Cada año las caravanas de migrantes centroamericanos han
recorrido México como una forma de protesta. La caminata que actualmente
transita por el país no significa un flujo extraordinario, sino una
expresión política y mediática de un movimiento que silenciosamente se
realiza día con día, de acuerdo con María Dolores París Pombo,
coordinadora del Observatorio de Legislación y Políticas Migratoria del
Colegio de la Frontera Norte (Colef).
En entrevista telefónica, la especialista explicó que la movilidad de
centroamericanos en caravanas llamaban poco la atención de medios y
gobiernos, en particular el de Estados Unidos. Por lo general el paso de
dos grupos se distinguía a lo largo del año: uno que iniciaba en fechas
previas a la Semana Santa, denominada
Viacrucis migrante; la otra en el último trimestre, integrada por familiares de migrantes desaparecidos en México.
Fue en abril de 2018 que el Viacrucis migrante fue notado por el
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien desde sus redes
sociales difundía mensajes racistas y xenófobos en su contra. De acuerdo
con París Pombo las abundantes noticias acentuaron la polarización
política del público mexicano y estadunidense en torno al fenómeno.
Si bien la actual caravana que transita por territorio mexicano y que
salió de Honduras el 13 de octubre no surge de los movimientos antes
mencionados, quienes se les han unido en su recorrido huyen de la
violencia y pobreza que viven.
La investigadora del Colef expresó que la concentración de estas
personas, muchas de ellas en condiciones de gran vulnerabilidad social y
con necesidades de atención inmediata, representa un reto para las
organizaciones de la sociedad civil situadas en el sur de México, para
las autoridades mexicanas y para organismos internacionales.
Ana Langner
Periódico La Jornada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario