Pedro Echeverría V.
1. Pienso que el presidente Trump, al “asustar con el petate del muerto” (los aranceles) al gobierno de México y éste, al someterse nuevamente como todos los presidentes mexicanos anteriores al gobierno yanqui, enseñó con ese respeto cuasi religioso que posee, hasta dónde puede llegar su régimen. Por ello los empresarios y la derecha mexicana siguen levantados. Me imagino que con esas “alitas de ángel” que le han brotado a López Obrador ayudaría a Salinas y Fox a salvar a sus hijitos del NXIVM juzgados en EEUU; ayudaría el jefe de la iglesia de la Luz del Mundo y al mismo Chapo; a los mismos delincuentes Duarte, Beltrones, para pedir clemencia y todos los que estén en peligro de pisar la cárcel. ¿Se olvida AMLO que es el presidente y no representante de Dios?
2. De acuerdo a reportajes, quejas, denuncias, informes, entrevistas; si sólo hiciéramos una lista de 200 altos funcionarios de cada uno de los cinco sexenios: de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña (de 1988 con el presidente Salinas hasta 2018 con el presidente Peña) tendríamos a mil (1000) hampones que deberían estar en prisión. ¿Se podría olvidar que en México donde escarbes, busques o hurgues, siempre saldrán huesos de personas asesinadas. Así también puedes escoger a cualquier alto exfuncionario para investigar y encontrarás que participó en algunos de los miles de robos o saqueos de cada periodo de gobierno. Gobierno o funcionario siempre ha sido en México sinónimo de ladrón o mentiroso.
3. El presidente López Obrador ha repetido mil un veces que no castigará a los que robaron o saquearon México en al pasado porque será un “entretenimiento”; dice que él sólo ve el futuro. Sin embargo la inmensa mayoría pregunta: ¿Para qué sirve que todos los días se esté escuchando historias de explotación, de asesinatos, de tratos violentos contra el pueblo, sobre todo escuchar que el país está destrozado, miserable, hambriento, porque así nos lo dejaron gobernantes del pasado? Yo digo que México es un país en situación negativa por todo lo que conozco de su historia, su política, su economía, su cultura; si sigo viviendo en este país no es por gusto, sino para ayudar, con todo lo que pueda, al pueblo para transformarlo.
4. Además, ¿en qué parte del mundo se puede vivir sin capitalismo, sin desigualdad, sin empresarios explotadores, sin trabajadores miserables y sin la muy negativa costumbre de la competencia y el consumismo? Por internet he dedicado cientos de horas para conocer países del mundo; además por ideología e inquietud propia, he sido por muchos años “viajero mochilero” que sabe dormir en plantones de trabajadores, edificios sindicales o en hoteles de cuarta. Por costumbre, facilidad y comodidad siempre se prefiere vivir en el país de origen porque se sigue topando uno con las mismas cosas. Otro mundo sería si existieran países socialistas en búsqueda permanente de la justicia y la igualdad. Rusia, China, Cuba, Venezuela, se lo propusieron, pero no pudieron.
5. Cuánto me dolería, cuánto perderíamos, si el presidente López Obrador es arrinconado por los empresarios y grandes políticos burgueses y sus mil y un maniobras consistentes: en bloquear inversiones, bloquear compras de medicamentos, meter amparos por todo, evitar que los hijos de puta del poder judicial, el INE y demás se bajen los salarios, impedir la construcción del Tren Maya y del aeropuerto, etcétera. ¿Permitirá la religión lopezobradorista que el presidente se desbloquee la mente y así pueda defenderse ante quienes buscan derrocarlo? Si AMLO es derrocado a mí me gustaría que antes convoque al pueblo, que pelee como héroe junto a él y que de ninguna manera tenga un comportamiento cobarde, porque al parecer ha sido un valiente.
6. Los izquierdistas en México nunca hemos votado; yo, por lo menos, desde que 1958 adquirí derecho. Nunca votamos porque sabíamos, estábamos seguros que el PRI –como desde su fundación en 1929- se otorgaría asimismo el poder. Nunca votamos por el PAN porque era el partido de la ultraderecha, es decir, de los grandes empresarios siempre aliados al PRI. Pero además en la izquierda siempre estuvimos convencidos que el camino electoral y pacífico jamás cambiaría la situación del país en beneficio del pueblo. Al parecer moriré sin votar por no creer en el camino electoral habiendo dedicado todas mis fuerzas a las grandes movilizaciones de masas de sindicatos y trabajadores del campo y la ciudad. (20/VI/19)
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