Eduardo Ibarra Aguirre
Apenas
el 13 de enero pasado los gobernadores de las ahora 32 entidades
federativas aprobaron en Toluca –“de forma unánime” aseguran unas
fuentes y otras dicen que “por consenso mayoritario” (sic)–, la
desaparición de más de mil 800 corporaciones policiacas municipales y
la creación de 32 policías estatales únicas, a propuesta de Eruviel
Ávila para apoyar la iniciativa que Enrique Peña presentó en diciembre
de 2014.
Y
15 días después, 15 de aquellos gobernadores acudieron a Xicoténcatl,
la anterior sede senatorial, para promocionar y acaso hasta presionar a
la Junta de Coordinación Política y antes conversaron en privado con los
coordinadores parlamentarios y los presidentes de las comisiones de
Puntos Constitucionales, de Gobernación, de Justicia, de Seguridad
Pública, de Estudios Legislativos Segunda y con el presidente de la
comisión bicameral de Seguridad Pública.
A
tal reunión Emilio Gamboa Patrón la denominó “inédita”, y acaso lo es
pero el término lo usa tanto el conductor del noticiero estelar de
Televisa que acabó por convertirlo en lugar común.
El
hecho importante es que los gobernadores encabezados por el mexiquense
que publicita “Piensa en grande” –aunque más grandes aún son los
secuestros, feminicidios, la corrupción gubernamental de la mano de los
corporativos trasnacionales, además del crecimiento de la pobreza
extrema–, escucharon de su sacerdotal voz el acuerdo tomado “de
forma unánime” por la Conferencia Nacional de Gobernadores de “‘Crear
formalmente y elevar a rango constitucional la policía estatal única en
las 32 entidades federativas del país”.
Ávila
Villegas solicitó para lo anterior que ‘‘se analice, discuta,
enriquezca y en su caso se pueda aprobar la iniciativa que presentó el
presidente Enrique Peña Nieto, en diciembre de 2014, y las que han
presentado otros grupos parlamentarios para crear la policía estatal
única”. El argumento central que adujo el antes alcalde de Ecatepec es
que la nueva “estructura permitirá tener mayor eficacia para enfrentar
al crimen organizado y reducir los riesgos de posible corrupción”.
Abundó
que “es mejor fortalecer, robustecer, apoyar a 32 policías estatales,
que tratar de recomponer o reconstruir más de mil 800 corporaciones
municipales, varias de ellas, la mayoría, con dificultades económicas,
de formación, de certificación y desde luego en la aplicación de los
exámenes de confianza”.
La
experiencia del estado de México, por lo menos en Nezahualcóyotl y
otros municipios que no aceptan el “mando único”, no avala la apuesta
del doctor Eruviel, además diversas voces y testimonios de colegas
señalan que integrantes de la Agencia de Seguridad Estatal son los
principales extorsionadores de los ciudadanos.
No
hay solución única frente al endémico problema de la corrupción
policiaca hecha práctica ordinaria desde la alcaldía más sencilla hasta
la cúspide del poder. Y por desgracia la poderosa fuerza del ejemplo
institucional resulta escasa y el mal cunde. Es sumamente difícil la
existencia de cuerpos policiacos profesionales, competentes y honestos
cuando gobernantes de los tres niveles también carecen de tales
atributos, indispensables para combatir al crimen organizado con mayor
eficacia y seriedad, también para gobernar.
Resulta
comprensible, por lo anterior, que senadores provenientes de diversos
partidos no estén a favor de la desaparición de los cuerpos policiacos
municipales y proponen que “tengan capacidad de reacción” y otros
sugieren que sean ‘‘de orden administrativo” para aplicar los bandos de
buen gobierno. Ya veremos porque fueron emplazados a legislar en 90
días.
Acuse de recibo
“¿Ana María Chávez Espinoza es su abuelita, mamá Anita en (el libro) Remembranzas?
Me gustaría morir como ella.” La pregunta es de la yucateca de Mérida,
María Teresa Menéndez y la respuesta es afirmativa y el gusto común…
Aprovecho para compartir que la nieta Maximiana, la mayor de los Ibarra
Aguirre, informa que mamá Anita, denominación que sus nietos cuando eran
niños convirtieron en Manita, falleció en Brownsville (Villa Café, le
llama Arturo), Texas, el 31 de enero de 1979 y como su hija Graciela
Aguirre Chávez no tenía recursos para pagar el funeral en USA, lo
realizó en Matamoros, Tamaulipas, para lo cual Pascual Pacheco Argil la
transportó en su vehículo sin que los agentes migratorios
estadunidenses, la temida y odiada Border Patrol, ni los corruptos
agentes mexicanos se percataran que no estaba dormida sino muerta… De
la veracruzana de Xalapa Abigail Bello Gallardo: “Excelente Utopía con
los nombres de esos despachos que administran sindicatos blancos y los
de esos delincuentes que son los ‘representantes sindicales’. En efecto,
lo único que buscan es cuidar su puesto aunque eso signifique
deteriorar la vida de sus representados, abaratando su mano de obra”.
(Los sindicatos blancos o fantasmas son mayoría, 29-I-16)… No olvide
apoyar al portal que en diciembre cumplió 12 años y acumula archivos de
25: http://www.forumenlinea.com/site/index.php?option=com_content&view=article&id=100&Itemid=483
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