Nueva
York, 25 ene. 16. AmecoPress.- Hablar de mujeres y de la historia del
feminismo es hoy un asunto global, no sólo porque al hacerlo se reconoce
la participación de todas, sino porque ese interés fortalece por sí
mismo a este movimiento por los derechos humanos de las mujeres, siempre
en crecimiento.
Así
lo afirma Minna Salami, en su artículo de opinión en The Guardian,
quien considera la necesidad de que el feminismo sea un tema global,
para lo cual recomienda que este año las jóvenes del mundo puedan tener
oportunidad de leer a ocho voces, de conocer la obra de ocho escritoras,
como lo harán las jóvenes suecas de preparatoria este año en sus
escuelas. Esto, como parte de una iniciativa del Lobby de las Mujeres de
ese país y la editorial Albert Bonniers.
¿Por qué
Suecia? Salami explica que Suecia fue el primer país que rompió techo
del cristal del cielo político, al conseguir la representación de 10 por
ciento de mujeres en su parlamento en los años 50. Desde entonces ha
acumulado muchos otros primeros lugares cuando se trata de igualdad de
género.
Los libros
Las suecas
seleccionaron el trabajo de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi
Adichie como un libro de lectura para las jóvenes de 16 años de edad, lo
cual es un gran impulso al feminismo, no solo de Suecia sino en el
mundo.
Señala Salami
que a más de cien años del Primer Congreso Feminista Internacional,
celebrado en Buenos Aires, Argentina, en 1910, pasando por las
convenciones de México, Nairobi y Pekín, parecía que las voces de las
feministas estaban conectadas en todo el mundo, pero eso parece ya no
ser verdad, debido a que hoy vivimos una agobiante mentalidad de pueblo,
de localismos que impiden ver más allá de los problemas que afectan
solo a nuestra comunidad.
No pienso,
señala Salami, que tener un punto de vista global sea fácil, ya que las
barrera que se presentan por motivos étnicos, de orientación sexual, de
clase, muchas veces dificultan ver más allá, más en términos globales y
se presentan solo como casos aislados de agresiones, de discriminaciones
sin aparente conexión o coincidencia con lo que sucede en otras partes
del mundo.
Tampoco creo,
dice Salami, que el feminismo no deba tener diferencias regionales. Y
eso lo sé bien, afirma, porque escribo para un blog en África.
Todas las
situaciones que afectan a las mujeres tienen que ver con una perspectiva
global, ya que los sistemas afectan a las mujeres de África, Asia y
Latinoamérica, ya sea en aspectos de derechos reproductivos, de
fundamentalismo religioso (que cada día crece), en trabajo infantil,
pobreza y cambio climático. Y todo esto lo podemos entender solo desde
una perspectiva global.
Eso explica
también por qué nos da gusto la inclusión del libro de Adichie, ‘We
should All be Feminists’ para las lecturas de las estudiantes de
preparatoria. Habla el texto acerca del sexismo en Nigeria, pero está
relacionado también con el feminismo sueco.
Todas
deberíamos de leer el libro de Adichies, así como innumerables libros
feministas provenientes de todo el mundo para expandir y, en
consecuencia, fortalecer al movimiento feminista.
Otra de las
propuestas es la obra “Sister Out Sider”, de Andre Lorde, quien se
autodefine como “negra, lesbiana, mamá, luchadora y poeta”. No son
nuestras diferencias las que nos dividen, dice, es nuestra inhabilidad a
reconocer y aceptar y celebrar esas diferencias.
“Sister Out
Sider”, es una colección de ensayos que explora la identidad étnica, el
sexismo, la homofobia y puede ayudar al feminismo a trascender la forma
en que los medios de comunicación tocan estos temas. En Lorde existe una
sabiduría inmensa y un compromiso de un feminismo global, señala
Salami.
El tercer libro
es de Nawal El Saadawi, titulado: ‘Woman at Point Zero’, basado en una
historia de una mujer en espera de ser ejecutada en la prisión de El
Cairo.
Narra la
angustiosa historia de una mujer que creció pobre en Egipto, fue violada
sexualmente y casada con un hombre de 65 años de edad cuando jovencita.
Este libro enseña la naturaleza viciosa de un patriarcado trastornado,
pero también, del despertar del feminismo.
Un libro de
Karima Bennoune es otra de las propuestas para la lectura de las jóvenes
este año. Se trata de ‘Your Fatwa Does Not Apply Here’, donde aborda
cómo hombres y mujeres han enfrentado el fundamentalismo religioso en el
Medio Oriente, en el norte de África y Asia del sur, poniendo incluso
en riesgo sus propias vidas.
Otro libro
similar en la temática lo es el de Mona Eltahawy, ‘Headscarves and
Hymens: Why the Middle East needs a sexual revolution’, que revela por
qué la visión de género puede aplicar no solo en la revolución árabe,
sino en los movimientos de protesta en general.
El sexto libro
es de Chandra Talpade Mohantly: ‘Under wester eyes’, que revisa la
posibilidad de vislumbrar ensayos acerca de los desafíos y oportunidades
del feminismo global.
La séptima
recomendación es ‘Why women will save he planet’, que plantea la urgente
necesidad de integrar los temas de medio ambiente con los movimientos
feministas. Demuestra que los logros de la igualdad de género son
vitales para proteger el medio ambiente, del cual todos dependemos.
Habla del feminismo de justicia social y justicia del medio ambiente.
Y el octavo
libro, de lectura prácticamente obligada, es el de la escritora
latinoamericana, nacida en Chile, Gabriela Mistral ‘Madwomen”, Locas
mujeres, que son ’retratos hablados’ poemas de mujeres que no responden a
la imagen tradicional, a lo que se espera tradicionalmente, de la
mujer.
Todas a leer.
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