Este jueves en Nueva Zelanda se firmará el acuerdo comercial más grande desde el TLCAN. México espera que el TPP repercuta en un mayor crecimiento económico, pero también abre riesgos de competitividad por el mercado de EU, el principal socio de los mexicanos
El TPP se presenta como una herramienta para impulsar el comercio global en
medio de un ciclo de desaceleración
“En ese momento, nuestro país tenía una apertura de 23 por ciento del PIB
con el sector externo; hoy tenemos una apertura de 63 por ciento”.- Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía
55% de
la inversión extranjera directa en México viene de los otros 11 países
que componen el TPP, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía
72% del comercio exterior mexicano se concentra en los países del TPP, detallan cifras de la Secretaría de Economía
El
Acuerdo Estratégico TransPacífico de Asociación Económica (TPP, por sus
siglas en inglés) será firmado este jueves en Nueva Zelanda, dando
inicio a un plazo de dos años para que los 12 países participantes
ratifiquen el acuerdo comercial más importante desde el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN).
El Gobierno mexicano prevé que la implementación del acuerdo agregará
1.3 puntos porcentuales al crecimiento económico del país, gracias a la
liberalización del comercio y a la inversión con mercados que en total
representan el 36 por ciento de la producción económica del mundo.
Sin embargo, no todo mundo ha recibido con felicidad al TPP.
Además de voces que señalan opacidad en sus negociaciones y una serie
de puntos controversiales, en México se teme que el tratado desate un
tsunami de competencia para enviar productos a Estados Unidos, la mayor
economía del mundo y el principal socio comercial del país.
De aprobarse, el TPP -que será firmada el jueves 4 de febrero en
Nueva Zelanda (miércoles en México)- crearía el área de libre comercio
más grande del mundo, reuniendo a más del 36 por ciento del producto
interno bruto (PIB) global y alrededor de un tercio de la actividad
comercial mundial.
Para México, el TPP reuniría al 72 por ciento de su comercio exterior
y el 55 por ciento de su inversión extranjera directa en un área de
libre acceso, convirtiéndolo en el acuerdo comercial más importante
desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994.
El Gobierno mexicano espera que la asociación con los países del
Pacífico detone el crecimiento económico y la inversión. Ildefonso
Guajardo, secretario de Economía, prevé que en los primeros cinco años
de su implementación el crecimiento económico del país sea 1.3 puntos
porcentuales más alto, con base en un análisis de la consultora Oxford
Economics.
Guajardo además indicó recientemente que las reformas estructurales
en materia de energía, finanzas, mercado laboral y competencia económica
han creado un escenario favorecedor para el país, alistándolo para el
TPP.
Más allá de las fronteras mexicanas, el acuerdo se presenta como una
herramienta para impulsar el comercio global en medio de un ciclo de
desaceleración que ha levantado preocupaciones en organismos
internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Pero los avances del TPP, que durante los próximos dos años tendrá
que enfrentarse a los procesos de ratificación de cada uno de los
Estados que lo componen, no han sido recibidos con felicidad unánime.
Acuerdo opaco
Una de las críticas más comunes, expuesta por los ganadores del
Premio Nobel en Economía Paul Krugman y Joseph Stiglitz, es la opacidad
con la que se han desarrollado las negociaciones del tratado.
Tanto el titular de la Secretaría de Economía como sus homólogos
extranjeros han defendido esto al señalar que la secrecía diplomática
fue un elemento crucial para lograr las negociaciones en las mejores
condiciones posibles, y que posterior al logro del acuerdo la
información completa de éste ha sido puesta a disposición del público.
Esta defensa de la opacidad es “un punto razonable”, de acuerdo con
Robert Mnookin, director del programa de negociación en la Escuela de
Derecho de Harvard en entrevista con NPR.
“Los representantes de las partes tienen que ser capaces de explorar
una variedad de opciones sólo para ver qué podría ser factible antes de
lograr un acuerdo final. Ese tipo de exploración se vuelve casi
imposible si tiene que hacerse en público”, explicó Mnookin.
Riesgo mexicano
Más allá de las críticas a la forma en la que se han dado las
negociaciones del TPP, expertos advierten que las ventajas para México
no son tan grandes como para otros países.
Un análisis del Banco Mundial (BM) muestra que entre los 12 países
que componen el acuerdo, México vería la menor expansión de sus
exportaciones, a una tasa de 4.7 por ciento, entre el 2014 y el 2030.
Los países más beneficiados en este caso serían Vietnam (30.1 por
ciento), Japón (23.2 por ciento), y Malasia (20.1 por ciento), entre
otros, ya que algunos de éstos tienen mayores barreras de acceso
comerciales y verían cambios más radicales al liberalizar sus mercados.
Además, la liberalización del comercio entre Estados Unidos y países
asiáticos como Vietnam presenta un riesgo para México debido a la mayor
competencia que se presentaría en el mercado de importación
estadounidense.
Debido a que Estados Unidos es el principal socio comercial mexicano,
la economía del país es altamente dependiente de su socio
norteamericano. Si los nuevos socios asiáticos ganan participación de
mercado a detrimento de las exportaciones mexicanas, esto podría
lastimar el crecimiento económico mexicano.
Sin embargo, el BM señala que los 1.4 puntos porcentuales que se
sumarían al crecimiento económico de México entre 2014 y 2030 le darían
ventaja al país por encima de los beneficios registrados en economías
menos dinámicas como Estados Unidos, Australia, Chile y Canadá.
El nuevo TLCAN
El ejemplo del TLCAN sirve para ilustrar tanto los potenciales
beneficios como los riesgos de consecuencias negativas presentes para
México si se logra implementar el TPP.
Entre 1993 y 1994, el valor total de las exportaciones mexicanas
creció casi 21 por ciento, y entre 1994 y el 2015 el incremento fue de
casi 465 por ciento. En el mismo periodo, la inversión extranjera
directa que recibe el país se multiplicó en más de siete veces.
“En ese momento, nuestro país tenía una apertura de 23 por ciento del
PIB con el sector externo; hoy tenemos una apertura de 63 por ciento”,
explicó Ildefonso Guajardo en octubre del año pasado.
En particular, la integración de México al TLCAN sentó las bases
sobre las cuales ha sido construido el modelo de crecimiento económico
enfocado en la exportación de manufacturas, el cual diversificó a la
economía mexicana y continúa diferenciándola de los otros mercados
emergentes.
Pero al mismo tiempo, la apertura comercial trajo consigo una oleada
de importaciones baratas, las cuales desplazaron a los productos
mexicanos y ampliaron el déficit comercial del país, como indica un
estudio desarrollado por Timothy A. Wise, director de investigación de
políticas en el Instituto Global de Desarrollo y Ambiente de la
Universidad Tufts.
Un ejemplo particularmente doloroso se dio en el campo, donde la
entrada masiva de maíz, trigo y carne proveniente de Estados Unidos
deprimió los precios por debajo de los costos de producción de los
agricultores mexicanos, sacando a estos últimos de la competencia y
obligando al país a importar cada vez más de sus alimentos.
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