"El reto
principal está en esos mitos y creencias muy patriarcales que están
asentados en la subjetividad de las personas, en general, y de quienes
operan la justicia, en particular"
La Habana, 25 oct. 18. AmecoPress/SEMlac.- Desmontar
estereotipos culturales sobre cómo ser hombre o mujer en Cuba también
es imprescindible para una mejor administración de justicia, coinciden
especialistas.
Aun cuando la capacitación en temas de género del sector
jurídico comienza a dar resultados, es un camino en el que queda mucho
por avanzar, confirmó a SEMlac Yamila González Ferrer, vicepresidenta de
la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC) y coordinadora de su
proyecto "Justicia en clave de género: Garantía de igualdad entre
mujeres y hombres".
Para esta experta, el reto principal está en lo cultural. "En esos
mitos y creencias muy patriarcales que están asentados en la
subjetividad de las personas, en general, y de quienes operan la
justicia, en particular", detalló.
"Nos hemos formado en una sociedad que sigue siendo machista, por
muchos principios de igualdad y de avanzada que defienda. Por lo tanto,
esos estereotipos están ahí, se han naturalizado y se transmiten al
ejercicio del Derecho".
Para la también profesora de la Universidad de La Habana, el peligro
mayor radica en que el sector jurídico tiene en sus manos la
administración de justicia y les toca tomar decisiones que inciden en la
vida de las personas, lo cual implica una "enorme responsabilidad".
A fines de 2016, una inédita sentencia del Tribunal Supremo, en un
caso de reconocimiento judicial del matrimonio, evidenció que la
sensibilización y la capacitación en temas de género pueden representar
un punto de giro en la administración de justicia.
Este tipo de proceso ocurre cuando dos personas que han estado
unidas, pero no casadas, se separan o una de ellas muere, y se necesita
probar legalmente que existió una unión, generalmente con objetivos
patrimoniales, o sea, para poder establecer los derechos de las partes
de la pareja a bienes y propiedades.
En la sentencia de 2016, el reclamo de reconocimiento fue presentado
por un hombre contra una mujer y en todas las instancias jurídicas
previas al Tribunal Supremo esa unión fue reconocida. Pero la mujer
siguió apelando, con el argumento de que había sido víctima de
violencia.
"En ese caso, se cumplían todos los requisitos formales para el
reconocimiento de la unión: aptitud legal, capacidad física, mental,
voluntad de estar juntos en su momento, entre otros. O sea, no existían
impedimentos para que en el momento de la unión esa pareja hubiera
podido casarse legalmente", explicó González Ferrer.
El Tribunal Supremo, sin embargo, no otorgó el reconocimiento y lo
hizo apelando a argumentos inusuales en la práctica judicial cubana,
según criterios especializados.
La jueza valoró, más allá de lo ético, los deberes y derechos
conyugales, basada en el artículo 25 del actual Código de Familia, el
cual establece que "los cónyuges deben vivir juntos, guardarse la lealtad, la consideración y el respeto debidos y ayudarse mutuamente".
"Esa jurista interpretó que, cuando se habla de respeto y
consideración, no puede existir maltrato y que si se reconocía la unión,
se estaba validando la violencia y actuando en contra de la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (CEDAW), una convención internacional que Cuba firmó y ratificó",
detalló González Ferrer.
Entre los argumentos de la sentencia, el Tribunal explica que durante
el tiempo que duró la unión de la pareja se confirmó la existencia de
agresiones en el orden verbal e incluso físico, faltas de respeto y
humillaciones, circunstancias que "trascienden negativamente" para su
reconocimiento legal.
Igualmente, la jueza no cuestiona si fue o no esa violencia una de
las razones por las que la pareja se separó y argumenta que el
matrimonio "sobrepasa el interés individual e incluso el de la pareja,
por trascender a la sociedad".
"En su sentencia, la jueza demostró saber de género y conocer muy
bien el ciclo de la violencia. Por eso no le importaron las causas de la
ruptura y también por eso indicó que se trata de un problema social, no
privado ni doméstico", argumentó a SEMlac González Ferrer.
"Ahí hubo una interpretación evolutiva y dinámica del Código de Familia, que data de 1975 y no menciona la violencia", concluyó.
Capacitar desde miradas múltiples
"Usar el enfoque de género es un imperativo científico para todas las
ciencias sociales", afirmaba hace más de una década la doctora Marta
Núñez Sarmiento en su investigación Los estudios de género en Cuba y sus aproximaciones metodológicas, multidisciplinarias y transculturales.
Aunque su estudio no estuvo directamente dirigido al Derecho, las
conclusiones, después de entrevistar a profesionales de diferentes
perfiles humanísticos, se aplican perfectamente al quehacer cotidiano de
los operadores de la ley.
"Lo científico del enfoque de género significa también respetar la
existencia de lo diferente, lo diverso en la sociedad, la necesidad de
tomar en cuenta al otro y de promover la comparación constante para
encontrar las esencias", explica Nuñez Sarmiento en su texto.
Para la jurista Yaíma Águila Gutiérrez y el psiquiatra Vicente
Enrique Hernández Reyes es vital la formación con enfoque de género de
quienes se dedican a la prevención de la violencia de género.
"Para lograr esta tarea es necesario hacerlo desde la
interdisciplinariedad de varias ciencias humanísticas", suscriben en su
artículo "La interdisciplinariedad de la enseñanza - aprendizaje en la prevención de la violencia de género", publicado en 2016 en la Revista Atenas, de la Facultad de Educación de la Universidad de Matanzas.
En su opinión, la violencia de género se relaciona indisolublemente
con cuestiones de sexualidad, relaciones sociales y otras que imponen el
dominio de términos y conceptos muy específicos, cuyo conocimiento
impreciso puede provocar "una comprensión incompleta o errada" del
fenómeno.
González Ferrer, por su parte, también defiende la necesidad de
"avanzar hacia la multidisciplinariedad en el ejercicio del Derecho".
"Los juristas solos no vamos a resolver este problema. Tenemos que
construir alianzas y apropiarnos de conceptos de la Psicología, de la
Sociología, de la Demografía o de la Comunicación", detalló.
"Por eso siempre digo que tener leyes perfectas no va a resolver el
problema. Si no trabajamos en la sensibilización de los profesionales
del Derecho, el día que las tengamos se van a seguir interpretando y
aplicando sin una perspectiva de género o desde estereotipos sexistas",
reflexionó González Ferrer.
La legislación específica sobre violencia de género y la
actualización de leyes como el Código de Familia son demandas que se van
abriendo paso en el sector jurídico cubano.
Sin embargo, casi en la misma medida existe consenso en que la
preparación de quienes operan el Derecho es tan o más importante que la
formulación de nuevas leyes.
La vicepresidenta de la UNJC apunta que la capacitación tiene que ir
en dos vías: en la superación profesional de los juristas, pero también
en la promoción de una cultura jurídica en la población "para que las
personas comprendan sus derechos y puedan reclamarlos y ejercerlos".
RECUADRO
Justicia en clave de género
Desde 2011, el proyecto "Justicia en clave de género: Garantía de
igualdad entre mujeres y hombres" desarrolla cursos sobre género,
derechos, sexualidad, masculinidades y prevención de la violencia en
prácticamente todos los territorios del país.
Se estima que más de 2.000 profesionales de los cerca que 16.000 que
integran la UNJC han recibido algún tipo de capacitación en estos temas.
En paralelo, desde 2015, la Facultad de Derecho de la Universidad de
La Habana incorporó la teoría de género en su estrategia educativa, lo
que obliga a insertar esa perspectiva de manera transversal en los
currículos docentes. Como materias específicas, se incluyen solo como
asignaturas optativas.
Capacitar, sensibilizar, es lo más importante, reafirma González
Ferrer. "Las normas jurídicas tienen que perfeccionarse y actualizarse,
pero incorporar esa mirada de género es vital porque nos permite, aún
con las que tenemos, impartir justicia de la mejor manera, con la visión
más amplia e integradora posible".
Foto: Aechivo AmecoPress.
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