Nadie puede llamarse
a engaño. La furibunda campaña contra la consulta sobre el Nuevo
Aeropuerto Internacional de México (NAIM) no es –como se pretende
imponer a la opinión pública mediante los “análisis” de tinterillos
disfrazados de periodistas– un tema de legalidad o de legitimidad, ni de
viabilidad o transparencia, ni, mucho menos, de una defensa de la tan
añorada democracia mexicana. La razón principal para atacarla es un odio
incontenible hacia las millones de personas que el 1 de julio, a través
del voto como herramienta de cambio, buscaron una alternativa ante la
rapacidad de aquellos que sumieron al país en una crisis económica,
social y humanitaria profunda. Es un desprecio social cimentado en la
idea de que quienes expolian a México, siempre bajo el manto del Estado,
son los únicos capaces de decidir el rumbo del país; de que el dinero,
las inversiones y los “costos beneficio” son los factores que determinan
la vida y la muerte de millones de personas.
Esta semana, en la
que del 25 al 28 de octubre se realizara la consulta, la andanada de
“argumentos” en contra va en ascenso. Para José Woldenberg, el gobierno
electo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) debería rectificar porque
la consulta no es “legal”, ni “pertinente”, ni “jurídicamente” viable.
Más aún, desde su perspectiva, se trata de un ejercicio válido sólo si
se considera al gobierno electo como un “grupo de particulares” y no
como representante de una voluntad popular. [1] Woldenberg
olvida, por supuesto, a los treinta millones de mexicanos que no son un
“grupo de particulares” y que, en un ejercicio tan apreciado por él,
optaron por una propuesta política que hoy los hace partícipes de una
decisión trascendental. En la misma dirección, pero con honestidad de
bestia herida, Diego Fernández de Cevallos califica la consulta como un
“sainete”, “simulación” y “pantomima”. [2] Sin embargo, la
soberbia y la arrogancia de ambos personajes no son capaces de ocultar,
con todo su coraje de clase sobre la mesa, que en un escenario inédito,
generado por la resistencia social, los “gobernados” son escuchados por
los “gobernantes” antes de tomar una determinación sobre un tema de
interés general.
El aeropuerto en Texcoco, como atinadamente han
señalado los campesinos del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
(FPDT) de Atenco, es un jugoso negocio que está en manos de unos cuantos
empresarios. Según Pamela Ventura, PODER –organización dedicada a la
investigación en transparencia y rendición de cuentas– reveló que el 51%
de los contratos del NAIM fueron concedidos a Carlos Slim, Bernardo
Quintana, Carlos Hank Rhon, Gerard Rivero y Olegario Vázquez Raña. A
decir de PODER, “78 por ciento del importe total contratado para la
construcción se concentran en 15 contratos” mismos que fueron
adjudicados, en su mayoría, a las empresas de los magnates mencionados
pues participaron en las licitaciones en calidad de “consorcio”. [3]
Son estos empresarios los que, sin rubor, hablan de las afectaciones
millonarias derivadas de la cancelación del NAIM. En otras palabras: por
encima del interés general de millones de mexicanos, defienden sus
intereses particulares que, como se ha documentado ampliamente, tienen
ya consecuencias terribles para el medio ambiente en la zona del lago de
Texcoco. Por eso, resulta significativamente revelador que sea José
Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE), quien sin tapujos señale que con la
consulta sobre el NAIM se pone en juego “la capacidad futura y el apetito por el financiamiento de nuevas obras de infraestructura”. [4]
Es decir, que de cancelarse el aeropuerto en Texcoco, los poderosos,
los empresarios, sufrirían un revés en su voraz avance; su apetito por
el financiamiento se enfrentaría a un dique impuesto por la población
movilizada.
En el caso del aeropuerto se mide pues la fuerza de
una población cansada de las políticas neoliberales que, lejos de
beneficiar, han perjudicado al país trayendo como resultados “costos
maleficio”. Distintos sectores de la población mexicana rechazan, desde
diferentes perspectivas, el aeropuerto en Texcoco. Sin embargo, los
“líderes de opinión” consideran, entre rabietas y enojo, que tales
sectores no deberían siquiera opinar porque no son “especialistas” en el
tema. Federico Reyes Heroles anota, por ejemplo, que “Los asuntos
técnicos no deben ser sometidos a los vaivenes de la opinión pública” y
se pregunta “¿Acaso se consulta el diseño de un quirófano o la
cimentación de un muelle?”. [5] Reyes Heroles pretende desviar
todo el problema a un asunto “técnico”, tratando de ocultar que el
problema real es político y de intereses económicos. Las consideraciones
técnicas y otros aspectos legales fueron simplemente ignorados al
iniciar la construcción del megaproyecto. Lo que se está consultando no
es, como con su pobre analogía sugiere, solamente el “diseño” del
“quirófano” sino también dónde y con qué recursos se construye para no
perjudicar al medio ambiente, para no poner en riesgo una zona ecológica
de por sí complicada, para respetar la naturaleza y la vida de los
pobladores, para, en fin, beneficiar no sólo a los “diseñadores” sino,
sobre todo, a quienes tienen todo el derecho de decidir si el
“quirófano” en cuestión es o no una prioridad.
Nadie puede
llamarse a engaño. La movilización social, férrea y dignamente
encabezada por el FPDT, es la que ha puesto en jaque a los dueños del
dinero. Será ésta, finalmente, la que decida el futuro inmediato en
cuanto al tema del aeropuerto. Del mismo modo, nadie puede negar que la
consulta es, en estos momentos, una vía complementaria de la acción en
las calles. Se trata de una herramienta apenas mínima en la que la
población puede, y debe, expresarse. Contra ese minúsculo instrumento,
los poderosos vuelcan su ira y su frustración y ello es un buen
indicador del miedo que le tienen a una población políticamente activa.
Nadie
puede llamarse a engaño. La consulta es apenas un primer episodio de
una serie de batallas que los mexicanos tendremos que librar en esta
guerra contra la vida que, con cinismo, los poderosos han declarado.
Por
eso, la participación en la consulta es necesaria. Por eso, la
participación en la marcha convocada por el FPDT este 25 de octubre es
indispensable.
Nadie se llame a engaño: el futuro del país está en Atenco.
Notas:
[1] Véase https://www.eluniversal.com. mx/articulo/jose-woldenberg/ nacion/deberia-suspenderse, 23 de octubre de 2018
[2] Véase http://www.milenio.com/ opinion/diego-fernandez-de- cevallos/sin-rodeos/ respetable-o-despreciable, 22 de octubre de 2018
[3] http://www.elfinanciero.com. mx/empresas/slim-quintana- hank-rhon-gerard-rivero-y- vazquez-rana-con-mas-del-50- de-contratos-del-naim, 17 de octubre de 2018.
[4] Véase https://www.eluniversal.com. mx/cartera/economia/gurria- mexico-no-puede-fallar-en- construccion-de-naim, 23 de octubre 2018, las cursivas son mías.
[5] Véase https://www.excelsior.com.mx/ opinion/federico-reyes- heroles/farsa/1273416, 23 de octubre de 2018.
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