Tres elementos informativos surgieron en estos últimos dos días.
a) Por un lado, la calificadora HR Ratings ratificó la calificación
triple A con “perspectiva estable” para Pemex, en contraste con lo dicho
por otras calificadoras como Moody’s y Fitch Ratings, que redujeron la
perspectiva de Pemex a “negativa”.
En su documento, HR Ratings explicó que los aspectos más importantes
que le permiten considerar como “estable” esta deuda están los
siguientes:
– Fuertes niveles de flujo libre de efectivo ajustado, que se
traducen en una mayor capacidad de pago, con una cobertura de deuda de
1.4 veces durante los últimos 12 meses durante el segundo trimestre de
2018.
– Pemex continúa con su estrategia de mantener operaciones de
producción y venta con “niveles de rentabilidad aceptables, que permitan
mantener autosuficiencia financiera y limitadas requisiciones de
recursos provenientes del gasto programable para inversión”.
– La revaluación del 87% de la deuda total denominada en divisas
extranjeras (principalmente en dólares) permitirá un buen crecimiento
operativo.
– El gran negocio sigue estando en Pemex Exploración y Producción
(PEP), sobre todo en las reparaciones y estimulaciones de pozos en
operación, “la incorporación de nuevos campos y la intensificación de la
actividad física en Ayatsil y Maloob”, campos que han logrado “reducir
los impactos negativos por reducción de producción en campos como
Cantarell”.
En otras palabras, la exploración y producción sigue siendo el gran negocio y la viabilidad de Pemex.
La nota de HR Ratings reforzó la crítica de la futura secretaria de
Energía, Rocío Nahle, quien cuestionó el panorama pesimista presentado
por la otra calificadora Fitch Ratings.
b) Por otro lado, este martes el presidente electo Andrés Manuel
López Obrador tronó en su cuenta de Twitter contra el anuncio de que los
actuales directivos de Pemex contrataron un millón 400 mil barriles de
petróleo ligero a la empresa de refinación Phillips 66, que consideró
“una muestra más del gran fracaso de la política económica neoliberal o
neoporfirista de los últimos años”.
En un segundo mensaje en Twitter –algo inusual en él, ya que no
menciona un mismo tema dos veces seguidas–, López Obrador abundó:
“Es tanta la enajenación de sus promotores o beneficiarios
conservadores que se hacen los desencantados, no ofrecen disculpas;
permanecen callados como momias. Además de corruptos e ineficientes son
unos cinicazos. Perdón, me chocan”.
En respuesta, Pemex emitió un comunicado para explicar que esta
decisión forma parte de una estrategia para “mejorar la dieta de
petróleo que se utiliza en el Sistema Nacional de Refinación (SNR), lo
que permitirá obtener productos destilados de mayor valor económico como
gasolinas y diésel”.
“El crudo que se está importando es ligero, justo aquel para el que
las refinerías mexicanas están configuradas y nosotros no lo tenemos; la
compra se está haciendo para aumentar la eficiencia de ellas”, indicó
la dirección de Comunicación Social de Pemex.
Nadie ha explicado por qué no tenemos este tipo de crudo ligero. Por
qué se abandonaron las refinerías si hay rentabilidad en esta área.
c) Por su parte, el periódico Reforma publicó en primera
plana, citando a un directivo de Grupo Idesa, que Pemex avisó que dejará
sin gas natural a sus clientes de las grandes industrias en la zona sur
del país desde noviembre, por lo que deberán buscar alternativas a
través del Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas).
“Lo que vamos a tener que hacer es comprar gas licuado, a precio que
no entendemos por qué es tan caro, y tendremos que pagar
penalizaciones”, afirmó Uriegas en entrevista con Reforma. Calculó que tendrían que pagar 300 o 400% más caro y no hay manera de absorber este sobrecosto.
En un escueto comunicado, Pemex negó tal advertencia. Indicó que a
través de su subsidiaria Pemex Transformación Industrial (PTI) “ha
confirmado la entrega para el mes de noviembre de casi 100 millones de
pies cúbicos diarios de gas natural para sus clientes en el sureste del
país, bajo el esquema de venta de primera mano”.
Abundó: “Con esta medida se garantiza que no habrá desabasto de dicho energético en esta región.
“Pemex recuerda a sus clientes que cuentan con distintas opciones
comerciales para adquirir gas natural y cumplir sus requerimientos”.
¿Fue un rumor, una presión o un malentendido? Aún no queda claro.
d) Por último, El Universal publicó este martes, en primera
plana, que el próximo gobierno de López Obrador enfrentará una nómina de
107 mil 249 trabajadores jubilados, de los cuales casi 30 mil se
retiraron en este sexenio, contra una plantilla activa de 128 mil
trabajadores. Los empleados en activo representan un gasto de 57 mil 773
millones de pesos contra 40 mil 446 millones de los jubilados y
pensionados.
En otras palabras, persiste la tendencia de que los jubilados y
pensionados representarán una “bomba de tiempo” para las finanzas de
Pemex.
López Obrador en sus primeros días como presidente electo convocó a
jubilados y trabajadores en activo a “rescatar” a Pemex. En medio de
este llamado, está el proceso de renovación sindical, donde el cacicazgo
de Carlos Romero Deschamps quiere mantenerse y mimetizarse en la
“cuarta transformación”.
Ante este panorama, tal parece que el gigantesco emporio industrial
que representa Pemex merecerá una especie de “Comisión de la Verdad”
interna para saber qué está sucediendo en la principal empresa mexicana
después de la reforma energética.
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