La Jornada:
Antonio Turrent Fernández
El exitoso y concurrido primer Congreso Mexicano de Agroecología celebrado en San Cristóbal de las Casas, entre el 13 y el 17 de mayo, despertó esperanzas bien fundadas en un futuro y sustentable manejo del campo, compatible con la Cuarta Transformación. Víctor M. Toledo (La Jornada, 21/5, p. 14) nos describe de manera magistral, aunque con cierta dosis de reduccionismo, ese futuro prometedor para el manejo sustentable del campo, basado en los principios de la agroecología.
Con todo respeto a la creciente comunidad de jóvenes y profesionistas del campo convencidos del futuro promisorio ineludible de la agroecología, quiero argumentar en favor de la agronomía clásica (AC), que ella es diferente a la revolución verde (RV) y al modelo de agricultura industrial (MAI), si bien ambas fueron desarrolladas a partir de aquélla y que, como se explica, la agroecología surge como alternativa a estos dos desarrollos. La AC difiere o comparte principios con los tres, si bien puede seguir metodologías diferentes. Discreparía de la aseveración de Victor M. Toledo de que la agroecología ha de ser base única de la 4T, si es que ello implicara la sustitución de la investigación institucional en agrícola clásica, por una investigación institucional en agroecología. Más bien las veo mutuamente compatibles.
La génesis de la agronomía clásica es la aplicación del método científico al cotejo de hipótesis sobre los saberes campesinos acumulados hasta los siglos XVII y XVIII en el viejo continente. La esencialidad de 12 elementos minerales para las plantas, la ley del mínimo, las leyes de Mendel, el concepto de suelo y de su protección contra la erosión, la conservación de la materia orgánica, la superioridad de la rotación de cultivos sobre el monocultivo, el combate biológico de plagas y enfermedades, el descubrimiento del proceso de síntesis de gas amonio a partir del nitrógeno, componente mayoritario de la atmósfera. Un cotejo muy singular es el que se ha conducido durante más de 140 años en Rothamsted, Inglaterra, en la misma parcela con el cultivo del trigo. Se han repetido tratamientos de fertilización con dosis agronómicas de NPK todos los años, con y sin corrección de acidez del suelo, con y sin rotación de cultivos, con y sin incorporación de estiércol. Veinte años después, la Universidad de Illinois, EU, inició y ha mantenido el mismo tipo de cotejo conocido como The Morrow Plots. Estos resultados han sido resumidos y publicados en años recientes. De ninguno se deriva que el uso de dosis agronómicas de fertilizantes actúe como degradante del suelo en el largo plazo; más bien, que es necesario e insuficiente.
La RV y el MAI son versiones reduccionistas de la agronomía clásica. Para incrementar la producción de alimentos en tierras productivas y/o bajo riego en países del tercer mundo, que no habían descubierto la AC y que carecían de cuadros agronómicos profesionales suficientes, la RV fue la respuesta y escaló exponencialmente. Derivado de su éxito fue también aplicada aun en tierras marginales en las que una versión reduccionista de la AC no funcionaría. A posteriori, se notó la escandalosa disminución de la agrobiodiversidad asociada con la RV y otros males. El MAI es una segunda versión reduccionista de la AC que sólo aplica en países y/o regiones que cuentan con abundancia de tierras de labor y de capital, y persiguen el escalamiento de la operación agrícola, la sustitución en extremo de la mano de obra por los combustibles fósiles y el gigantismo de la maquinaria agrícola y al final, pero no menos importante, en la geopolítica. Las dosis de fertilizantes y agroquímicos han dejado de ser agronómicas para volverse industriales. Ya se tiene clara conciencia de las escandalosas externalidades económicas y ecológicas asociadas con el MAI.
El innegable mérito de la agricultura en pequeño como proveedora de alimentos es propio, y no de la agroecología o de la agronomía clásica. En la agronomía clásica también se trabaja con la producción campesina de México. Ejemplo: el caso de MIAF (milpa intercalada en árboles frutales) desarrollada en colaboración entre el Inifap y el Colegio de Postgraduados en los últimos 30 años. Esta es una tecnología multiobjetivo compatible con la agricultura campesina, con la orgánica y con la convencional y que ha sido adoptada como programa de gobierno en el proyecto Sembrando Vida.
*Investigador Nacional Emérito del SNI. Inifap, Colpos, UCCS.
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