Aún se desconoce daño ambiental
Tierras yermas y contaminadas, legado de Minera Real de Ángeles
La compañía acabó con mantos acuíferos y abandonó desechos tóxicos
▲ Vista aérea del complejo metalúrgico-industrial de la mina Real de
Ángeles, contigua al primer yacimiento a cielo abierto de Zacatecas, hoy
abandonado. En el complejo, propiedad de Grupo Frisco, también se
encuentran enormes depósitos de miles de toneladas de material rocoso
estéril y jales contaminados con metales pesados y otras sustancias
tóxicas.
Zacatecas, Zac., Hace 20 años cerró Real de Ángeles, la
primera mina a cielo abierto de Zacatecas y una de las primeras del
país, operada por Grupo Frisco, la cual produjo cientos de toneladas de
plata durante más de dos décadas para su dueño, Carlos Slim Helú.
La bonanza terminó, pero quedó la contaminación en cientos de
hectáreas de cultivo y pastoreo. Tampoco acabaron la miseria ni las
enfermedades para sus habitantes. También quedó un gigantesco cráter que
aparece en los planos de la aplicación Google Maps.
Antes de que abriera la mina, ubicada en el municipio de Noria de
Ángeles (82 kilómetros al sureste de la capital de Zacatecas), se ordenó
demoler todas las casas y corrales de Real de Ángeles y reubicar a los
habitantes en un poblado construido a cinco kilómetros, pues el
yacimiento de plata se encontraba debajo de la localidad.
Hasta la antigua iglesia local, dedicada a San Nicolás Tolentino y
catalogada como patrimonio por el Instituto Nacional de Antropología e
Historia, fue derribada. De acuerdo con cronistas locales, el templo
habría cumplido 300 años en 2018.
La minera construyó una réplica de la parroquia en el nuevo caserío, a
principios de 1980. Sin embargo, la nueva Real de Ángeles está
semiabandonada, sin empleos y, como muchas otras localidades rurales de
Zacatecas, asolada por las organizaciones criminales.
A finales de 1998, un ingeniero de la minera fue a la capital de
Zacatecas, donde informó a Roy Barragán Ocampo, secretario particular
del entonces gobernador, Ricardo Monreal Ávila, que la mina ya había
cerrado, sin avisar a las autoridades.
‘‘Se fueron dejando una desolación terrible, una contaminación brutal
y pueblos abandonados en los alrededores ¿Desarrollo económico?
Ninguno. Montañas de desperdicios con metales pesados que las tolvaneras
arrastran a decenas de kilómetros’’, dijo en entrevista Barragán
Ocampo.
Recordó que en marzo de 2017 la legislatura estatal aprobó por
unanimidad un exhorto dirigido a la Secretaría de Medio Ambiente y
Recursos Naturales federal y a la Secretaría de Salud de Zacatecas para
que realizaran un diagnóstico exhaustivo sobre la contaminación y los
daños ambientales que la minera Real de Ángeles dejó en el sur del
estado. Veinte meses después, ninguna de las dos secretarías atendió el
llamado.
Ni siquiera nos contestaron los oficios, sostuvo.
Esta mina no trajo ningún beneficio para Noria de Ángeles y la región, sólo un cráter donde estaba el poblado original. Además de la represa, hoy sólo quedan una serie de montículos, jales y acequias llenos de residuos de selenio, arsénico, plomo, mercurio y flúor, producto de la explotación de plata, plomo, cobre y zinc.
El ex legislador local advierte que es urgente investigar los daños
ambientales y a la salud de la contaminación en Noria de Ángeles y
municipios colindantes, cercanos a Aguascalientes y San Luis Potosí.
‘‘Los desechos mineros quedaron abandonados. La mina también agotó los
mantos acuíferos de la región. El desastre es incalculable. ¿Quién va a
poner un remedio mínimo? Nadie’’.
Instancias federales sancionaron a Grupo Frisco por el daño ambiental
causado por la mina Real de Ángeles, pero el magnate, aprovechando esa
concesión minera, abrió a unos 20 kilómetros, en el municipio zacatecano
de Ojocaliente, la mina Real de Ángeles unidad El Coronel, también a
cielo abierto, de la que extrae oro y plata.
En un informe del Poder Legislativo de Zacatecas, del cual La Jornada
tiene copia, se explica que desde la década de 1990 ‘‘los métodos de
operación de la mina Real de Ángeles le valieron recomendaciones y
sanciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de
la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)”.
Se indica que esta mina cerró en 1998, pero
las infracciones a la ley continuaron hasta el nuevo siglo. En 2004 Grupo Frisco fue multado por contaminar gravemente el suelo zacatecano y se le exigió un pago mayor a 3 millones de pesos. Desafortunadamente, no existen datos precisos de la magnitud del problema en Noria de Ángeles.
Las sanciones impuestas por la Profepa a la Minera Real de Ángeles
fueron las siguientes: número 029/94, del 14 de noviembre de 1994;
049/VI/96, del 2 de diciembre de 1996; 070/VI/99, del 9 de septiembre de
1999, y 055/VI/2001, emitida el 10 de agosto de 2001, en las cuales la
dependencia consigna que la empresa incumplió
en forma reiterada medidas correctivas, infringiendo la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.
Ante la renuencia del Grupo Frisco, en noviembre de 2004 la Profepa le impuso una multa de 3 millones 245 mil pesos por la
grave contaminación de suelos, cuyo impacto negativo en la población
aún está por determinarse.
El conjunto de irregularidades quedó asentado en el resolutivo de la
Profepa 083/VI/2004, consignado en el expediente MET-ME-500-001, y en
documentos de inspección elaborados por investigadores y auditores de la
dependencia.
Foto Alfredo Valadez
Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
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