Estos aumentos incluyen las mayores tasas impositivas en alimentos "chatarra", refrescos, transporte foráneo, alimento para mascotas, aumento del IVA en las fronteras y otros gravámenes a empresas.
A esta situación se adiciona un endeble crecimiento de 0.3% en el ingreso disponible de los consumidores mexicanos entre 2010 y 2012, mientras que en Chile aumentó 7.29%, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
"En el bolsillo (de los mexicanos) no se verá la recuperación macroeconómica que se espera para el segundo semestre; para que los consumidores lo vean tardará más de un año, suponiendo que sí se dé pronto el repunte de la economía", pronosticó Irene Reséndiz, directora general de la consultoría Smartketing, que estudia la dinámica de ingreso y gasto de los hogares en el contexto actual.
Depende del nivel
Aunque las afectaciones en el poder adquisitivo son de diferente magnitud de acuerdo con el nivel socioeconómico, especialistas señalan que gran parte de la población se ha visto afectada por las nuevas disposiciones tributarias.
Los hogares destinan un mayor porcentaje de gasto a la compra de alimentos, bebidas y tabaco (34%); transporte y comunicación (18.5%), y educación y esparcimiento (13.8%) según la última encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, existen grandes diferencias por deciles, ya que el 10% de los hogares con menores ingresos destina 52.1% de su gasto a alimentos, bebidas y tabaco, mientras que el decil de más altos ingresos sólo el 22.8%.
Por lo que las medidas tributarias que entraron en vigor en este año como gravar con Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los alimentos con alta densidad calórica y el impuesto de un peso por cada litro de refresco “afecta a las personas con los niveles de ingresos más bajos, ya que la base de su alimentación son estos productos”, comentó Reséndiz.
La especialista explicó que al aumento en la gasolina y los impuestos en fertilizantes, entre otros, se suma al IEPS a la comida con alto contenido calórico.
Por ejemplo, al cierre de enero, mes en el que se registró el mayor impacto por la reforma hacendaria, los precios de los refrescos se dispararon 12.81%, mientras que la gasolina y la electricidad crecieron 1.78 y 1.73%, respetivamente.
En este contexto, los hogares con ingresos más bajos viven al día cada vez más y optan por consumir en tiendas de abarrotes, marcas y presentaciones más baratas y también realizan compras a granel, además de sacrificar gastos en salud.
El último dato de la confianza del consumidor del Inegi mostró que el indicador que señala las posibilidades por parte de los integrantes del hogar para comprar bienes durables como muebles, televisores, lavadoras y otros aparatos electrodomésticos, cayó en abril 5% anual, comparadas con las de hace un año.
"Los consumidores tienen que adecuarse, complementan el gasto con remuneraciones en especie y transferencias en especie como donativos de ropa o despensa", comentó Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, quien explicó que el gasto corriente no monetario representa casi el 25% del gasto de los deciles con menores ingresos.
En tanto que el aumento en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y las menores deducciones, que representan un doble gravamen, afectan en mayor medida a los hogares de ingresos más elevados. Este segmento de la población cambia algunos hábitos de consumo como el canal de compra y prefieren clubes de precio a la vez que reconfiguran algunos gastos como las vacaciones.
Los bajos salarios
Además de los precios se debe considerar la baja creación de empleos y los bajos sueldos y salarios de gran parte de la población.
Las cifras del IMSS revelan que la media nacional de los salarios de los afiliados es de 280.28 pesos diarios. No obstante, un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM arroja que, respecto a la población ocupada, el 13.70% gana sólo un salario mínimo al mes, unos 1,967 pesos.
En tanto que el 23.37% gana más de un salario mínimo y menos de dos; 20.77% gana más de dos y hasta tres salarios mínimos, mientras que sólo 7.28% gana más de cinco salarios mínimos.
Para Armenta, la respuesta populista sería incrementar el ingreso, pero esto no debe darse por decreto, y por el contrario, para lograr mejorar el poder adquisitivo se debe incrementar la productividad de los trabajadores, ya que esto atrae mayores contrataciones, y además incrementa las ganancias de las empresas.
La académica agregó que uno de los puntos más importantes es la generación de nuevos empleos de mayor calidad, para lo cual se requiere que tanto las empresas locales como internacionales inviertan más
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