1. La derecha empresarial, los partidos conservadores, los medios de información, están en estos días lanzando todo su dinero y sus fuerzas para derrocar a López Obrador. Si bien la izquierda radical no está nada contenta por la tibieza, el miedo, la falta de decisión, de AMLO para imponer un castigo severo contra por lo menos 200 empresarios y políticos encabezados por los expresidentes, es muy grave que la izquierda esté ciega o no vea que la peor gente, la más corrupta y enriquecida, ha decidido que seis meses de gobierno de AMLO es el límite. ¿Cómo puede permitir AMLO seguir gobernando a medias, soportando bloqueos como la construcción del aeropuerto, el del poder Judicial y de miles que se niegan a bajarse sus insultantes salarios?
2. Durante décadas he apoyado en lo teórico y práctico a las izquierdas radicales: La CNTE, los zapatistas, los estudiantes, los homosexuales y lesbianas, así como a varios grupos del SME, IMSS, que han salido a la calle a manifestar sus demandas; pero al mismo tiempo no dejé de apoyar las batallas de centro izquierda o socialdemócratas del cardenismo de 1988-89 y las encabezadas por López Obrador desde 2003. No he adoptado nunca una posición sectaria ante los movimientos de masas; he buscado siempre que adopte posiciones más radicales de izquierda. Que Morena y AMLO no son de izquierda, que aunque de palabra maldigan el neoliberalismo mucho de lo que hacen es neoliberalismo porque éste es capitalismo. Esto es lo que hay y habría que aprovecharlo.
3. En los años sesenta y setenta –con el ejemplo del triunfo de la guerrilla cubana- hubo guerrillas de izquierda armadas en por lo menos seis países de América Latina; quizá no exista guerrilla hoy en país alguno de América. La vieja izquierda en México está camino a los 80 años y hace mucho que se ha retirado o se ha dedicado a leer y escribir. La realidad es que casi nada tuvo que ver con la reforma electoral impulsada por el PRI de López Portillo en 1977 que –para que no muera lo electoral y la llamada democracia- ofreció muchos millones de pesos para la consolidación de “partidos de oposición”. Nunca olvidaré la cara de alegría de más de 100 examigos de izquierda cuando inmediatamente se anotaron en las candidaturas de todos los partidos.
4. Los maoístas, los trotskistas, los espartacos, inmediatamente nos deslindamos del oportunismo. No actuamos como sectarios sino como izquierdistas marxistas; pero con ese golpe la burguesía gobernante nos dividió, nos aisló, criminalizó a muchos y comenzó a desaparecer la parte honesta de la izquierda. Diez años después aparecería dentro del PRI el cardenismo, se unirían a él los socialdemócratas, se fundaría el PRD y en 2014 Morena. A parte de lo mucho que se ha escrito y lo mayor que se escribirá, en este contexto se da la desaparición de la izquierda mexicana y su sustitución con la centro izquierda. Así como es absolutamente equivocado hablar de gobiernos de izquierda en Italia, Francia, España, cuando son socialdemócratas; lo mismo sucede en México.
5. En este momento pienso que hay que apoyar desde la izquierda criticando. Basta ya de demostrar que nos han saqueado con billones o miles de millones de pesos o dólares; es urgente demostrar ante el pueblo “que se tienen razones y fuerza para sostener nuestros dichos”. El ladrón Lozoya es cualquier cosa ante el desgobierno fraudulento de los cinco expresidentes. Coño, si no quieren meterlos a la cárcel, con fotografías tras las rejas, quítenles todas sus propiedades y que paguen cada uno 20 mil millones de pesos. Pero estoy preocupado que López Obrador haya sido tocado en el corazón por el ángel divino y olvide que en la lucha de clases los ricos no se tientan el corazón porque muy por encima de todo, están sus intereses capitalista. (18/VI/19)
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