FRAGUA
En algo coincidimos con
Andrés Manuel López Obrador (AMLO): este sexenio debe ser el fin del
neoliberalismo (como lo afirmó el 23 de agosto de este año), ya que es
una política económica que sólo beneficia a la oligarquía financiera y a
la burguesía trasnacional, mientras millones de mexicanos sufren bajos
salarios, desempleo, sobrexplotación, despojo, destrucción de la
naturaleza, represión, detención-desaparición, ejecución, robo, trata de
personas y un sinnúmero de males más.
Desde nuestro punto de vista
el neoliberalismo debe terminarse por la vía de los hechos: no bastan
las declaraciones, es necesario atacar el mal de raíz y arrancarlo para
que nunca más se ensañe con los hijos del pueblo. Y esa raíz se llama
capitalismo: un sistema económico y social que se fundamenta en la
propiedad privada de los grandes medios de producción, y en la de la
riqueza que genera el pueblo trabajador en la producción.
Carlos
Slim gana 2.11 millones de dólares ¡cada hora!, mientras que nosotros
andamos ganando 1,500 pesos a la quincena. Eso es el capitalismo y el
neoliberalismo, eso es el ejemplo de la apropiación privada de la
riqueza que producimos millones de trabajadores.
También, sabemos
que AMLO no plantea terminar con el capitalismo, que no busca acabar
con el mal desde la raíz; sin embargo, estamos de acuerdo con él en
terminar por la vía de los hechos con el neoliberalismo, con la “mafia
del poder” que se ha adueñado de todas las instituciones públicas y
privadas, y que nos impone su voluntad.
Para nosotros, como parte
del pueblo organizado terminar con el neoliberalismo por la vía de los
hechos significa el fortalecimiento de la organización del proletariado y
su conciencia de clase, para construir las condiciones políticas,
económicas y jurídicas que nos permitan contribuir a la construcción del
socialismo en México.
¿Cuáles son, entonces, las medidas
concretas que proponemos para terminar con el neoliberalismo? 1.- Que el
Estado recupere la propiedad de los grandes medios de producción,
pertenecientes al sector I (máquinas que producen máquinas) y al sector
II (máquinas que producen medios de consumo).
2.- Recuperar el
monopolio del Estado sobre la explotación de los recursos naturales del
país, esto es, retomar el control del suelo y el subsuelo, de las
costas, de las riberas y de los ríos.
Ambas medidas permitirán
garantizar la independencia energética y la soberanía alimentaria,
fundamentalmente. Para lograrlo, se deben echar abajo reformas
constitucionales, como la del artículo 27 de 1992; revisar todas las
reformas relacionadas con la propiedad comunal y ejidal de la tierra;
examinar todas las modificaciones a las leyes que hoy permiten que los
grandes monopolios privados se beneficien de la explotación del oro,
plata, cobre y otros metales, y de la explotación de tierras para la
producción de las llamadas energías verdes; abrogar la reforma
energética aprobada en el sexenio de Peña Nieto, así como revisar todas
las modificaciones legales que permitieron despojar al pueblo de las
industrias que antes eran del Estado, con el objetivo de ponerlas de
nuevo al servicio de aquél. En pocas palabras, la minoría rapaz debe
devolver lo que le robó legal o ilegalmente al pueblo.
3.- Poner
fin a la violencia de Estado. El ejército mexicano tenía como objetivo
principal defender la patria frente a la invasión extranjera; sin
embargo, desde los años sesenta comenzó a convertirse en un ejército que
sirve para reprimir a su propia población. Su objetivo fundamental fue
la seguridad interna, y a partir de esos años cumplió funciones
policiacas mediante la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y otras
dependencias. Este modelo de ejército fue impuesto por los intereses
norteamericanos y se reforzó con la entrada del Estado mexicano en el
Acuerdo para la Prosperidad y Seguridad de América del Norte (ASPAN),
firmado por Vicente Fox Quezada en el año 2005, y la Iniciativa Mérida,
firmada por Felipe Calderón en el año 2007.
El gobierno mexicano
debe salirse de esos tratados internacionales que lo atan al gobierno
norteamericano y que lo subordinan a una potencia extranjera, así como
debe derogar el marco legal basado en la persecución del enemigo interno
y que crea un estado de excepción legal que permite violar los derechos
humanos de quienes son opositores del modelo capitalista y neoliberal.
El
próximo gobierno debe desmontar las estructuras paramilitares que serán
utilizadas, como lo son hoy, para golpear al movimiento independiente;
hacer públicas las cárceles clandestinas; difundir quién o quiénes han
sido los responsables de la creación de los grupos paramilitares que,
disfrazados de narcos, han hecho la labor sucia del Estado para despojar
a los pueblos de sus tierras, mantener al pueblo sumido en el terror y
desarticular la protesta social. Además, debe garantizar justicia,
verdad, memoria y reparación integral del daño a todas las víctimas de
la violencia de Estado y a todo el pueblo.
4.- Mejorar el nivel
de vida del pueblo y garantizar sus derechos económicos, sociales y
culturales. Es necesario recuperar el sentido original del artículo 123
de la Constitución y el de los apartados A y B; poner fin a toda
simulación de relación laboral, es decir, la subcontratación o
outsorcing; acabar con los empleos pagados por honorarios, las figuras
de becarios y todas las formas que utilizan las dependencias del Estado o
particulares para evadir su responsabilidad de garantizar la seguridad
social, la cual comprende la prevención, la atención y la recreación de
los trabajadores. En suma, es necesario derogar el marco legal que
permite la mayor explotación del pueblo.
Además, debe decretarse
un aumento salarial de emergencia, no sólo en el norte del país, sino en
todo el país, así como gravar la riqueza, es decir, imponer un impuesto
progresivo a la ganancia de los grandes empresarios.
Al pueblo
organizado nos toca ejercer por la vía de los hechos el gobierno del
pueblo y para el pueblo; nos toca luchar por construir una democracia
directa y participativa en barrios, pueblos y colonias ligada a la lucha
por el socialismo, porque sólo en él la democracia del pueblo será una
realidad. Esta lucha, en el marco capitalista, nos ayuda a construir el
socialismo: único remedio real, profundo y confirmado históricamente
contra el capitalismo y su expresión más cruel que nos ha tocado sufrir
los últimos 36 años: el neoliberalismo.
¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
Nota:
Este
artículo fue publicado en el No. 37 de FRAGUA, órgano de prensa de la
Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP),
Septiembre-Octubre 2018.
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