Raúl Romero*
Cientos de hombres y mujeres encapuchados miran hacía una de las tres pantallas que tienen de frente. En ellas pueden ver Reed, México Insurgente,
película dirigida por Paul Leduc en 1970. La proyección se realiza en
Cinema Infantil Emiliano Zapata 3D, una de las dos salas habilitadas en
el Caracol de Oventik para la realización del Festival de cine Puy ta cuxlejaltic (Caracol de nuestra vida), convocado por el EZLN. La escena acontece en los primeros días de noviembre de 2018.
Al festival acudieron personas referentes del cine del México
contemporáneo. Se trató de otra de las muchas iniciativas que el
zapatismo ha lanzado para dialogar con
los otros mundos, pero también para
expandir el mundo en las propias cabezas, como dijera el subcomandante Galeano.
En el archivo histórico, alojado en la página Enlace Zapatista,
se contabilizan más de mil 700 entradas a documentos publicados entre
el 31 de diciembre de 1993 y noviembre de 2018. Una revisión rápida a
éste alcanza para esbozar el aporte histórico del EZLN a las luchas en
México y el mundo: la guerra, los distintos procesos de diálogo, la
Convención Nacional Democrática, consultas, foros especiales sobre
derechos y cultura indígenas y sobre la reforma del Estado, encuentros
nacionales e internacionales con sociedad civil, intelectuales, pueblos
originarios y organizaciones sociales; el Frente Zapatista de Liberación
Nacional, su participación en la fundación del Congreso Nacional
Indígena (CNI), Caravanas y recorridos por todo el país, la Marcha del
Color de la Tierra, las Juntas de Buen Gobierno (JBG) y los Caracoles,
la Otra campaña, las movilizaciones en solidaridad con distintos
sectores sociales, la Escuelita zapatista, coloquios y seminarios,
CompArtes y ConCiencias, encuentros de mujeres y recién, junto al CNI,
el proceso del Concejo Indígena de Gobierno.
En 2003, a propósito de los 20 años de formación del EZLN y 10 de su aparición pública, el difunto subcomandante
Marcos contó que los tres pilares de esa etapa del zapatismo fueron: 1)
el eje de fuego (acciones militares); 2) el de la palabra, (encuentros,
diálogos, comunicados y silencios), y 3) el que podía considerarse la
columna vertebral:
la forma en que se va desarrollando la organización de los pueblos zapatistas.
En el mismo año se dio un paso fundamental en el tercer eje: el
ejército zapatista entregó a sus bases de apoyo la totalidad de la
administración y mando en los territorios. Los antiguos Aguascalientes se convirtieron en Caracoles,
y nacieron con ellos cinco Juntas de Buen Gobierno. El poder popular se
organizó en cuatro instancias territoriales (pueblo, región, municipio y
zona) y tres niveles de autoridades autónomas (comunitarias,
municipales y las JBG). Sin embargo, la máxima son los pueblos y sus
asambleas.
En las diferentes generaciones de la Escuelita zapatista, las bases
de apoyo mostraron a miles de personas los resultados de su proceso
organizativo. Explicaron ahí cómo se organizan de forma diferente
atendiendo a las necesidades primordiales y modos de cada pueblo, pero
siempre respetando los siete principios del
mandar obedeciendo, servir y no servirse, representar y no suplantar, construir y no destruir, obedecer y no mandar, proponer y no imponer, convencer y no vencer, y bajar y no subir.
Rosalinda, una ex integrante de la JBG de la Zona Altos de Chiapas, nos cuenta en uno de los libros La libertad según l@s zapatistas (https://goo.gl/A8V1Xg),
algunos de los principales logros en materia educativa y de salud
alcanzados sólo en esa zona. Ahí existe un Sistema de Educación Autónoma
Zapatista de Liberación Nacional, el cual agrupa a 496 promotores y
promotoras, 157 escuelas primarias autónomas y una secundaria. Asimismo,
existe una clínica central, 11 microclínicas y 40 casas de salud
comunitaria.
Una de las bases principales del proyecto zapatista es la tierra. En palabras del subcomandante Moisés, se trata de
la base de la resistencia económica del zapatismo. Es la que garantiza su capacidad autogestiva y sobre la que ensayan un mundo poscapitalista, uno de
alma agraria. El trabajo colectivo también es clave en su proceso, por medio de este logran financiar la organización, conformar cooperativas de pan, de ganado, de zapatos. Incluso se han construido instituciones bancarias, como el Banco Autónomo Comunitario, que apoya a las familias en situaciones de emergencia.
El mundo, muy otro, que han construido los pueblos originarios
zapatistas, es un referente de organización y resistencia. Tenemos ahí
una ventana al futuro con su propia historia. Un ejemplo concreto de que
los mundos fuera del capitalismo son posibles… y urgentes. Ahora que el
EZLN cumple 35 años de existencia, 25 de su aparición pública y 15 de
la creación de las JBG, miremos y celebremos su existencia recordando
siempre a Mariátegui:
ni calco ni copia, sino creación heroica.
*Sociólogo.
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