su encargo para
profundizar en la igualdad sustantiva, en todos los terrenos y no
únicamente en lo electoral y la toma de espacios de poder.
Quintana Roo es
todavía peor, porque en los últimos días hay una fuerte discusión sobre
la alerta de género para parar los crímenes contra las mujeres. Hay una
clara división entre las feministas y las mujeres del movimiento
amplio.
El gobernador,
Roberto Borge Angulo rechazó la idea de declarar Alerta de Género, no
sólo al minimizar las muertes de mujeres, sino que está preocupado
porque se puede afectar la derrama económica en ese destino turístico.
En Quintana Roo
se contabilizan casi veinte asesinatos de mujeres, siete de los cuales
ocurrieron en las últimas dos semanas, la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE) tiene números preocupantes en sus archivos.
En 2012 se documentaron 15, un año después 20 y durante 2014 sumaron 12.
El tema de la
paridad va junto con pegado. Hubo como en otras entidades gran discusión
para aprobar los cambios en la ley electoral. Y nuestra colaboradora en
SemMéxico, Clara Scherer lo dice no sin preocupación: “No extraña que
siendo 10 mujeres, 40 por ciento de las personas que integran dicho
Congreso (el de Quintana Roo) se haya aprobado tan deficiente reforma.
De esas 10, a dos de ellas hay que felicitarlas por saber honrar la
memoria de las mujeres que nos dieron derechos, por valientes y por
solidarias. De las otras, habría que empezar a pensar qué estrategia
seguir”.
Y ese es el
tema de fondo. La mujeres de la Red de Redes, una nueva instancia
surgida de la experiencia electoral de 2015, convocada por la Red
Chiapas por la Paridad Efectiva (REPARE), describió claramente cómo en
lo sucesivo habrá que ver sí diputadas locales, presidentas municipales,
síndicas y regidoras pugnarán o no porque la política de género avance
como deseamos en todo el entramado de la vida pública en el país o
quedará como muchas otras iniciativas y logros, en claroscuros que nos
dejan siempre un mal sabor de boca.
Avanzamos, pero
es inaceptable el embarazo en adolescentes; avanzamos pero las cifras
de violencia contra las mujeres apabullan, hay trabajo femenino pero
indecente y mal pagado.
Y, todo esto,
Quintana Roo, Chiapas, las protestas al comienzo de la contienda
electoral por la cantidad de esposas, primas, hermanas que fueron a las
listas electorales ante la premura de cumplir con el 50/50 nos habla de
eso de la necesidad de empezar a pensar qué estrategia seguir. Bueno ese
es un antiguo problema que me revoloteó en la cabeza luego de leer lo
dicho en tribuna por la senadora perredista Lorena Cuéllar Cisneros, al
hablar de profundizar, con toda premura en la igualdad real, o sea en la
justicia para más de la mitad de la población.
Las queremos
vivas, las queremos completas, las queremos felices, las queremos
autónomas y conscientes de sus derechos. Queremos que nuestras
representantes en todos los espacios luchen por la verdadera libertad y
justicia para las mujeres. Sin conocimiento de causa, sin compromiso, el
tema queda trunco. Menudo asunto.
Y es que Lorena
Cuéllar Cisneros habló de esto en el marco recordatorio del primer y
gran paso hacia la igualdad, cuando el 27 de diciembre de 1974 el
Congreso aprobó la Igualdad Jurídica de la Mujer en México, cuando se
modificó el artículo 4º de la Constitución, reforma histórica que buscó
garantizar el acceso de las mujeres a la política en condiciones de
igualdad y se modificaron por iniciativa del presidente Luis Echeverría
quien el 18 de septiembre de 1974 envió una propuesta para modificar los
artículos 4º, 5º, 20º y 123º Constitucionales que establecieron la
igualdad de hombres y mujeres ante la ley. Y se aprobó exactamente
cuatro días antes del arranque del Año Internacional de la Mujer en
1975, hace 41 años.
Durante cuatro
décadas las iniciativas del movimiento feminista no pararon. Sin
embargo, la conciencia de las mexicanas no ha cambiado lo deseado. Y
entonces nos extrañamos de que muchas ungidas al poder no actúen como
esperamos, con solidaridad entre mujeres; con conocimiento y profundidad
sobre el valor de tomar decisiones y proponer, ya en esos espacios de
poder, cómo realmente seguir avanzando.
No es sencillo
solamente vanagloriarnos del avance jurídico, se necesita mucho más. El
tema es quién lo hará, si ahora vemos reducidos los presupuestos; si las
instituciones revíctimizan a las mujeres; si los gobernadores alegan
que el tema de la violencia se politiza, si las mujeres se dividen,
tanto como los hombres por intereses políticos y económicos.
La tarea es
ardua. Habría que empezar por eliminar la demagogia de género y
reconocer que estamos a la mitad del camino, que hay que hacernos cargo,
desde todas las latitudes y todas las responsabilidades. Habrá que
esperar todavía. Pero no podemos callarnos.
No señores
gobernadores, dirigentes partidarios, autoridades, etcétera. No podemos
esperar más. Urge una real y potente cruzada por el conocimiento de
género o sea una cruzada feminista capaz de iniciar la transformación
del Estado.
Veremos.
Foto: Archivo AmecoPress.
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