Los estereotipos de género nos influyen más de lo que pensamos
Estudios científicos han detectado que ya a los 6 años las niñas se ven menos inteligentes que los niños
Buenos Aires, 14 sep. 17. AmecoPress.- A
un grupo de niñas y niños de entre cinco y siete años se les leyó una
historia de una persona muy inteligente: mientras las más chicas
asociaron la brillantez con su propio género -al igual que los varones
de su edad-, las de seis y siete años fueron menos propensas a señalar a
una mujer como inteligente.
Esta prueba forma parte de una investigación publicada en la revista
Science, donde investigadores de tres universidades estadounidenses
estudiaron la influencia de los estereotipos de género en las nociones
de inteligencia y habilidad de los chicos. En una charla organizada por
Escuela de maestros -el espacio de formación para docentes del Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires- la semana pasada, se conversó sobre cómo
desarmar esos clichés y acompañar -y encender- el interés científico de
las estudiantes.
"Creo que falta incentivar a las jóvenes a que sigan carreras
científicas; sobre todo, en disciplinas en las que su participación es
muy baja y existe una percepción de que ’son carreras demasiado
difíciles para ellas’. Eso requiere un cambio a varios niveles: por un
lado, que en las casas se incentive (o, al menos, no se inhiba) desde
los juegos o juguetes la interacción de las nenas con este mundo, así
como que en el colegio se les presente la ciencia como una posibilidad a
todos por igual", comenta a Clarín la doctora Noelia Weisstaub,
co-directora del Laboratorio de Cognición Molecular del Instituto de
Neurociencia Cognitiva y Traslacional de la Universidad Favaloro.
Si cuando pensamos en un modelo de científico, se nos viene a la
cabeza un hombre canoso, de pelos parados y anteojos (similar a Albert
Einstein), no es producto de la casualidad, sino que es el resultado de
un modelo que se ve reforzado desde que somos chicos, en donde desde los
libros hasta los programas de televisión nos muestran imágenes
similares. Con ese "archivo" mental, las mujeres tendrán que hacer un
mayor esfuerzo para "imaginarse" científicas, porque no tienen modelos
de su propio género en los cuales reflejarse. Libros como Antiprincesas o
películas como Hidden figures (Talentos ocultos) ayudan a construir
nuevos role models que empujan a las chicas a imaginarse como
astronautas o heroínas. Y el poder de los estereotipos se puede ver,
también, en cómo fue variando la composición de género de los
estudiantes de la carrera de Computador Científico de la UBA: mientras
desde 1962 y durante algunas décadas las mujeres fueron mayoría,
actualmente las mujeres representan solo el 18% de los estudiantes de
informática.
Andrea Buccino es doctora en Ciencias Físicas. Se dedicó a la
astronomía, área donde -asegura- existe una larga pelea de género que
posibilitó que hoy haya paridad de género. Sin embargo, opina que "lo
peor que nos ocurre a las mujeres en las ciencias llamadas ’duras’ es la
autodiscriminación: a veces nos excluimos de aquellas tareas
relacionadas a la parte ’más fierrera’ de los proyectos por
autodiscriminación cultural, entonces, son pocas las científicas que
están vinculadas a la parte operativa de proyectos instrumentales".
- Escuela de maestros -el espacio de formación para docentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Si bien en Argentina en varias carreras la cantidad de estudiantes
mujeres es mayoritaria, la proporción de mujeres se achica a medida que
se asciende en las jerarquías: mientras en la categoría de
investigadores asistentes o adjuntos las mujeres representan el 60% y
54%, respectivamente, en los niveles principal y superior son el 39% y
26% (datos publicados en el sitio web de CONICET, con fecha de diciembre
de 2016). Esto refleja una tendencia global: las mujeres representan
solo el 30% de los investigadores del mundo y su participación es aún
menor en los niveles de toma de decisiones, según cifras del Instituto
de Estadística de la UNESCO (2016).
Situaciones de violencia, discriminación e incluso la maternidad van
opacando el desarrollo de la carrera científica de las mujeres. "Si sos
investigadora, desde hace poco tiempo se puede pedir una prórroga en la
fecha de entrega de informes si fuiste madre recientemente; pero, a la
hora de evaluar las promociones (es decir, cambiar de categoría a una
mayor), no se tiene en cuenta si una investigadora fue madre
recientemente o tienen hijos a su cuidado", explica a Clarín Vanina
Fernández, doctora en Ciencias Biológicas y becaria postdoctoral de
CONICET. La paridad de género aporta, además, una mirada más rica de la
realidad, que decantará en una agenda de investigación más diversa.
Foto: Clarín.
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