Además del operativo de seguridad para garantizar la integridad del sumo pontífice, a las autoridades preocupa el contenido de sus discursos
Amílcar Salazar Méndez
CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- La visita del papa Francisco a México ha causado nerviosismo y ansiedad en el gobierno de la República, no sólo por la seguridad que requiere el pontífice, sino por el mensaje que pudiera transmitir a un país deprimido por expectativas que no han sido cubiertas por el Estado, como son la violencia, la inseguridad o el desempleo.
Entrevistado por LA SILLA ROTA, Bernardo Barranco, analista en temas religiosos, hace un balance sobre la primera visita del máximo jerarca católico el próximo 12 de febrero a México. Asegura que los mensajes sociales que pudiera emitir ponen en alerta a un gobierno que, a su parecer, no ha conducido al país con eficacia y que no han sabido enfrentar los temas de corrupción e impunidad.
“Jorge Mario Bergoglio llega a México en un momento de mucha debilidad, de poca credibilidad y baja popularidad para la administración del presidente Enrique Peña Nieto, por lo que los mensajes pueden incomodar a la clase política, y el nerviosismo es latente o, por lo menos, genera ansiedad”.
Ejemplo de ello es el esporádico viaje de la canciller mexicana Claudia Ruiz al Vaticano, así como el operativo que ha encabezado la secretaría de Gobernación en las sedes que visitará Jorge Mario Bergoglio, mismo que incluso ha sido supervisado por el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
“La visita de la canciller mexicana Claudia Ruíz Massieu sorprende y deja ver ese nerviosismo, y yo diría, por los temas a tratar, para saber qué va a decir o cómo lo va a plantear, un poco para prepararse ante la visita del Papa”.
Barranco reconoce que no se trata de una visita a modo, pues el Gobierno de la República no está en posición de negociar lo que quiera que vaya a decir el Papa, sino es “más bien, para mitigar los planteamientos”.
Sin embargo, aunque ya ha elegido su agenda, “Jorge Mario Bergoglio no llegará a México con discursos muy radicales”.
Su mensaje estará marcado por la geografía del país, es decir, en Ciudad Juárez, migrantes; Chiapas, indígenas; la familia y jóvenes en Michoacán; el Papa llega con una serie de señalamientos que pueden ser refrescantes para “un país deprimido”.
“Creo que el Papa ya ha elegido el discurso y es imposible que vaya a San Cristóbal y no hable de indígenas, indígenas que se levantaron en el 94 y no ha pasado nada, o que llegue a Ciudad Juárez y no hable de migrantes”.
Cuestionado sobre la llegada de Jorge Mario Bergoglio a un país amordazado por la violencia y la inseguridad, Barranco reconoce que, aunque el papa Francisco pudiera sumarse a la indignación y escuchar a las víctimas, nada podrá hacer, toda vez que se trata de una problemática de política pública.
No obstante, un exhorto del pontífice, con toda su investidura, no es cualquier señalamiento, ya que tiene la oportunidad de mover conciencias, principalmente, de las autoridades.
“Pero si el Estado no ha atendido demandas que tienen más de 20 años sobre el tapete, veo difícil que con el exhorto de un Pontífice haga algo”.
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