Especialistas en el sector agropecuario aseguran que éste es uno de los pilares actuales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y los exportadores de los tres países están de acuerdo en mantener las actuales condiciones. Sobre las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para cambiar sustancialmente el acuerdo, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Bosco de la Vega, afirma que es su estilo empresarial de negociación y que, en todo caso, los empresarios y el gobierno mexicanos ya esbozan un plan B.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Para el líder del sector agropecuario privado del país, Bosco de la Vega Valladolid, el discurso amenazante de Donald Trump no preocupa en el desahogo de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
De la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), y quien participa en el llamado “cuarto de junto” con otros empresarios, dice en entrevista que tiene clara la estrategia del republicano: “Cuando ganó Donald Trump, lo primero que hice es ver en History Channel la historia de su vida para conocerlo más a fondo. Luego vi los temas de campaña y empecé a leerlos también. Puedo decir que el señor está actuando como ofreció en la campaña. Lo que está haciendo es su estrategia de negociación.
“El libro que escribió (Crippled America. How to make America great again o América lisiada. Cómo hacer a América grande otra vez) habla de cómo presionar para que ceda la contraparte y es lo que está haciendo. Lo que sí veo preocupante es que, mientras ese perfil personal no esté a la altura de un estadista, va a generar problemas en Estados Unidos, con sus socios y en el mundo. Para mí no es novedad, y en el sector agroalimentario estamos tranquilos.”
Tras la segunda ronda de negociaciones entre representantes de México, Canadá y Estados Unidos en la Ciudad de México, se le pregunta a De la Vega Valladolid si el comportamiento de Trump es un riesgo real o sólo un efecto mediático, a lo que contesta: “Es un tema mediático. Es un hombre de medios, un empresario al que, si ves los cambios que ha tenido en su gabinete, si ves la pérdida de los asesores empresariales que tenía, no le ha ido bien. Él busca a los medios para mantener su base electoral, y lo que te puedo decir es que el sector agroalimentario de Estados Unidos es uno de los contrapesos más importantes que tiene”.
De la Vega tiene claro el papel del sector agropecuario mexicano en la renegociación del TLCAN. En 1991 fue vicepresidente fundador de la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa) y fue el responsable de coordinar, en conjunto con el CNA y la Coordinación de Organizaciones Empresariales de Comercio Exterior Agropecuario (Coece), la inclusión y desarrollo del sector papa en las negociaciones del TLCAN original, signado en noviembre de 1993 y que entró en vigor el primer día de 1994.
También participó en las negociaciones para expandir los mercados de productos hortofrutícolas nacionales, como los Tratados de Libre Comercio con Turquía y Jordania, la ampliación del Acuerdo de Complementación Económica No. 54 entre México y Brasil, y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Como representante de más de 300 asociados del CNA, confía en el resultado de las actuales negociaciones: “Vimos un muy buen arranque. Tuvimos un discurso muy duro de Robert Lighthizer, pero era para su jefe, para el presidente Donald Trump. Lo que yo percibí que pasó en las mesas de negociación de los tres países fue otro tema; son gente que se conoce del Tratado Transpacífico, que llevaban cinco años negociando y las mesas siguieron operando bien, intercambiaron textos”.
La fuerza del sector agroalimentario
Para el ingeniero industrial y de sistemas De la Vega Valladolid, en la primera ronda de pláticas, que se realizó en Washington, “el sector alimentario privado tuvo un muy buen avance”.
Relata: “Nos reunimos con Ron Bonnet, de la Federación Canadiense de Agricultura, y con Zippy Duval, de la American Farm Bureau Federation. Realmente los privados mandamos señales de que estamos alineados, queremos NAFTA, somos complementarios, queremos reglas claras en materia fitosanitaria y zoosanitaria, queremos construir y queremos que se mantenga el capítulo 19”.
De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), dirigido por el experto Juan Carlos Anaya Castellanos, Estados Unidos se ubica en el primer lugar mundial en producción agroalimentaria, con 700 millones de toneladas métricas de maíz, soya, trigo y leche.
