Precarización en América Latina
Deterioro en la calidad del empleo
En lo cuantitativo, México vive una suerte de boom
laboral, porque en los pasados seis años el número de plazas
registradas en el IMSS se incrementó como nunca antes en un periodo
similar, aunque no en una proporción suficiente para atender la demanda
real. Sin embargo, en lo cualitativo la deuda es creciente, dada la
avasalladora precarización de los empleos formales.
En la entrega de ayer se dio cuenta del panorama laboral mexicano,
pero la situación es similar en el resto de América Latina, pues de la
Patagonia al río Bravo –con escasísimas salvedades– se aplica el mismo
modelito económico, con devastadores resultados sociales.
En este sentido, la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe, y la Organización Internacional del Trabajo divulgaron su
informe –del que se toman los siguientes pasajes– sobre la coyuntura
laboral en la región, en el que advierten que
el repunte en la generación de plazas asalariadas fue insuficiente para evitar un nuevo deterioro de la calidad del empleo.
Entre 2015 y 2017 tasas de crecimiento económico bajas o negativas
–en dos de estos tres años– afectaron la demanda laboral, y el empleo
asalariado creció sólo 0.3 por ciento en 2015 y 2017 y se contrajo 0.4
por ciento en 2016. La moderada reactivación económica registrada en el
primer semestre de 2018 incidió en una aceleración de la creación de
empleo asalariado, que se expandió 1.4 por ciento. Por su peso en la
economía regional, a ello contribuyeron sobre todo Brasil, que de una
contracción de 0.7 por ciento en 2017 pasó a un aumento de 0.7 en el
primer semestre de 2018, y México, donde la generación de empleo
asalariado se aceleró de 1.8 a 2.6.
A pesar de tal aceleración, la creación de empleo asalariado fue
insuficiente para incorporar a todos quienes entraban al mercado
laboral, por lo cual el trabajo por cuenta propia, al igual que en los
cinco años previos, aumentó a una tasa más elevada (2.8 por ciento). En
vista de que el trabajo por cuenta propia suele ser de peor calidad que
el empleo asalariado, esta tendencia ya prolongada es una señal
preocupante respecto a los desafíos relacionados con los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, sobre todo el relativo a la generación de empleo
pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.
Otro indicador sobre la evolución del empleo de calidad es la
variación del número de cotizantes en los sistemas de seguridad social.
Este indicador se mueve por efecto tanto de la generación o destrucción
de empleos como de la transformación del empleo informal al empleo
formal (o al revés). Por tanto, dado que puede conllevar un
significativo aumento del número de cotizantes, una sólida política de
formalización podría contribuir a una mayor calidad del empleo, sin que
esto necesariamente implique una gran generación de nuevos puestos de
trabajo.
En el primer semestre de 2018 se observan situaciones diversas. En
Brasil, Chile y Perú el número de cotizantes mejoró claramente respecto a
los dos años previos. En Argentina y Uruguay se registra una
desaceleración, que en el caso de este último país se tradujo en una
caída del número de cotizaciones, de manera que la reactivación de 2017
fue transitoria.
México muestra una tasa de aumento relativamente elevada, mientras
Costa Rica registra una leve desaceleración y en El Salvador el número
de cotizantes aumenta levemente respecto al segundo semestre de 2017,
aunque la tasa de incremento queda por debajo del año previo. La mayor
variación se observa en Nicaragua, donde el conflicto social y político
que se desencadenó, precisamente, a partir de la propuesta de una
reforma previsional, conllevó una fuerte caída del número de cotizantes.
Las rebanadas del pastel
Inflación de 4.94 por ciento en la primera quincena de
octubre, a tasa anual, pero los precios de la canasta básica, la de
consumo popular, fue de 7.38 por ciento. ¿Y la de los energéticos? 17.55
por ciento.
Twitter: @cafevega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario