El ritual se cumplirá de nuevo: el 13 de septiembre los militares
hablarán bien de sí mismos por su lealtad al país y el presidente
Enrique Peña Nieto les expresará su respaldo y reconocimiento. Un
encuentro entre civiles y militares como pocos en el mundo y que ahora
ambos quieren garantizar con una ley de seguridad interior a modo.
Esta vez el ceremonial por la historia de los Niños Héroes ocurrirá
en medio de la tragedia por la muerte y destrucción causadas por el
terremoto en Oaxaca y Chiapas, principalmente, y cuando la alta
burocracia ya tiene claridad de los millones de pesos que espera ganar
en el último año del sexenio.
En el presupuesto que propuso la Secretaría de Hacienda a la Cámara
de Diputados para el cierre del gobierno de Peña Nieto están
garantizados pagos millonarios a la burocracia dorada de los poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Tan solo en sueldos y prestaciones, el presidente Peña Nieto recibirá
tres millones 115 mil pesos; el presidente de la Suprema Corte, Luis
María Aguilar, cuatro millones 659 mil; el presidente del Senado casi
dos millones y el presidente de los Diputados millón y medio. Hay que
insistir: solo en nómina.
Reunidos en ceremonia, esos representantes de los poderes del Estado
mexicano evocarán a los cadetes del Colegio Militar que enfrentaron en
el Castillo de Chapultepec al ejército estadunidense en la invasión de
1847.
Más allá del recordatorio, esos mismos que están llamados a ser el
contrapeso del Ejecutivo y vigilar la actuación de los militares, como
pasa incluso con el Ejército estadunidense, el más poderoso del mundo,
sólo aplaudirán y expresarán gratitud.
Mantendrán la pesada herencia del régimen autoritario del siglo
pasado diseñado por los militares: que nadie se meta con ellos, que no
se les cuestione y mucho menos se revise lo que hacen. Menos ahora que
están en combate a la delincuencia organizada.
Nada está a discusión. Menos los más de dos millones de pesos que los
altos mandos del Ejército y la Marina ganarán tan sólo en sueldo el
próximo año, de acuerdo con el proyecto de presupuesto 2018.
Todos los secretarios de Peña recibirán la misma retribución: 199 mil
533 pesos al mes; es decir, dos millones 194 mil pesos por once meses,
tomando en cuenta que en diciembre del 2018 ya no cobrarán salvo que se
reciclen en el próximo gobierno.
También, por cierto, está garantizado el pago de todos aquellos que
presiden y forman parte de los llamados entes autónomos como la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional
Electoral (INE) o el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la
Información y Protección de Datos Personales (INA). El que menos ganará
dos millones 300 mil, hasta casi tres millones de pesos.
Otra escena también se repite estos días. El gabinete de seguridad se
reúne de emergencia convocado por el presidente. Las Fuerzas Armadas,
Ejército y Marina activan el Plan DN-III de ayuda a población civil y
ambas serán reconocidas en el desfile militar del 16 de septiembre por
el 207 aniversario de la declaración de Independencia de México.
Esa era precisamente la vocación que estaban desarrollando los
militares mexicanos cuando Felipe Calderón, venido en comandante en jefe
de las Fuerzas Armadas, declaró la guerra al narcotráfico y ordenó a
los militares salir a las calles.
Los desastres naturales son una auténtica amenaza a la seguridad
nacional, a la viabilidad del Estado mexicano, pero los militares
mexicanos siguen aprovechando la idea del enemigo interno para mantener
bolsones autoritarios que nadie se atreve a revisar.
@jorgecarrascoa
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