Lluvias intensas provocan desplazamientos
Las
mujeres y las niñas se enfrentan a algunos de los mayores desafíos,
incluyendo la amenaza de la fiebre del dengue y el Zika que afectan
especialmente a las mujeres embarazadas, las barreras en el acceso a la
planificación familiar y el mayor riesgo de violencia por razón de
género. © UNFPA Perú
De febrero a abril de este año, una serie de intensas lluvias e
inundaciones en la costa norte del Perú provocaron una gran cantidad de
desplazamientos y daños. Con más de un millón de personas afectadas, se
declaró un estado de emergencia.
Las mujeres y las niñas enfrentaron algunos de los retos más
grandes, incluyendo la amenaza de la fiebre del dengue y el virus del
Zika para las embarazadas, barreras de acceso a servicios de
planificación familiar y un mayor riesgo de violencia por razón de
género, que a menudo se incrementa en situaciones de emergencias
humanitarias.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha estado
trabajando con el gobierno y diversos socios locales para garantizar que
las mujeres y las niñas reciban los servicios que necesitan. Se estima
que, para el mes de julio, se logró llegar a 10 mil mujeres y niñas con
servicios de salud reproductiva que salvan vidas y esfuerzos para
prevenir la violencia por razón de género.
BRIGADAS MÓVILES LLEVAN ATENCIÓN E INFORMACIÓN
Los departamentos de Piura, La Libertad y Lambayeque, se vieron
severamente afectados con más de 210 mil damnificados. El UNFPA y la
Dirección de Salud Regional desplegaron brigadas móviles integradas por
médicos, ginecólogos, obstetras, psicólogos y trabajadores sociales.
El UNFPA también organizó más de 150 sesiones de concientización en
alrededor de 20 campamentos y comunidades en las áreas más afectadas,
llegando con ello a más de 10 mil mujeres.
En estas sesiones se abordaron aspectos tales como dónde encontrar
servicios de atención a la salud materna, cómo evitar embarazos no
planeados, cómo identificar los síntomas de complicaciones del embarazo y
cómo evitar las infecciones por los virus del dengue, Zika y
Chikungunya.
Marta*, una mujer de 34 años de edad y madre de dos hijos, se
encuentra viviendo en un albergue en San Pablo. Ella afirma que el hecho
de tener acceso a servicios de salud reproductiva le ha permitido gozar
de una gran tranquilidad en un momento tan difícil.
“Sospechando que podría estar embarazada, fui a ver a un médico
obstetra de la brigada móvil del centro de salud de San Pablo”, le
comenta al UNFPA. “Y mi prueba de embarazo resultó negativa”.
El resultado fue un gran alivio, y decidió informarse acerca de los
servicios de planificación familiar disponibles. “Recibí consejería en
planificación familiar, información acerca de los riesgos de embarazarme
en estas circunstancias, y pastillas anticonceptivas”.
Marta y su esposo platicaron acerca de lo que ella había aprendido,
y juntos decidieron evitar un embarazo hasta el momento en que sus
vidas tengan una mayor estabilidad.
Previniendo y respondiendo a la violencia por razón de género
el UNFPA también está apoyando esfuerzos para prevenirla.
En los campamentos de Piura, uno de los departamentos más
afectados, el UNFPA distribuyó más de 7 mil 500 kits de protección entre
las mujeres y las niñas. Estos kits contienen silbatos, lámparas de
mano solares, candados y otros artículos.
El UNFPA también trabajó con los miembros de la comunidad para
transmitir mensajes que promueven la seguridad y ayuden a las
sobrevivientes de violencia a encontrar servicios de apoyo.
También se distribuyó información acerca de un número telefónico de
ayuda sin costo para las sobrevivientes de violencia operado por el
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Adicionalmente, se urgió a los miembros de la comunidad a
identificar a líderes confiables a los que pudieran contactar en caso de
ser necesario. Y a las mujeres y las niñas se les exhortó a usar sus
silbatos para alertar a las autoridades en caso de encontrarse en
peligro.
“Cuando recibimos el silbato, nos dimos cuenta de que era una
herramienta importante para comunicarnos”, afirma Carmela*, una
residente de 33 años de edad del albergue de Nuevo Santa Rosa.
“Desde que comenzamos a usarlo, nos hemos sentido más protegidas,
ya que sabemos que, en caso de surgir un problema, si hacemos sonar el
silbato la comunidad vendrá a nuestra ayuda”.
REFORZAR LAS COMUNIDADES
El UNFPA también suministró equipo médico y quirúrgico, personal de
atención a la salud y asistencia técnica para mejorar los servicios de
salud pública en las áreas afectadas por la emergencia.
Diversos expertos afirman que la respuesta humanitaria les ha
ayudado a los miembros de la comunidad a apoyarse mutuamente y también a
sí mismos.
“Se crearon y fortalecieron los comités comunitarios para la
protección en contra de la violencia hacia la mujer”, reportó la
representante del UNFPA en el Perú, Elena Zúñiga.
Y también se ha logrado un mayor reconocimiento del valor de la atención a la salud sexual y reproductiva.
“Las actividades de concientización e información se tradujeron en
un incremento en la demanda de servicios de salud sexual y reproductiva
en las unidades médicas”, afirmó Zúñiga.
* Su nombre real ha sido cambiado para proteger su privacidad.
*Este artículo fue retomado del portal de la revista feminista Tribuna Feminista.
Juan Pablo Casapia
Por: la Redacción* Cimacnoticias | Madrid, Esp .-
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