11/21/2012

En 6 horas de jornada, “Erika” tiene 6 minutos para ir al baño

NACIONAL
VIOLENCIA
   RUMBO AL 25 DE NOVIEMBRE
   No es una maquiladora, ella trabaja en un “call center”

Especial | Retomada del sitio via-tecnologica.com
Por: Guadalupe Cruz Jaimes
Cimacnoticias | México, DF.- 

“Erika” tiene que “aguantar” el maltrato que padece en su centro de trabajo porque necesita ese ingreso para mantener a su hija de tres años de edad.

Ella se ocupa en el “call center” (centro de atención telefónica) Recuperación Crediticia de México (Recremex), donde a diario sufre violencia laboral. En este lugar laboran unas 120 personas sólo en el turno de matutino, casi todas tienen entre 18 y 23 años de edad, y casi la mitad son mujeres, relata “Erika” a Cimacnoticias.

Las y los empleados de Recremex, ubicado al sur de esta capital, se encargan de llamar a personas con deudas de créditos bancarios, automotrices y de tiendas departamentales. Su labor es convencerlos de pagar a toda costa.

“Te piden que les levantes la voz si es necesario, que les preguntes si no tienen a alguien que les preste para que salden su deuda. Tenemos que convencerlos para que hagan una ‘promesa de pago’, esa es la meta que nos ponen”, mencionó la joven de 22 años.

“Desde que llego siento la presión y me angustia no lograr las metas, porque si no cumples te corren. Y yo no me puedo quedar sin trabajo porque tengo una hija que depende de mí”, relata la mujer, quien percibe cerca de 3 mil pesos mensuales.

Los supervisores les exigen “a gritos” que cumplan sus metas de productividad, mientras otras personas se encargan de monitorear las llamadas telefónicas.

“Erika” entra a las 8 de la mañana y no tiene oportunidad de salir del edificio hasta que concluye su turno a las 2 de la tarde. Durante este tiempo, ella como el resto de sus compañeros no puede tener sus pertenencias consigo, “no podemos pasar nada, ni nuestras bolsas, ni teléfonos, todo se queda en la entrada”.

“A mí me preocupa que me llamen de mi casa por alguna emergencia con mi hija y no pueda responderles”, indicó.

Las restricciones se asemejan a las que sufre una empleada de maquiladora en el norte del país, pues en Recremex el personal tiene seis minutos durante su jornada de medio tiempo para ir al baño. “Puedes ir dos veces y no tardar más de tres minutos cada una o ir sólo una vez”, explica.

En el inmueble hay un policía que se hace cargo de medirles el tiempo, y cuando lo rebasan tienen que reponerlo y salir más tarde.

La joven, quien tuvo oportunidad de estudiar hasta el bachillerato, entró a este “call center” hace dos meses y medio y como sus compañeros, está en busca de otro empleo, pero “aún no ha tenido suerte”.

SE DISPARA VIOLENCIA LABORAL

De acuerdo con Carmen Ponce, economista experta en género, debido a la desocupación y al deterioro de las condiciones de trabajo, las mujeres y especialmente las jóvenes son obligadas “a aceptar condiciones de trabajo que en otros términos serían inaceptables, ya que si dicen no, las corren”.

En el contexto del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Ponce refirió que la precarización del empleo se ha convertido en un factor que dispara la violencia laboral.

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia refiere que ese tipo de agresión consiste en “la negativa ilegal a contratar a la víctima o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo; la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación y todo tipo de discriminación por condición de género”.

Con la reforma a la Ley Federal del Trabajo, recién avalada por la Cámara de Diputados y el Senado, la violencia laboral en contra de las mujeres “se va a recrudecer” (en el sector formal) –aseguró la economista– mediante el deterioro de las condiciones laborales que implican una menor protección social.

Ponce señaló que la subcontratación y la contratación temporal (a prueba, por horas y por capacitación), establecidas en la reforma laboral, “violentan a las trabajadoras porque terminan con su estabilidad en el empleo, y en consecuencia su estabilidad económica”.

La especialista puso como ejemplo que a las jóvenes contratadas a prueba (por 180 días) “aunque en ese tiempo rindieran a la empresa, les pueden decir adiós sin darles ninguna indemnización, y que venga la siguiente”.

“Lo que hicieron con esta reforma fue facilitar el despido ¿Y qué puede ser más violento que perder el empleo en una situación económica adversa?”, cuestionó.

Con la reforma laboral, aprobada por el PAN, PRI y PVEM, también continuará la discriminación contra las trabajadoras por embarazo, así como el hostigamiento y acoso sexual, que este sexenio tuvo un “crecimiento significativo”.

De acuerdo con un análisis de Carmen Ponce, con base en los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2006-2011, en el país la discriminación laboral femenina creció 58.3 por ciento. En ese periodo, el número de mujeres que experimentó este tipo de violencia pasó de 2.4 a 3.8 millones.

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