Por su parte, Canadá ocupa el octavo lugar, con 98 millones de toneladas de los mismos productos, sólo que en lugar de soya tiene grandes cosechas de cártamo.
En tanto, México está en décimo lugar, con 62 millones de toneladas métricas y con el maíz como su principal cultivo, seguido por la producción de leche, azúcar y sorgo. Es decir, tiene un menú más variado por su posición geográfica, más cercana al trópico, sin contar las frutas y hortalizas, como el aguacate y el jitomate.
La producción agroalimentaria de América del Norte representa 20.8% mundial, pero a México sólo le pertenece 1.5%; a Canadá, 2.3%, y a Estados Unidos, 16.9%.
En la economía nacional, el sector agroalimentario ocupó el tercer lugar de los rubros de exportación, con 14 mil 346 millones de dólares de enero a mayo pasados. Deja muy atrás al sector petrolero, que en el mismo periodo logró vender al exterior 8 mil 326 millones de dólares.
Por su parte, la industria manufacturera exportó 94 mil 237 millones de dólares en los primeros cinco meses del año, incluidos los 39 mil 10 millones del sector automotriz. Entre enero y mayo la balanza comercial de la industria agropecuaria tuvo un superávit de 3 mil 979 millones de dólares.
Anaya Castellanos explica en entrevista que el agropecuario “es el sector que más ha crecido en dos años y medio. Tenemos una balanza superavitaria. El Producto Interno Bruto (PIB) agroalimentario ha crecido cuatro puntos por arriba de éste. El primario, que es el agrícola, está creciendo casi dos veces y medio más que todos los sectores. ¿Por qué? Las lluvias, no hemos tenido sequía en los últimos años”.
Además, el análisis del GCMA, titulado Sistema de Oportunidades del Sector Agroalimentario, establece que 82% del aguacate que se consume en Estados Unidos es mexicano; 80% de las exportaciones de lácteos, huevos y miel de Texas son para México, lo mismo que 99% del maíz de Kansas.
No sólo eso, 20% de los alimentos que la Unión Americana compra al mundo proceden de México, que es a su vez el tercer mayor comprador de alimentos estadunidenses.
Para fines prácticos, el GCMA concluye que desde 1994, cuando entró en vigor el TLCAN, Estados Unidos ha cuadruplicado el valor de sus exportaciones; 4 millones de empleos dependen del acuerdo comercial y las principales 136 agroempresas de aquel país apoyan su permanencia.
Sin TLCAN “perdemos todos”
El líder del CNA, De la Vega Valladolid, explica a Proceso:
“El sector agroalimentario está muy sólido y, hoy por hoy, el principal contrapeso que tiene el presidente Donald Trump es la American Farm Bureau Federation, que representa Zippy Duval y que realmente fue una gran oportunidad desde la primera negociación. Vamos a continuar fortaleciendo los lazos privados que nos den certeza. No tenemos tiempos políticos, los temas son de generación y de largo plazo.”
–En caso de que se cancele el TLCAN, ¿cuál sería la estrategia con el empresariado estadunidense? –se le pregunta a De la Vega, también maestro en Historia del Pensamiento y con especialidad en Antropología por la Universidad Panamericana.
–Si ellos renuncian al TLCAN tenemos seis meses para retomar el tema. Vamos a seguir con las reglas de la Organización Mundial de Comercio y México va a tomar sus decisiones de qué movimientos vamos a hacer con Sudamérica, Europa y Asia; luego aguantar dos años y medio que le faltan a Donald Trump, para construir otro NAFTA 2.0 o 3.0.
–¿Eso ya lo platicaron con los empresarios estadunidenses?
–Lo que platicamos con estadunidenses y canadienses es poner toda la fuerza para mantener el NAFTA. Con ellos no hemos platicado el plan B. En el CNA lo hemos platicado con nuestros socios y con los secretarios de Economía (Ildefonso Guajardo) y de Agricultura (José Eduardo Calzada Rovirosa).
–Si Estados Unidos saliera del TLCAN, ¿perderían más la producción agropecuaria y los empresarios de ese país?
–Perdemos todos. La salida del TLCAN nos haría menos competitivos a los tres países y el tema de la migración se les complicaría. Los mejores sueldos pagados ahorita en el campo mexicano son de los exportadores… Lo que Estados Unidos exporte a Europa y Asia va a ser más caro. Es un balazo en el pie para los tres, y no entiendo que seamos el bloque más exitoso del mundo y nos queramos disminuir y afectar.
De la Vega señala también que el sector no quiere ser “una moneda de cambio en las negociaciones”. Enfatiza:
“Esa parte la pusimos muy en claro, y casualmente Canadá y Estados unidos quieren lo mismo. Hace como tres meses el secretario (estadunidense de agricultura) Sonny Perdue nombró a un subsecretario para que participara en las negociaciones directamente. Los sectores agroalimentarios de los tres países no queremos que nos vayan a intercambiar por la industria electrónica u otra; queremos tener negociaciones independientes y que a nadie se le cambie por nadie.”
–¿Y sí se está realizando de esa forma?
–Eso es por lo que estamos velando y ya se lo dijimos a nuestro gobierno, ya lo saben nuestros negociadores. Para eso estamos en el “cuarto de junto”.
–¿A qué se refería el secretario Guajardo cuando advirtió ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que “si los agricultores quieren una buena negociación al norte, necesitan darnos el mandato para abrir fuentes alternativas al sur”?
–Eso sería en caso de que reventara el NAFTA. Aun en ese caso, puedes seguir importando granos de Estados Unidos con un arancel de la OMC. Hubo una gira que organizó la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) a Brasil y Argentina, y ya empezaron los primeros embarques, esa parte ya empezó a operar.
El líder empresarial explica que la Secretaría de Economía ya empezó a esbozar el plan B para el campo, en el que México actuará bajo las reglas de la OMC y buscará mercados alternativos.
“El tema del acceso de México a Estados Unidos en aranceles va a ser de alrededor de 6.7% y el tema de aranceles de Estados Unidos a México anda alrededor de 28%. Es lógico que México no va a querer encarecer sus insumos de alimentos. En el plan B están Brasil y Argentina, también Rusia con los granos y cereales.”
En México, por suerte y privilegio, acota, sustituir los granos no es problema, pero sustituir las hortalizas que les exportamos a Estados Unidos, “eso sí, los dejamos sin ensaladas, los dejamos sin aguacate, sin jitomate, etcétera”.
–¿Y todos estos acuerdos comerciales alternativos equivalen al flujo comercial con Estados Unidos?
–No de manera inmediata, porque en la parte global exportamos a Estados Unidos 80%, mientras que en la parte agroalimentaria exportamos 78.5%. Estos tratados representan apenas 20% o 25%. Entonces sí hace falta desarrollar mucho el plan, pero es tan fuerte el intercambio con Estados Unidos que es muy difícil que lo vayan echar abajo. Además, el plan B no sólo significa Argentina y Brasil, sino seguir con Estados Unidos a través de la OMC.
–¿En qué rubros del sector agropecuario es más difícil llegar a un acuerdo?
–El primer tema que se liberó fue el del azúcar, luego sigue el tomate. Están la manzana y la papa, que son temas de fitosanidad y control de inocuidad; mientras que los del azúcar y el tomate son asuntos comerciales.
Al respecto, el experto en mercados agropecuarios, Anaya Castellanos concluye:
“Tenemos al lado el mercado más consumidor y de mayor poder adquisitivo, pero también dos costas desde las que podemos exportar a Europa y Asia, donde tenemos ventajas. Hablo del sector agropecuario, pero también de los demás. Y luego tenemos a nuestros vecinos del sur, que también debemos atender. Los de Centroamérica nos ven como un gigante. Lo que pasa es que nosotros siempre volteamos con los que nos aliamos, pues ahí traemos ventajas estructurales.” (Con información de Carlos Acosta Córdova.)
Este reportaje se publicó el 10 de septiembre de 2017 en la edición 2132 de la revista Proceso.
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