En la prensa de una variedad
de países se coincide en que la caravana de migrantes centroamericanos
que se dirige a Estados Unidos a través de México es en verdad una
coincidencia prefabricada por la potencia del norte con la intención de
fortalecer la presidencia de Donald Trump en el momento en que tenían
lugar las votaciones del
medio tiempo, sobre todo después del arrollador triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador.
Todo indica que la preparación de estas
caravanastuvieron un alto grado organizativo y que contaron con recursos económicos suficientes. Y una articulación bastante organizada en y entre los tres países centroamericanos que las han alimentado, sin que sea fácil movilizarlas, a menos de que se cuente con recursos de sobra. Por supuesto, este asunto debiera ser motivo de una investigación a fondo, con posibilidades de llegar a su verdad mucho más fácilmente que una indagación rusa sobre las pasada elección presidencial en Estados Unidos, que favoreció a Donald Trump sobre Hillary Clinton.
Muchas de las sospechas giran en torno a los contactos de un gran
número de personajes rusos que laboraban en los países centroamericanos
en el tiempo de los comicios. Según la prensa estadunidense, y la de
Honduras, Salvador y Guatemala, se habrían revelado multitud de
contactos entre gente relevante de los cuatro países que irían mucho más
allá de una simple coincidencia. No es fácil llegar a conclusiones
últimas en un asunto tan delicado, sobre todo cuando Donald Trump ha
hecho el manejo
terroristaque conocemos acerca de las
caravanasde migrantes que pasan ahora por México y que pretenden llegar en pocos días a Estados Unidos.
Entre otras amenazas proferidas por el presidente del país del norte,
conocemos bien la de impedir la penetración de nuestros hermanos
centroamericanos a su territorio sirviéndose, si es necesario, de
distintos cuerpos del ejército estadunidense, los cuales estarían
autorizados a disparar y a matar, aunque en últimas declaraciones el
jefe de la Casa Blanca, el presidente, habría declarado que sólo
estarían autorizados a detener y a llevar a prisión a los más connotados
líderes de las caravanas.
Claro que México, en esta situación, apenas alcanza el papel de un
emparedadopasivo. En efecto, no es fácil salir de esta situación. Por un lado, a Trump le serviría la
bateríade falsedades jurídicas que ha preparado en contra de México, con particular énfasis en el hecho de que nuestro país fue incapaz de detener oportunamente a los migrantes. En segundo lugar soltaría las bravuconadas que ya ha insinuado en contra de nuestra nación diciendo que nuestro país participó en el plan organizativo de las caravanas y que tal hecho es una violación al derecho internacional y una interferencia inadmisible en la política interna de otras naciones.
Por supuesto que México contaría con argumentos análogos y mucho más
eficaces en contra de Estados Unidos, y sobre todo más contundentes en
el plano del derecho internacional, pero sabemos bien que en este
terreno el balance de los argumentos y su peso específico tienen más que
ver con la influencia material de los países que con sus razones
legales.
Naturalmente, Donald Trump es también prisionero de sus
contradicciones y soberbia, sobre todo si corriera sangre
centroamericana en un enfrentamiento con sus soldados, a pesar de su
influencia política y del peso específico de sus intereses globales se
enfrentaría inevitablemente a una opinión pública mundial que lo
condenaría, sin duda, por los atropellos, en caso de cometerse.
Sin duda, el tema mundial de las caravanas de emigrados representa una de las más amenazantes
espadas de Damoclesde nuestra época. Por un lado, amenazan a los países que históricamente han estado en su origen formando imperios coloniales y sobrexplotados y, por otro, ya que los dominios imperialistas o coloniales liquidaron, o retrasaron enormemente, la evolución material y cultural de estos pueblos, dejando apenas en cambio algunos girones de conocimiento técnico. Los idiomas, es cierto, compensan en alguna medida esta sobrexplotación cargada, pero de ninguna manera sustituyen el atraso impuesto y en claro beneficio de una sola de las partes.
No hay duda de que México sufrirá presiones muy graves en el futuro,
viniendo de Estados Unidos las más graves. Debemos, por eso, mantenernos
firmes y de una pieza, sin dejar pasar atropello alguno en el plano de
la ley internacional. Aun tratándose de Donald Trump que, como nosotros,
está sometido al derecho de gentes y a la ley internacional.
A mediano y largo plazos los organismos internacionales, sobre todo
los de vocación financiera, debieran hacer un llamado formal y tomar la
batuta para efectuar, por todos los países avanzados, un conjunto de
inversiones masivas que tenderían a resolver los problemas esenciales
del tercer mundo. Esta sería una oportunidad única para el inicio de
solución de uno de los problemas más graves del mundo actual.
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