Peña y Videgaray. Sin estrategia.
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO,
D.F. (apro).- La primera acción de gobierno de Enrique Peña Nieto, la
Comisión Nacional Anticorrupción, será también el más grande fracaso de
su sexenio.
Dos razones sustentan esta afirmación: La propuesta
de Peña se ha formulado al margen de la sociedad y el nuevo organismo
burocrático está castrado de facultades plenas para atacar
auténticamente un fenómeno tan enraizado en el poder público.
La
exclusión de los ciudadanos para atacar lo que es una enfermedad
nacional y hacerlo además con verdaderos “dientes” institucionales
revela que no es iniciativa auténtica y exhibe una característica
consustancial al PRI como la corrupción: La hipocresía.
La
simulación de Peña es nítida al ser él el que propone a los cinco
miembros de la Comisión Nacional Anticorrupción, que designará
directamente si las dos terceras partes de los senadores los rechazan,
y al darle a este organismo la limitada facultad de ser sólo
coadyuvante del Ministerio Público en casos de corrupción.
El
mecanismo de integración de los cinco comisionados, que durarán siete
años en su encargo, no sólo garantiza a Peña la discrecionalidad con la
que se atacará la corrupción, si es que se ataca, sino que además lleva
implícito un incentivo corruptor: El reparto de cuotas de comisionados
entre los partidos en el Senado para el mercadeo futuro de casos de
deshonestidad.
En esta misma lógica se inscribe la creación de
otro ente público que revela, una vez más, la insincera política
anticorrupción de Peña: El Consejo Nacional por la Ética Pública, que
supuestamente diseñará acciones de prevención de la corrupción y que
será presidido… por él mismo.
En este consejo participarían,
además, los presidentes de las cámaras del Congreso, los secretarios de
Gobernación, Hacienda y Educación Pública, el procurador general de la
República, así como los gobernadores de los estados y el jefe de
Gobierno del Distrito Federal.
El desdén por la sociedad, y en
específico la participación ciudadana, es otra vez transparente en este
caso, porque sólo se tiene previsto que se incorporen a este consejo
dos ciudadanos que se hayan destacado por su contribución a la
transparencia, la rendición de cuentas o el combate a la corrupción.
Salvo que el Constituyente Permanente introduzca cambios radicales a
esta iniciativa de Peña, lo que se ve remoto en las condiciones
actuales, lo que se puede anticipar es que se trata de un nuevo esquema
de simulación que, en vez de atacar la corrupción, la encubrirá con
novedosos mecanismos burocráticos.
Es cierto, a nadie debe extrañar: El PRI y Peña son sinónimos de corrupción e hipocresía, de latrocinio impune…
Apuntes
No
se olvide: Peña se propone, también, reformar el Instituto Federal de
Acceso a la Información Pública (IFAI) y desmantelar lo poco que se ha
construido en esta materia, no por ganas de Vicente Fox y Felipe
Calderón, sino por el impulso ciudadano.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario