Autor: Pablo Gómez
El
nuevo Frente Ciudadano por México integrado por el PAN, el PRD y el MC
es falso porque no es una formación ciudadana si por esta acepción se
entiende una participación más o menos espontánea y abierta, en forma de
movimiento sin estructura jerarquizada. En este nuevo frente sólo
participan partidos políticos, es decir, todo lo contrario a lo que se
entiende por algo de carácter ciudadano.
Los
políticos profesionales, como los que han creado el nuevo Frente, son
ciudadanos y ciudadanas, naturalmente, pero su forma de ser y actuar no
corresponde a la manera como se comportan las corrientes ciudadanas.
Mas
la falsedad del acuerdo de colaboración y acción conjunta entre esos
tres partidos va más lejos. Se habla de un nuevo “sistema político (que)
debe construirse, no en función de partidos o candidatos, sino a partir
de un proyecto de país…” y bajo una “gobernanza ciudadana”. Sin
embargo, se promete formar un “gobierno de coalición del Ejecutivo
Federal (sic) al amparo del artículo 89 Constitucional”, pero
este precepto señala que, de haberlo, el gobierno de coalición se
integraría “con uno (sic) o varios de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión”. ¿Dónde quedaron los “ciudadanos”?
Para
seguir en el engaño, al flamante Frente no le importa caer en
contradicciones. Se propone “establecer la democracia interna y
garantizar la representatividad ciudadana en los partidos políticos para
que actúen con responsabilidad y asuman el rol de facilitadores, de
instrumentos para que los ciudadanos construyan, promuevan y
guíen el cambio de régimen que necesita el país”. O sea, la “nueva”
democracia de los partidos ha de servir para que los ciudadanos ingresen
a ellos y se conviertan en militantes que, desde su nuevo partido,
construyan otro régimen político que no sea de partidos. Si la base del
cambio va a ser los “ciudadanos”, pero como integrantes de los partidos,
volvemos a lo mismo. Al final, no se está planteando nada.
En esa
misma línea de contradicciones, el frente panista-perredista dice
buscar “la conformación y consolidación de un nuevo régimen, cuya base
sea el empoderamiento ciudadano”. Sin embargo, no se plantean nuevos
derechos ciudadanos, tales como crear un recurso popular para objetar
leyes y actos de autoridad directamente ante un tribunal constitucional;
hacer efectivo el derecho a la consulta popular (recién violado y
desconocido) extendiéndolo a todos los niveles políticos del país, la
obligatoriedad del plebiscitopara tomar ciertas decisiones importantes,
entre otros. En el centro de una democracia nueva tendría que estar la
construcción de ciudadanía, pero ésa sólo será posible con nuevos
derechos políticos. Sin embargo, el Frente se enreda en su propia
retórica, la cual no oculta sino realza su pobreza programática.
Como
no se planean nuevos derechos, los frentistas entienden “la
participación ciudadana” como el ejercicio de las actuales libertades,
con el fin de que los ciudadanos “incidan en todos los niveles,
procesos y decisiones de gobierno”. Este es el sobado planteamiento
abstracto de que los ciudadanos lleguen a “incidir” en el gobierno a
través de la libre manifestación de las ideas y el voto, pero ya no
estamos en el siglo XIX. De lo que ahora se trata es que, además, los
ciudadanos empiecen a tomar directamente decisiones que hasta hoy han
sido reservados a los gobernantes.
Para culminar su plataforma
programática, el falsificado Frente Ciudadano nos plantea la manera en
que piensa repartirse el Ejecutivo. Veamos aquí en concreto la
proclamada participación ciudadana: “el titular de la Secretaría de Gobernación, asumirá, además, la función de líder de gabinete y será propuesto por fuerzas políticas
distintas a la del presidente de la República, garantizando la
pluralidad indispensable para la puesta en marcha del nuevo régimen”.
Con esto se entiende que el “nuevo régimen” son ellos, los líderes
frentistas. Al PAN le correspondería la presidencia y el PRD nombraría
al secretario de Gobernación (jefe de la policía) como “líder de
gabinete”. Pero, a propósito, ¿cuál gabinete? Ése no existe en la
Constitución.
Es tan lo mismo el planteamiento del Frente
Ciudadano que ni siquiera incluye la creación de un Consejo de Gobierno
con facultades constitucionales definidas, a partir de actuales
funciones del presidente de la República, es decir, la conversión del
Ejecutivo en algo mucho menos personal y con un órgano colegiado, lo que
podría hacer real la existencia de un gobierno de coalición, pues ahora
éste no es más que una frase suelta en el texto de la Carta Magna de la
que se quiere colgar el nuevo Frente ante la falta de propuestas
propias.
El documento firmado es un programa electoral aunque
carece legalmente de ese significado. Esel anticipo de lo que podría ser
una coalición de tres partidos. Acción Nacional ya se ubica desde ahora
al frente de la operación.
Dicen los firmantes en referencia a la
situación previa al arribo del actual gobierno: “ayer tuvimos la
democracia frente a nosotros y la dejamos ir”. Y agregan: “proponemos
reanudar juntos la transformación democrática”. Nadie hubiera creído
hace unos años que los administradores del PRD llegaran a suscribirla
tesis de que, con los sucesivos gobiernos de Vicente Fox y Felipe
Calderón, habíamos entrado en latransformación democrática que luego
“dejamos ir”, la cual, ahora, hay que “reanudar juntos”. ¿Para llegar a
lo mismo? ¿No fueron suficientes aquellos fracasos? ¿Quieren más? Así
es, por lo visto.
Por más que el nuevo Frente presenta su discurso
como algo nuevo, lo que logra es morderse la cola, perseguirse a sí
mismo, en simetría con lo que finalmente es: un conjunto de políticos
conservadores.
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