Pemex en su laberinto
Reforma fracasada
Allá por 2013, en plena etapa promocional de la reforma
energética, se le comentó al secretario de Energía, Pedro Joaquín
Coldwell, que si el gobierno aterrizaba mal los cambios propuestos en
materia petrolera el sector terminaría como la privatización y ulterior
extranjerización de la banca en México, y si ello sucediera –se le dijo–
ahora sí el país terminaría por irse al carajo.
Orondo, el funcionario presumía entonces que el sector petrolero no
era el bancario y que todo se haría de forma ordenada y correcta,
siempre –según dijo–
en beneficio de México. Pues bien, cinco años después de tan rotunda respuesta y tras la modernización energética, nuestro país importa petróleo por primera vez desde el primer semestre de 1974 (en el sexenio de Luis Echeverría, cuando éramos importadores netos de crudo), de tal suerte que la reforma nos echó 44 años para atrás, amén de que Pemex se encuentra en una cada día más delicada situación financiera y productiva.
De hecho, siempre de acuerdo con la estadística oficial, la
producción actual de Pemex resulta inferior a la registrada en 1980,
cuando la otrora paraestatal obtenía un millón 936 mil barriles por día.
Al cierre de agosto de 2018, un millón 816 mil barriles.
Como se ha comentado en este espacio, la promesa oficial fue que con la reforma energética surgiría
un nuevo Petróleos Mexicanos, más fuerte, moderno y competitivo(EPN dixit), pero en los hechos la otrora paraestatal está más débil que nunca, con indicadores de producción a la baja y, entre las novedades, en una etapa de importador de crudo.
Sirva como cápsula de memoria que en el primer semestre de 1974
México importaba 17 mil barriles diarios, como promedio, a un precio
cercano a 6 dólares por unidad. En 1972 la adquisición de crudo en el
extranjero costó al país casi 28 millones de dólares; en 1973 se
incrementó a 80 millones, y en 1974 se redujo a 38 millones. A partir de
1975, nuestro país fue reconocido como exportador neto de oro negro.
Después vino Cantarell, el boom petrolero y la
administración de la abundancia(JLP dixit), para inmediatamente después, ya con los neoliberales en Los Pinos, intentar con terquedad la privatización de la industria nacional del oro negro, lo que finalmente lograron con la reforma energética. A cambio, ofrecieron, los mexicanos vivirían
como los noruegos. Ustedes dirán.
Pero, bueno, el hecho es que Petróleos Mexicanos informó que
importará en noviembre 1.4 millones de barriles de petróleo crudo
ligero, como parte de la estrategia para
mejorar la dieta de petróleo, que se utiliza en las refinerías del país. Pemex Transformación Industrial asignó cuatro cargamentos de 350 mil barriles cada uno para la importación de crudo ligero Bakken, los cuales serán entregados el próximo mes, tras una evaluación de diversas propuestas para el suministro de cargamentos de petróleo de este tipo, el cual genera mayor valor comercial en los procesos de refinación (La Jornada).
Entonces, no fueron 100 mil los barriles a importar, como
originalmente informó el titular de Pemex, Carlos Treviño (28 de
septiembre), ni 350 mil, como el mismo personaje corrigió días después,
sino un millón 400 mil de crudo ligero, categoría que, se supone, México
todavía produce.
Ante tal panorama, el presidente electo reaccionó vía Twitter:
El anuncio de que Pemex contrató la compra de un millón 400 mil barriles de petróleo al extranjero es una muestra más del gran fracaso de la política económica neoliberal o neoporfirista de los últimos 30 años. Es tanta la enajenación de sus promotores o beneficiarios conservadores que se hacen los desentendidos, no ofrecen disculpas; permanecen callados como momias. Además de corruptos e ineficientes, son unos cinicazos. Perdón, pero me chocan.
Las rebanadas del pastel
Lo mejor del caso es que EPN prometió
un nuevo Pemex, más fuerte, moderno y competitivo. Los resultados están a la vista.
Twitter: @cafevega
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