Megagasolinazo = Inflación alcista
Cierra EPN con precios históricos
Cierra el sexenio peñanietista con precios históricos en combustibles y tarifas eléctricas, producto de una política que en el discurso prometió reducirlos,
en beneficio de todos los mexicanos, pero que en los hechos alcanzaron niveles estratosféricos, con lo que quedaron rebasados todos los mecanismos de supuesto control inflacionario.
Como bien lo advierte el Instituto para el Desarrollo Industrial y el
Crecimiento Económico en su más reciente análisis, del que se toman los
siguientes pasajes:
la decisión de política fiscal tomada durante el transcurso de la administración que está por terminar provocó un cambio estructural en el comportamiento de la inflación, tanto la que enfrenta el consumidor como la que repercute en las empresas, básicamente todo el sistema económico se vio afectado por un incremento en la inflación.
La liberalización del precio de los energéticos y sus derivados,
fundamentalmente de los combustibles, y la volatilidad en el precio de
la electricidad y el gas, han provocado que la política monetaria del
Banco de México se haya visto rebasada por la presión del sistema de
precios.
Además, y junto con la depreciación del peso frente al dólar, el que
la inflación se haya ubicado fuera del objetivo de la política monetaria
ha repercutido en un incremento en las tasas de interés. Si bien el
banco central ha implementado una estrategia prudente para tratar de
evitar una mayor afectación a la inversión y el crecimiento económico,
el resultado ha sido modesto. Hoy la trayectoria de la inversión muestra
una marcada desaceleración y la economía exhibe un crecimiento de
únicamente 2.2 por ciento.
Aun si se consideran los incrementos observados en la tasa de interés
y la intervención en el mercado de cambios, la evolución de la
inflación se ha mantenido fuera del objetivo del banco central. Derivado
del cambio estructural, la autoridad monetaria ha reconocido que no
será sino hasta 2020 cuando la inflación podría volver al rango
adecuadopara la economía mexicana (3 por ciento, más-menos un punto porcentual).
Si bien en octubre pasado el alza de los precios (promedio) al
consumidor fue de 4.9 por ciento, contra 5.02 en septiembre, la dinámica
del componente más volátil, la inflación no subyacente, sigue en
niveles que inhiben, en el corto plazo, la posibilidad de alcanzar el
objetivo del Banco de México: los precios de ese componente crecieron
8.5 por ciento en octubre.
Lo descrito se exacerbará por dos factores, uno estructural y otro de
coyuntura. En el primer caso se tiene a la baja productividad. Desde
los años 80 el modelo económico mexicano ha fallado en lograr que la
mayor parte de las empresas incrementen su productividad. En ese
contexto resulta evidente que ésta no se ha constituido en un pilar que
permita alcanzar mayores niveles de crecimiento sin que ello implique
presiones inflacionarias.
El segundo aspecto para considerar respecto a las presiones
inflacionarias es el tipo de cambio. La depreciación del peso ha
repercutido en un aumento en los costos de las importaciones y con ello
ha exhibido un efecto negativo sobre los costos de los productores y el
consumidor.
La economía mexicana tiene un déficit estructural en materia
comercial y de servicios, por lo que la pérdida del peso frente al dólar
implica un impacto directo sobre el sistema de precios. En los años
anteriores ese saldo negativo ha rondado 45 mil millones de dólares, y
eso es básicamente lo que pagan empresas y consumidores por la
dependencia que se tiene del exterior.
Tan sólo México importa más de 320 mil millones de dólares de insumos
intermedios. Si bien parte se recupera en la exportación, es un hecho
que en términos netos el país termina pagando más por las importaciones
que realiza.
Las rebanadas del pastel
Y el dólar se vendió ayer hasta en 20.74 masacrados pesitos, con ganas de seguir el camino alcista.
Twitter: @cafevega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario